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El caos arancelario vuelve a marcar los movimientos de las Bolsas de todo el mundo. La confianza del mercado sigue seriamente dañada, pero el ... inicio de las negociaciones entre EEUU y Europa y la 'pausa' sobre las tasas a la tecnología china fueron ayer la excusa a la que los inversores se aferraron en Europa para recuperar parte del terreno perdido.
Con los nervios aún a flor de piel las subidas se acercaron al 3% en Alemania y en Italia, animadas también por una apertura alcista en Wall Street, donde gigantes como Apple se beneficiaron –al menos en principio– de una postura más flexible de la Casa Blanca respecto a los aranceles a teléfonos, ordenadores y chips procedentes de China.
Todos estos productos han entrado en la vorágine de la confusión arancelaria de los últimos días. Primero, se anunció que estarían exentos; después, que sería una medida temporal, para después confirmarse que sí habrá un gravamen, pero con una tasa específica que al cierre de los mercados europeos aún se desconocía.
La volatilidad sigue muy presente en los parqués mundiales y, esta vez, cayó del lado positivo en España, donde el Ibex-35 subió un 2,6% recuperando por fin los 12.600 puntos, gracias al empuje de los bancos y de otros valores como Telefónica o Indra. En todo caso, el indicador aún debe escalar otro 5,5% para alcanzar los 13.350 puntos en los que se movía justo antes de los anuncios de Donald Trump en el llamado 'Día de la Liberación'.
El dólar también intenta poner freno a sus caídas, aunque se mantiene en zona de mínimos en su cruce con el euro. La huida de los activos americanos está detrás de la pérdida de confianza de los inversores sobre el billete verde, que hasta hace poco era considerado uno de los activos refugio por excelencia. El par entre ambas divisas ha llegado a superar en las últimas horas los 1,14 dólares, el momento más fuerte de la moneda única desde febrero de 2022.
Para hacerse una idea, antes del estallido de la guerra comercial, el principal temor del mercado era la paridad entre ambas monedas. Esta debilidad del dólar -que beneficia la competitividad de las exportaciones estadounidenses- se suma a otra tendencia que pone de manifiesto que las dudas de los inversores siguen muy presentes en el mercado: la evolución del oro, que sigue subiendo y renovando máximos reivindicando su papel de activo refugio.
«Estamos viviendo un momento muy interesante como inversores, donde las reglas de siempre parecen dejar de funcionar. Parece que no es solo una corrección de mercado, ni una típica desaceleración cíclica. Lo que tenemos encima es una combinación inusual: deterioro institucional, señales macro contradictorias, y una narrativa que ha dejado de estar controlada», apuntan los analistas de eToro. «La confianza, ese activo intangible pero decisivo, se ha fracturado en varios frentes. Y el mercado lo está reflejando», insisten.
Desde el lado corporativo y en pleno inicio de temporada de resultados, el silencio parece ser la nueva norma. «Los ejecutivos han perdido visibilidad, las guías han desaparecido, y las decisiones se posponen», indican los expertos. «Nadie quiere cometer errores cuando el mapa cambia cada día».
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