Si cualquiera se da un rápido paseo por su supermercado habitual, habrá podido observar el escenario tan ecléctico que se ha conformado en los últimos días, donde coexisten productos de estaciones tan dispares como verano e invierno y de festividades varias como el 9 d' ... Octubre, Halloween y Navidad. Sí, Navidad. A principios de este mes de octubre ya hay panettones y polvorones en los estantes conviviendo con la mocaorà y los helados que continúan en el frigorífico.
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Incluso, en algunas cadenas ya se han atrevido a colocar los primeros turrones, un hecho que no pasa desapercibido para los consumidores, que están todavía recuperándose de la cuesta de septiembre. Sin embargo, desde la propia distribución valenciana aseguran que no se ha adelantado la comercialización de estos productos, que siempre se empiezan a colocar en los lineales durante las mismas fechas. «Es cierto que contrasta con las temperaturas actuales pero no se ha anticipado la campaña respecto a otros años», explican desde Consum, que ya preparan su campaña de Navidad, al igual que otros supermercados valencianos como Mercadona y Masymas, tal y como explica la Asociación de Supermercados de la Comunitat Valenciana (Asucova).
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Precisamente, la distribución mira con optimismo este momento del año que todavía queda lejano para los ciudadanos. Pero en el mundo empresarial, muchas compañías ya han cerrado la campaña navideña o están cerca de ello. Comercios, bodegas, turroneros y jugueteras se arman ante las navidades más caras de la historia tras superar a las del año anterior, debido a que la inflación no ha dejado de crecer en los últimos meses.
Ante este panorama, las previsiones son varias y de toda condición. Las hay optimistas, como las de la distribución, pero las hay cautas ante la incertidumbre económica y también más agoreras. Los supermercados defienden que el consumidor suele apretarse el cinturón en otros gastos para no tener que renunciar a una buena cesta de la compra navideña, además de que la planificación les ayuda a ahorrar dinero en este sentido. «La campaña de Navidad siempre es ilusionante», explica el director de Asucova, Pedro Reig, quien asegura que la distribución «hace grandes esfuerzos» para ser un dique de contención de la inflación a costa de sus márgenes. Eso sí, admite que es lógico que se traslade de manera parcial el incremento de costes al precio final.
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Para el sector del juguete, con una potente presencia en la provincia de Alicante, esta Navidad se convierte casi en una tabla de salvación. «El juguete en España es un producto muy estacional. El 70% se vende solo en navidades, mientras que en otros países se vende durante todo el año. Aquí nos lo jugamos todo en cuatro semanas», explica Marta Salmón, presidenta de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ).
Salmón confía en que la ilusión de los niños permita que el juguete tenga «ese hueco dentro del presupuesto familiar». Pero, además, el sector se ha puesto las pilas para tratar de capear al máximo la inflación y así no encarecer en exceso sus productos. «Esta contención de precios la conseguimos con procesos productivos más eficientes. Hemos dejado de hacer muchas cosas que hacíamos antes y hemos utilizado otro tipo de materias primas», explica la presidenta de AEFJ, que añade que el sector ya está planificando la campaña de Navidad del año que viene, por lo que el catálogo de 2023 lo tienen más que cerrado.
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En un término medio se encuentra el sector del vino, que atraviesa su particular crisis debido a los cambios de tendencia en el consumo, por un lado, y a los efectos de las inclemencias meteorológicas, por otro. Hace unas semanas, las bodegas valencianas alertaban de que están acumulando stock de botellas de vino tinto en sus almacenes debido a que sufre por la caída de su consumo, un hecho que difícilmente se compensará con una campaña de Navidad donde además se impone la preferencia por los blancos, tal y como sucede en los últimos años. A esto se sumó los daños causados por el pedrisco, que mermaron hasta un 50% las cosechas en algunas zonas de la comarca de Requena, donde predomina la variedad bobal. Todo ello sucumbe al sector especializado en esta bebida en una fuerte crisis de rentabilidad.
Aunque también ha sufrido pérdida en las cosechas, el vino blanco goza de mejores expectativas, según explican desde Coviñas. «Se tendrán que subir precios, es inevitable, pero afrontamos esta campaña de manera ilusionante porque esperamos hacer cifras importantes, sobre todo en el mercado doméstico», explican desde la cooperativa requenense, que incide en el desarrollo de una política expansiva, con el foco en la exportación. «El mercado nacional es mucho más lento. Está más saturado y las operaciones llevan otro ritmo», añaden.
