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MESA DE EXPERTOS

Invertir en 2025: entre la inteligencia artificial, el inmobiliario, la renta fija y la sostenibilidad

LASPROVINCIAS reúne a expertos para analizar los diferentes sectores, la incertidumbre actual, las tendencias y las oportunidades locales

Sandra Paniagua

Jueves, 24 de abril 2025, 01:25

Pasado ya el primer trimestre de 2025, el mundo sigue rodeado de incertidumbre y vive una constante espera de acontecimientos. Esta tesitura no es el mejor de los escenarios para el mundo de la inversión, según relatan los expertos, aunque también se muestran optimistas de cara a lo que resta de año. Y es que un mensaje positivo quisieron lanzar los ponentes que se dieron cita en la mesa de expertos 'Dónde invertir en 2025' que organizó LAS PROVINCIAS. A La Rotativa acudieron tres voces con autoridad en el mundo de la inversión como son Javier Gómez, managing director y director Territorial de Levante de Andbank España; Marta de Miguel, wealth Management Senior Director en CBRE; y Sergio Montesinos, banquero senior en Creand Wealth Management, para desmenuzar los riesgos, las tendencias y los sectores con más futuro en un entorno marcado por la geopolítica, la transformación tecnológica y los desafíos estructurales.

Javier Gómez arrancó con una imagen clara al señalar que «estamos en un momento en que todo parece estar patas arriba». Las decisiones de la administración Trump —«con objetivos ambiciosos, pero sin resultados visibles»—, sumadas a una agresiva estrategia negociadora, están sembrando confusión en los mercados. «No hay paz en Ucrania, ni equilibrio fiscal en EE.UU., ni solución a la inmigración… El 'checklist' electoral está por hacer», resumió Gómez con preocupación.

Sergio Montesinos, por su parte, subrayó que el contexto global exige entender a Trump en clave doméstica, ya que «su apuesta es llegar rápido. Solo tiene cuatro años por delante y quiere dejar huella». Esta prisa, advierte, genera movimientos agresivos como aranceles y reformas migratorias que, aunque pensadas para dinamizar la economía interna, terminan afectando a la estabilidad global.

No obstante, ambos economistas apuntaron que la pregunta de fondo realmente era si estamos ante un giro estructural de la economía o un simple bache. Para Gómez, «hay que distinguir entre las crisis de ciclo, que se cocinan a fuego lento, y las de evento, como una pandemia o una guerra, que estallan de forma abrupta». Y, a su juicio, lo actual parece una crisis de evento porque «antes del cambio en Estados Unidos, las empresas iban bien. Esto lo ha alterado todo, pero podría reconducirse».

Siguiendo esta argumentación, Montesinos puso un ejemplo elocuente al señalar que «si en 2019 te cuento que vamos a pasar una pandemia global, una guerra en Europa y una crisis energética... ¿invertirías? Probablemente no. Pero lo cierto es que el Nasdaq está en máximos. Eso demuestra que el riesgo real y el percibido no siempre coinciden».

No obstante, en un mundo saturado de información, los expertos coincidieron en la necesidad de contar con asesores que ayuden a interpretar la realidad. «El cliente puede tener acceso a todo, pero necesita a alguien que le dé contexto y le ayude a imaginar escenarios posibles», explicó Javier Gómez. Mientras que Marta de Miguel añadió que «la gestión del patrimonio va más allá de ganar dinero. Se trata de preservar poder adquisitivo y tomar decisiones con visión estratégica». A lo dicho, Sergio Montesinos apuntó que «no es que algunos inversores no necesiten asesoramiento, es que creen que no lo necesitan. Pero tomar decisiones con alguien a tu lado, que te conoce, que sabe lo que necesitas y entiende perfectamente lo que pasa en los mercados, marca la diferencia».

A tener en cuenta

Uno de los ejes del debate giró en torno a los sectores con mayor potencial. Javier Gómez apostó fuerte por la tecnología al señalar que «la Inteligencia Artificial traerá un salto de productividad importante. No solo las grandes tecnológicas, sino aquellas que la bajen al usuario tendrán un gran recorrido».

Por su parte, Marta de Miguel destacó el auge de los data centers y el renacer del sector retail, especialmente en centros comerciales, «tras superar una crisis estructural». También subrayó el papel de la agroindustria al comentar que «Hay un interés creciente por el suelo agrícola. Es una parcela de inversión muy potente». Mientras que Sergio Montesinos amplió la visión dada por sus compañeros al explicar que «la transformación tecnológica va más allá de la IA. Hablamos de nuevos materiales, nuevas formas de producir. Invertir en empresas no cotizadas, aunque ilíquidas, puede aportar una rentabilidad superior al 10% si se gestiona con cabeza».

Otro de los sectores que mencionaron los tres expertos fue el de la energía como una oportunidad, a pesar del laberinto regulatorio. España tiene ventajas evidentes: sol, viento, capacidad de regasificación y reservas hídricas. «Podríamos ser exportadores de energía eléctrica sin coste marginal», defendió Gómez. Sin embargo, denunció la «falta de infraestructuras y trabas administrativas» que frenan los proyectos.

Montesinos coincidió, añadiendo que la regulación ambiental debe encontrar un equilibrio: «No podemos ser los más eficientes energéticamente y también los más exigentes ambientalmente. Hay que regular bien y con visión a largo plazo».

