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La cola interminable que rodeaba Feria Valencia este jueves antes de que abrieran las puertas de la Feria del Automóvil ya daba buena cuenta de que esta edición tendría una afluencia sin precedentes. Miles de afectados por la DANA llegaron al recinto de maneras diversas ... con el mismo objetivo: encontrar una buena oportunidad para retomar parcialmente la normalidad en sus vidas. Es decir, para poder desplazarse autónomamente sin depender de transporte público, algo que para muchos es fundamental para algo tan básico como ir a trabajar.
«Hemos estado haciendo más de una hora de cola. Hemos venido de Paiporta en un coche que nos han prestado. Yo voy a trabajar a Valencia en bus pero mi padre no tiene cómo ir a trabajar porque entra a las cuatro de la mañana en La Reva, Ribarroja», cuenta Lucía, que leía junto a su padre los carteles con los precios que colgaban de vehículos seminuevos. «Tendremos que seguir buscando», decían al ver los elevados precios.
Pese a los descuentos propios de los concesionarios y marcas por comprar en el certamen, muchos usuarios acuden con la incertidumbre de no saber qué recibirán del Consorcio. «No sabemos nada del perito. Ni tenemos nada de las ayudas pedidas», cuenta Javier, que viene de Paiporta junto a su mujer, su hijo y su nuera. «Hemos perdido nuestro coche y mi hijo, el suyo», cuenta la mujer, que hace hincapié en la incertidumbre de la situación. «Venimos a comprar sin saber lo que nos darán. Esto nos condiciona bastante», cuenta él.
Algunos afectados fueron a la feria con un modelo ya fichado tras haber hecho un estudio de mercado por Internet, como es el caso de Cristian, un joven que fue acompañado por sus padres, quienes también perdieron su vehículo. Tanto su coche, de sólo un mes, como el de sus progenitores, que tenía una antigüedad de cuatro años, todavía siguen en el garaje a la espera del perito. «Aparte del trauma que vivimos, tenemos la angustia de no saber qué nos pagarán por los coches ni cuándo pagarán», cuenta María. Pese a que la familia ha perdido dos turismos, sólo compran uno en la feria. «No podemos reponer dos coches a la vez. De momento sólo se lo compra mi hijo porque nosotros nos jubilamos en octubre y no nos urgirá tanto», agregan María y José, que, junto a su hijo, se desplazaron hasta Feria Valencia en un Uber.
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Otro matrimonio procedente de Alginet ojea el puesto de Volkswagen. «Teníamos nuestro coche en un taller en Massanassa y todavía no lo han sacado de allí. El Consorcio ha abierto el expediente pero no sabemos nada más», señala esta pareja septuagenaria, que se desplazó hasta la feria en una furgona de campo.
Carla y su hija, vecinas de Alfafar, aún no saben si gestionarán ellas directamente las ayudas para la compra de un vehículo o si lo harán a través de un concesionario. «Perdimos el personal y el de trabajo en la puerta de casa. No hemos vuelto a saber nada del Consorcio. Tampoco sabemos nada del resto de ayudas solicitadas», cuentan.
Según explican los propios organizadores del certamen, la gran afluencia de público motivó que desde las primeras horas de la mañana se formaran colas a la entrada del recinto ferial, por lo que el salón decidió adelantar cerca de una hora su apertura, prevista a las 11. «Esta edición será, sin duda, la edición más especial de sus 26 convocatorias», indican los organizadores, en alusión a una cita marcada por la reciente DANA y la urgente necesidad de renovación del parque móvil, motivo por el que la oferta este año supera los 4.000 vehículos.
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