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En unas navidades que se precien no pueden faltar las míticas uvas de fin de año. Precisamente en ese producto la Comunitat tiene mucho que aportar desde Vinalopó. El vicepresidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida de la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó, José Enrique Sánchez, admite que el panorama es complicado. «La inflación nos afecta como a todos y al final tenemos un producto más caro porque hay que trasladar el incremento de costes.
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Además, si hay problemas climatológicos, como este año con la lluvia, «no hay nada que hacer», según Sánchez, que en su caso tiene variedades que deberían haber producido 30.000 kilos por hectárea, lo que supone un coste de 40 céntimos por kilo de uva. Sin embargo, ha recogido un tercio de la cosecha, 1.000 kilos por hectárea. «Eso indica que el coste es de 1,20 el kilo», asegura el productor, que además incide en que los daños por la lluvia de mayo no están recogidos por el seguro pese a las pérdidas que le han ocasionado puesto que no se trata de un fenómeno adverso como un pedrisco, sino unas precipitaciones que llegaron en «mal momento para el cuaje» del grano.
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En cuanto a la campaña de Navidad, esperan que sea un balón de oxígeno, pero advierten de que desde la pandemia, las ventas han bajado también en estas fechas. «El cambio de tendencia en el consumo está confirmado. Hay que entender qué ocurre y adaptarse. No obstante, prefiero contar con que las cosas van a ir bien y que en Navidad haya buenas ventas», agrega Sánchez, que a su vez indica que la única forma de contener el precio del producto final es mediante la renovación de las viñas, el abaratamiento de procesos, optimización del uso del agua y tratamientos más eficientes.
La almendra es un fruto también muy presente en estas festividades. Sobre todo en forma de turrón, polvorones y peladillas. Pese a ello, no cuenta con unas previsiones muy halagüeñas. «Los precios están por los suelos y las importaciones los hunden aún más», lamenta Armando Boullosa, responsable sectorial de frutos secos de AVA-ASAJA. Y es que, pese a la caída de hasta de un 35% de los precios en campo, suben un 4,3% al consumidor. «Este año es para olvidar», agrega Boullosa, que afea a las administraciones la falta de ayudas. «Será de las peores navidades, además de que la sequía ha bajado la calidad», afirma.
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El espumoso con el que brindan familiares y amigos también pasa por su crisis particular. El cava requenense sigue sin poder usar la DO Requena debido al bloqueo en los tribunales desde que las bodegas catalanas recurrieron la sentencia que daba la razón al cava valenciano. Al no poder distinguirse del producto catalán, desde el sector temen una caída de las ventas por el rechazo de los consumidores a los productos catalanes con motivo de las negociaciones de los independentistas con Pedro Sánchez.
La polémica sobre el origen de los productos utilizados para la elaboración del turrón de Jijona ya estalló el pasado año a las puertas de la campaña de Navidad. Ahora, además de que diversas voces del sector agrario alertan de que no se está empleando ni miel valenciana ni almendra marcona, la autóctona de la Comunitat, se da la circusntancia de que el Consejo Regulador de las IGP Jijona y Turrón de Alicante tratan de modificar su pliego de condiciones para utilizar almendras de cualquier parte del mundo sin ninguna restricción.Ante esta decisión, La Unió Llauradora ha salido al paso e insta a la Conselleria de Agricultura y a la Presidencia de la Generalitat a trabajar para que los fabricantes de turrón amparados por estas IGP utilicen almendras producidas en la Comunitat Valenciana. Además, solicitan que se excluya al consejo regulador de la posibilidad de acceder a cualquier ayuda o subvención financiada con líneas presupuestarias (propias, ajenas o cofinanciadas) de la conselleria mientras no usen de forma fehaciente almendra valenciana. «No se entendería que reciba ayudas o subvenciones públicas de Agricultura una entidad que no usa prioritariamente productos agrarios producidos en la Comunitat», señala la organización. También reclama que se favorezca e incentive económicamente a aquellos turroneros que certifican el origen de la almendra de la Comunitat en la elaboración de los turrones, estén o no amparados por la IGP. Cabe recordar que la conselleria desestimó el recurso de reposición interpuesto por la Unió ante la modificación de los pliegos de condiciones.
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