En medio de un panorama internacional plagado de tensiones, el sector inmobiliario sigue siendo, para muchos inversores, un valor refugio. Y en el caso español, se presenta además como una oportunidad de crecimiento con fundamentos sólidos. «El inmobiliario no solo resiste, sino que ofrece previsiones muy positivas», apuntó Marta de Miguel. Según una encuesta reciente que compartió con los asistentes, el 92% de los inversores planea mantener o aumentar su exposición inmobiliaria en España durante 2025, y el 70% prevé una mejora en la actividad del sector a finales de año.

Uno de los focos de atención más destacados fue Valencia, ciudad que todos los ponentes coincidieron en señalar como un epicentro en auge. «Está en plena fase de expansión», explicó de Miguel. «Pese a fenómenos como la dana, ha sido elegida por el New York Times como una de las mejores ciudades para vivir, y su previsión de crecimiento poblacional es la más alta de España. Eso generará tensión, sí, pero también atraerá inversión».

La directiva de CBRE añadió que el interés por Valencia no solo proviene de grandes fondos institucionales, sino también de inversores privados «que ven en el mercado residencial, logístico y hotelero una oportunidad real de crecimiento sostenible». De hecho, destacó que los turistas internacionales no solo han aumentado su número, sino también su gasto medio, lo que refuerza la viabilidad del sector turístico como base de inversión.

Sergio Montesinos reforzó esa idea destacando que buena parte de los volúmenes de patrimonio inmobiliario están virando hacia lo logístico e industrial, no solo hacia lo residencial. «Madrid y Barcelona seguirán siendo locomotoras, pero ahora zonas como Valencia o Málaga están captando cada vez más proyectos», aseguró. Citó como ejemplo el desarrollo industrial en Sagunto, que con la llegada de Volkswagen y otros operadores, apunta a convertirse en un polo de crecimiento estratégico.

Sin embargo, los expertos alertaron de los desafíos estructurales que aún enfrenta el sector. De Miguel subrayó uno clave: «Hay poca disponibilidad de suelo finalista. Debe ponerse en circulación el que existe para que sea útil. De lo contrario, perderemos oportunidades».

Además, Marta insistió en un punto relevante: «En el inmobiliario no todo se resuelve con hojas de Excel. Se necesita conocimiento real del terreno, contacto directo con los inquilinos, y la capacidad de entender el pulso del mercado desde dentro». En ese sentido, valoró muy positivamente los acuerdos entre banca privada e inversores, que permiten al cliente acceder a datos reales sobre ocupación, tendencias de consumo y necesidades del sector.

En conjunto, los tres expertos coincidieron en que el sector inmobiliario es hoy uno de los motores más fiables y dinámicos de la economía española, especialmente en ciudades medias con proyección internacional como Valencia. «Hay muchas cosas por hacer y muchísimo potencial por desarrollar», concluyó De Miguel con convicción. «El momento es ahora».

Aunque la renta variable y las inversiones alternativas suelen acaparar los focos mediáticos y, en este caso, buena parte del debate, la renta fija continúa siendo una pieza esencial —y muchas veces infravalorada— dentro de las carteras bien estructuradas. Así lo defendió con claridad Sergio Montesinos, que desgranó con detalle los matices de este tipo de activo. «La renta fija no es aburrida, es compleja», sentenció. Y en ese matiz está la clave. Frente al dinamismo y la espectacularidad de los mercados bursátiles, la renta fija exige un análisis más técnico, más pausado y una comprensión profunda del entorno de tipos de interés.

Montesinos explicó que, en el contexto actual, «hay que tener mucho cuidado con qué productos se eligen. No es lo mismo un fondo de bonos corporativos que uno de deuda pública o de duración prolongada. Cada uno se comporta de forma distinta ante los movimientos del mercado». En este sentido, recomendó apostar por duraciones más cortas, que se ajustan mejor a las oscilaciones de los tipos y permiten reducir riesgos.

También hizo hincapié en que la renta fija puede ofrecer una rentabilidad razonable con una volatilidad mucho menor, lo que resulta atractivo en momentos de incertidumbre. «Tiene sentido mantenerla en cartera como componente estabilizador, incluso si su retorno potencial no es tan alto como el de otros activos». Además, apuntó hacia un segmento cada vez más interesante: la renta fija privada de alta calidad crediticia. Aunque requiere un mayor análisis, puede ser una excelente herramienta para capturar rentabilidad sin asumir un riesgo excesivo. «Hay emisiones corporativas que, bien seleccionadas, permiten construir carteras sólidas, diversificadas y rentables».

Por último, el banquero defendió complementar este tipo de activos con productos ilíquidos de largo plazo, como las inversiones en empresas no cotizadas. «Aunque requieren comprometer el capital entre tres y diez años, la rentabilidad media supera el 10%. Siempre que se haga con un porcentaje controlado del patrimonio, aporta estabilidad y diversificación».

Optimismo

Pese al tono cauteloso general que mantuvieron, los tres ponentes coincidieron en mostrarse «moderadamente optimistas». Marta de Miguel lo respaldó con datos al señalar que «una encuesta que habían realizado recientemente a 300 inversores revela que el 92% mantendrá o aumentará su inversión inmobiliaria en 2025. Y el 70% cree que la actividad crecerá a finales de año».

Por su parte, Montesinos lo resumió así: «Vamos a necesitar estímulos fiscales y monetarios, pero si hacemos las cosas bien, podemos salir fortalecidos como economía».

Gómez concluyó con un llamamiento a la acción al indicar que «no podemos ser meros espectadores. Tenemos que encontrar nuestro lugar en el mundo. Hay talento, hay oportunidades y hay ganas. Pero hace falta determinación para convertirlo en realidad».

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