![De Madrid a Valencia en Fallas desde nueve euros](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/03/11/178389973--1200x840.jpg)
![De Madrid a Valencia en Fallas desde nueve euros](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/03/11/178389973--1200x840.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Valencia en Fallas como dice el pasodoble o, «Madrid, Madrid, Madrid», como reza el chotis. La capital es el lugar en el que coger muchos vuelos internacionales, acudir a un congreso, ver un musical, asistir a una Feria o... ir a pedir financiación, y qué decir de Valencia: innovación, start-ups, congresos, sol y playa y, por supuesto, ¡Fallas! El caso es que miles de valencianos y madrileños peregrinan cada semana entre la capital del Turia y Madrid, un viaje que solo se podía hacer en avión o en coche hasta la llegada del AVE en 2010. Nos las prometíamos muy felices con la alta velocidad, pero lo cierto es que, con precios medios de 50 euros en adelante, a muchos de estos peregrinos nos salía más a cuenta seguir yendo en coche.
Todo esto cambió a finales de 2022 con la liberalización del tren de alta velocidad y la entrada de la francesa Ouigo y la hispano-italiana Iryo, además de la rebaja de precios del AVE de Renfe y de su opción 'low cost', Avlo, por lo que ahora podemos ir a Madrid por el precio de un 'esmorçaret': Ouigo ofrece billetes a nueve euros, Iryo a ocho y Avlo a siete, e incluso podemos viajar en AVE desde 10,80 euros. Son precios que cambian conforme se llenan los trenes pero no son rebuscados ni difíciles de conseguir, aunque, claro está, en los días de Fallas cada vez quedan menos asientos. Fuera de temporada, por entre 15 y 50 euros nos hacemos un ida y vuelta a la capital o a la costa pero, ¿cuál de todos los trenes es mejor? Viajen con nosotros.
Nuestro primer billete 'low cost' lo compramos en Ouigo, y comprobamos que tanto este operador como Iryo y Avlo solo viajan de Joaquín Sorolla, esa estación provisional que ya tiene trece años, a Chamartín, por lo que el trayecto es entre diez y quince minutos más largo que los AVE de Renfe que viajan a Atocha.
La compra es sencilla y, al estilo de la aerolínea Ryanair, permite ver los precios mínimos día por día tanto en la web como en la aplicación. Podemos comprarlos con meses de adelanto y adquirir la posibilidad de cambiarlos de fecha y horario por siete euros. El precio incluye una maleta y un bolso de mano, pero no grandes maletas, que se pagan a 9 euros en la compra del billete o 20 en el momento de subir al tren. El billete lo podemos introducir en el 'wallet' de nuestro teléfono, para más comodidad.
En este primer viaje vamos un poco apurados y damos el tren por perdido, ya que Renfe, por ejemplo, cierra el 'embarque' cinco minutos antes de salir, ya que si hay retrasos devuelve parte del importe del billete, pero al llegar a la estación in extremis, ¡sorpresa! Nuestro Ouigo sigue allí y ni siquiera somos los últimos en entrar. La 'bala blanca' luce un poco sucia por fuera. Una vez dentro tiene dos pisos -tierra y cielo- y nada más entrar percibimos que no es un tren nuevo, y es que Ouigo es una compañía francesa filial de SNCF, la Renfe del país vecino, y ha traído aquí unos trenes ya usados. La altura de cada planta es menor de lo habitual y en nuestro vagón los baños no funcionan y tenemos que subir al 'cielo' e ir a otro vagón... un poco de lío. No hay cafetería, pero hay máquinas de vending que, en esta ocasión, no probaremos. Llegamos a Madrid sin novedad. La experiencia es sin lujos, pero correcto en tiempo y servicio. Por nueve euros no se puede pedir más ¿o sí?
Para la vuelta elegimos Iryo. Nos viene mejor su horario -todas las compañías están ampliando frecuencias- y queremos probar como funciona este 'AVE valenciano' que han creado los dueños de Air Nostrum junto al operador Tren-Italia. La compra es más compleja que en Ouigo, ya que hay un sinfín de tarifas -hasta cinco-, aunque todos los billetes se pueden cancelar o cambiar con un bajo coste por operación. El billete nos llega al mail pero no hay manera de meterlo en el 'wallet'. Como en Ouigo, no elegimos asientos, sino que vamos al que 'nos toca'.
