Pulverizadores Fede: Innovación para ahorrar costes a los agricultores

Hace algo más de medio siglo, Federico Pérez y su esposa María Isabel invirtieron todo lo logrado con la venta de tractores para entrar en el negocio de los pulverizadores. «Decidieron vender los tres pisos que habían comprado en Valencia, irse a vivir de alquiler y arriesgar todo lo que tenían para hacer los primeros moldes», relata Federico Pérez, director general de Pulverizadores Fede, sobre el germen del negocio de maquinaria agrícola que fundó su padre, con un «espíritu innovador» innato que le llevó a intentar «hacer algo diferente».

La empresa nació en Cheste con una plantilla de tres personas y fue creciendo hasta rondar la veintena y duplicar esa cifra desde 2016. Hace quince años, ante la imposibilidad de competir en costes con China o Turquía, tuvieron claro que «el futuro era la innovación y la internacionalización, ofrecer productos o servicios innovadores», en vez de comprar tecnología y montarla en sus máquinas como hasta entonces.

Dos hitos marcaron la historia de la flamante ganadora del Premio a la Innovación en la Empresa de Cámara Valencia por impulsar la transformación digital agrícola en los cultivos especiales -no cereales-, cítricos sobre todo. El primero fue el lanzamiento al mercado, en 2007, de la tecnología para sus grupos de aire.

La empresa desarrolló equipos «mucho más eficientes y que consumían cuatro litros de gasoil menos por hora que los antiguos, con más potencia y hasta un 80% menos de ruido», ventajas que popularizaron sus atomizadores Futur Qi.

En 2016 llegó el segundo hito: la captación de fondos europeos, a través del instrumento dedicado a las pymes en el programa Horizonte 2020, para crear «el primer atomizador inteligente y conectado, que se adapta a las características del árbol y envía todos los datos a la nube».

Se trata del 'Smartomizer', una nueva generación de pulverizadores que promete «importantes beneficios medioambientales y económicos», a fin de mejorar la rentabilidad de las empresas agrícolas.

Tratamiento a medida

La tecnología H3O reduce a la mitad la deriva, el producto que se perdía entre el suelo y el aire, según los ensayos realizados por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) y la Unidad de Mecanización Agraria de la Universitat Politècnica de Catalunya. Además, reporta también un ahorro cercano al 25% en productos fitosanitarios.

«Eso hace que la inversión en tecnología se recupere en menos de un año y se emita al medioambiente la mitad del producto», subraya el director general de la empresa. Ese ahorro medioambiental y de costes para el agricultor se obtiene gracias a la adaptación del tratamiento a las características del cultivo. Según explican sus responsables, ese pulverizador inteligente, en función de la masa vegetal sobre la que actúe, sugiere la dosis y el volumen de aire adecuados, que el técnico puede ajustar en atención a otros factores.

Esa tecnología reportó a Pulverizadores Fede numerosos reconocimientos, como los premios Novedad Técnica Sobresaliente en FIMA 2016 y 2018 (España), Novedad Técnica y Medio Ambiente EIMA 2016 (Italia) y Horti-Tech 2017 (Polonia).

Según Pérez, «es el atomizador más galardonado de la historia», y el artífice del contrato global con el gigante de la maquinaria John Deere para vender en todo el mundo los atomizadores fabricados en Cheste.

Ese proyecto europeo y el acuerdo firmado en marzo para convertirse en proveedor de John Deere, inicialmente en España, Portugal, Sudáfrica y México y ampliado recientemente a Italia, permitieron a la firma duplicar la plantilla hasta los 45 trabajadores y también su facturación, que actualmente ronda los seis millones de euros.

La previsión, de hecho, es seguir creciendo y convertirse en la empresa más grande del mundo en productos de atomizadores en 2023. Entre otras razones, por el auge de los llamados cultivos especiales, las frutas y verduras incluidas en toda dieta saludable, un nicho de mercado en el que «los grandes no entran porque no tienen conocimiento ni les interesa desarrollar la tecnología», apunta Pérez, quien aconseja a las empresas pequeñas que recurran a las ayudas europeas para convertir sus conocimientos y cercanía al mercado en proyectos exitosos.