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t Factoría citrícola. Líneas de selección, confección y empaquetado de naranjas en una empresa del sector. txema rodríguez
Llevar un kilo de naranjas del árbol hasta su envasado aumenta el coste en 38 céntimos

Llevar un kilo de naranjas del árbol hasta su envasado aumenta el coste en 38 céntimos

El sobreprecio medio en la manipulación de mandarinas se sitúa en 50 céntimos y puede superar los 70 en presentaciones 'gourmet' o 'premium'

VICENTE LLADRÓ

Domingo, 23 de febrero 2020, 23:29

valencia. El coste de las naranjas aumenta en una media de 38 céntimos por kilo desde el momento de recolectarlas del árbol hasta quedar listas para su venta final, debidamente envasadas, tras su paso y manipulación por las instalaciones de cualquier almacén hortofrutícola.

En mandarinas sube a una media de 50 céntimos debido al menor tamaño de los frutos, lo que reduce rendimientos en el manejo y normalmente incrementa el esmero en su tratamiento.

Los aumentos de precio de las frutas y hortalizas, que con frecuencia se achacan a movimientos especulativos o exageradas ganancias de intermediarios, no siempre tienen tal causa y en gran medida se deben a gastos obligados y márgenes comerciales ineludibles, en el camino desde el campo hasta el punto de venta final, que no se pueden ignorar.

Sólo la recolección cuesta 6,5 céntimos por kilo de naranjas y 11,15 en el caso de las mandarinas

Sólo recolectar un kilo de naranjas cuesta 6,5 céntimos. En el caso de las clementinas crece a 11,15 céntimos. Luego se van sumando gastos de transportes, materiales de envases y etiquetas, salarios del personal del almacén confeccionador, descartes de frutos que no sirven, gastos generales de la empresa: instalaciones, maquinaria, energía, administración, teléfonos, vehículos, publicidad, certificaciones de calidad...

Hemos preguntado al Comité de Gestión de los exportadores de Cítricos sobre los costes medios y gastos generales en el proceso desde la recolección a la salida de almacén, pero dicha entidad ha desistido de informar al respecto, argumentando que hay mucha variabilidad y que podría generarse cierta confusión. Sin embargo tiempo atrás se informaba periódicamente sobre este particular, lo que aportaba conocimiento en la calle de que hay unos costes intermedios que son necesarios y hasta imprescindibles. Ahora, en cambio, al dejar este hueco informativo desde las propias instancias que deberían interesarse en ello, se contribuye precisamente a generar un estado de confusión entre la ciudadanía, de modo que se señala continuamente que los precios se multiplican «varias veces» desde el campo hasta el consumidor, como si fuera algo caprichoso e indebido que se debiera corregir.

La realidad es que una fruta no viaja sola desde el árbol hasta la tienda. Ni lo hace gratis. Ni siquiera lo puede hacer tal cual. Aunque parezca raro a ojos del neófito, esa fruta, la naranja por ejemplo, sufre una 'transformación' que además es obligada para cumplir con las normas de calidad y con las propias demandas o exigencias de los clientes en cuanto a selección y presentación.

Esa 'transformación' no altera, por supuesto, la forma ni el propio ser de la fruta, pero sí su apariencia externa en parte, porque se limpia y abrillanta, y además se uniformiza, porque se agrupan para la venta por calidades, tamaños, color y otros parámetros.

Es evidente que recolectar y transportar cuesta un dinero que se añade al precio de origen o de campo (el de compra o liquidación para el agricultor), pero luego hay otros costes, de mayor entidad, que quedan menos a la vista en lo que habitualmente llamamos un 'almacén' de naranjas. Pero no son n 'almacenes' en el sentido de que allí se almacena y nada más, sino que se trata de auténticas factorías complejas donde la fruta se procesa, se selecciona, hasta se escoge de una en una en algunos casos, y finalmente se envasa, para ser transportada a las instalaciones de los clientes o centrales de distribución de las cadenas de supermercados.

Tras desistir de informar sobre ello el Comité hemos recabado datos de algunas empresas del sector, para poder concretar que todos esos gastos que se generan desde el campo hasta la salida del 'almacén' o factoría confeccionadora se sitúa en una media de unos 38 céntimos por kilo de naranjas y 50 en mandarinas.

Por otro lado, en algunas confecciones más exigentes, tipo 'gourmet' o 'premium', se pueden superar fácilmente los 40 o 45 céntimos en naranjas y se alcanzan hasta los 70 u 80 céntimos por kilo en mandarinas.

Estos costes intermedios y previos a la distribución en la cadena comercial que acerca el producto al consumidor se añaden a los precios de campo, de manera que habría que tener en cuenta los costes de cultivo para que, sumados ambos, se tuvieran claros los umbrales por debajo de los cuales se incurre en venta a pérdidas. O dicho de otro modo: que si no se paga lo que es, alguien pierde; habitualmente el productor.

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