«El talento humano existe y está por todas partes». Es lo que dice Belén Macías, directora de la Unidad de Desarrollo Profesional de ESIC Valencia. Lo dice en referencia a la segunda edición del Talent Lab, que ya está en marcha. Durante la jornada del miércoles, una treintena de jóvenes de diferentes universidades (en su mayoría públicas) se sometieron en las aulas de ESIC a la segunda fase del programa.
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Talent LAB es una iniciativa impulsada por LAS PROVINCIAS y ESIC Marketing & Business School. Consiste en la captación de jóvenes dispuestos a realizar prácticas remuneradas en las empresas punteras de la ciudad. No se trata de uno de esos programas rígidos exclusivamente basados en la brillantez académica. Más bien todo lo contrario. Lo que busca Talent Lab es medir, fundamentalmente, las capacidades blandas o soft skills. Según Raquel Davó, coach ejecutiva especializada en liderazgo e impulsora del programa, este tipo de competencias, digamos, emocionales, son indispensables a la hora de que una empresa se fije en un perfil humano.
Esto no solo lo dice ella, sino las propias empresas que participan en Talent Lab. En esta edición participan Damel Group, Divina Pastora, GDES, Mercedes Benz, Porcelanosa, Ribera Salud y Grupo Royo. Mediante una serie de originales ejercicios, se van midiendo capacidades como el liderazgo, el grado de competitividad, la iniciativa, la toma de decisiones, la asunción de riesgos, la gestión del cambio, el pensamiento crítico, la creatividad…
Durante la presentación con los jóvenes, Belén Macías indicó que, por norma general, todos los universitarios tienen currículums similares. Son, por tanto, este tipo de competencias «las que marcan la diferencia a la hora de encontrar trabajo».
La primera prueba a la que los participantes de Talent Lab se han tenido que enfrentar es el reto del espagueti. Aunque a primera vista no lo parezca, se trata de un ejercicio que entraña multitud de disyuntivas. Los participantes deben construir una estructura en forma de torre con los espaguetis. Para ello, tan solo disponen de un pedazo de cinta adhesiva, unas tijeras y una chuchería que deben clavar en la punta sin que la estructura ceda. «Las dificultades que van surgiendo a medida que avanza el ejercicio evidencian situaciones que se dan en el día a día de un trabajador. Por ejemplo, el análisis coste-beneficio, la gestión de proyectos, la infravaloración del riesgo, la imposición de opiniones… Todo sale a relucir», señala Davó.
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Otro de los ejercicios busca que los participantes resuelvan un problema con información fragmentada. Se les plantea una situación de la que cada uno dispone de algún tipo de información valiosa. Sin embargo, no la puede compartir con el resto. «Este ejercicio pone en valor cuestiones como la complejidad de trabajar en equipos deslocalizados, entre otras cosas», añade la impulsora de Talent Lab.
La tercera actividad es un debate en el que dos equipos deben posicionarse al respecto de un asunto, estén o no de acuerdo con él. Deben establecer argumentaciones lógicas, convincentes y persuasivas. El debate de hoy lanzaba a los participantes la siguiente cuestión: «¿Crees que ChatGPT potencia la creatividad?».
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Tanto Raquel Davó como Belén Macías han percibido una tendencia creciente en los últimos años: Desde la pandemia, los jóvenes cooperan más. Tal y como explica Macías, «el coronavirus nos hizo ver que no somos nadie solos» y que «el individualismo se ha evidenciado como una forma de ser obsoleta». Raquel Davó añade que «la pandemia supuso un cuestionamiento de los entornos de trabajo». Según ella, «ahora se da más importancia a los resultados que al reporte de tareas», y eso, «exige el trabajo en equipo».
De esta manera, en Talent Lab tienen cabida desde los estudiantes de Bellas Artes, hasta los de Ingeniería, pasando por los de Periodismo o los de Medicina. En resumen, casi todas las carreras pueden encontrar su hueco. «Me da igual que un ingeniero sea brillante si no tiene capacidad de cooperación o de resiliencia», destaca Macías.
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En resumidas cuentas, Talent Lab puede ser una alternativa óptima para muchos estudiantes que, al terminar sus estudios, se enfrentan a un mercado laboral precario. Gran parte de los seleccionados para el programa de prácticas acaban siendo contratados por las empresas participantes.
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