Esta vez salimos de Chamartín a Valencia. Esta estación de Madrid necesita una renovación urgente, porque luce como hace tres décadas, pero para hacer más llevadera la espera Iryo tiene una sala VIP en un hotel frente a la estación... ¡de Atocha! desde donde no opera, a día de hoy, ningún tren de la compañía, pero pronto saldrán los que se dirigen a Barcelona o Andalucía... los valencianos en cambio tendremos que tomar un café en las cafeterías -dos exactamente- de Chamartín. Las penas terminan al bajar al tren. A pesar del frío de los andenes abiertos, un precioso convoy de color rojo, muy limpio y llamado 'freccia-rossa', nos espera con un aspecto inmaculadamente nuevo, personal de la empresa vestidos al estilo de aerolínea y un interior que, en comparación con el de Ouigo, es fastuoso: piso único, techos altos, enormes asientos, gruesas moquetas... El asiento en sí es fenomenal, y la curvatura del reposacabezas hace que, en pocos minutos, caigamos en los brazos de Morfeo, con un reparador 'sueñecito'. No faltan los reposapiés y una buena mesa para trabajar, pero decidimos estirar las piernas e ir al bar, que nos deja embobados con su oferta: pinchos de tortilla, kombucha, agua con jengibre, botellas de vino a 15 euros... y ante las estrecheces del vagón-cafetería, hasta 16 asientos extra reservados para el restaurante, llamado 'Haizea'. Eso sí, no vemos buñuelos ni chocolate. En un plis-plas llegamos a Valencia, convencidos de que esta será la mejor oferta, pero quedan dos trenes por probar.
Pocos conocen que Renfe tiene una marca 'low cost', pero cada vez más aparece en su web y en la app la oferta de AVLO -acrónimo de alta velocidad low cost-. La compra del billete es sencilla, aunque no tan fácil ni tan colorida como la de Ouigo, pero sí más clara que Iryo, y con solo tres tarifas. Tienen trenes desde siete euros, pero es mejor acceder desde la web de Renfe porque en ocasiones los billetes habituales de Avlo, de 25 o 35 euros, son más caros que algunos del AVE 'original', de 10,80 euros, al menos mientras hacemos este reportaje. El conocido AVE se viste de morado -literalmente, es el mismo tren con adhesivo- para este nuevo servicio, por tanto tenemos el mismo espacio, los mismos asientos, y casi siempre viajamos 'de frente' a la marcha, ya que los asientos son reversibles y cambian de sentido con cada trayecto. No hay clase premium y no hay servicio de bar, aunque sí un carrito al estilo avión que pasa por los vagones para vendernos un café o refresco y algunas chocolatinas. Decidimos investigar qué ha pasado con el bar y resulta que, simplemente, no tiene servicio, aunque el vagón sigue en su sitio. Llegamos a nuestro destino con puntualidad, aunque, de nuevo, el AVLO solo viaja a Chamartín, lo que es un problema si cogemos otro tren en conexión con Atocha. En resumen: nada mal, aunque no tiene el sabor a novedad que ofrecen sus competidores.
Nos queda probar el modelo original, que hemos cogido tantas veces que ya conocemos casi todos los trucos, como que además de los vagones 'silencio', hay otros que parecen 'el reino del hielo'. Con la llegada de la competencia Renfe se ha puesto la pilas y podemos comprar billetes desde 10,80 euros en clase turista, pero su fuerte es la clase negocios, con un espacio, servicio y catering incomparables, en el que podemos disfrutar de un menú servido en el asiento, una copa de vino o repetir pan o café si así lo deseamos. El AVE es el único que llega a Atocha y también es el único con sala VIP en la propia estación. Pedir el coche silencio es gratis en todos los billetes y en todos podemos llevar hasta tres bultos.
El tren es bastante cómodo y rápido, y la cafetería de la clase turista, muy amplia y un punto de encuentro donde compartir un refresco o una charla. El asiento no es tan cómodo como el Iryo para echar una 'cabezadita' pero desde luego es amplio y confortable. La clase turista a 10,80 euros es un chollo, pero la clase ejecutiva cuesta entre 60 y 131 euros por trayecto.
El que más nos ha gustado es Iryo, el más fácil de comprar es Ouigo y los más cómodos, tanto AVE como Avlo, que en momentos puntuales pueden ser los más baratos. Para comprar con cancelación o cambios, mejor Iryo o Ouigo, para viajar con muchas maletas o a Atocha gana el AVE y para comer, en cafetería, Iryo y, de menú, la clase VIP de Renfe.
El resultado final es que podemos hacer la ida y vuelta a Madrid por entre 15 y 50 euros, cuando en coche solo la gasolina supera los 100 euros, más las ocho horas del trayecto, por lo que, ahora sí, y más en estas fiestas, el tren se convierte en la mejor opción para viajar entre Valencia y Madrid... o viceversa.
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.