Cincuenta y seis días después, Air Nostrum vuelve a volar tras haberse visto obligada a interrumpir su operativa por las restricciones a la movilidad y el cierre de fronteras ocasionados por el coronavirus, con la aplicación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por fuerza mayor a sus 1.439 empleados.
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La aerolínea que preside Carlos Bertomeu, que se despidió con un Nantes-Madrid antes de dejar todos sus aviones en tierra, retomó la actividad este domingo con un vuelo que despegó de Menorca a las 7.05 horas, rumbo a Mallorca, con trece pasajeros a bordo.
Según informa la compañía en un comunicado, con ese vuelo se retoman de momento las conexiones interislas y se cierra el primer paréntesis sin vuelos en la historia de la compañía.
Air Nostrum es la compañía de referencia en estos vuelos, en los que ha transportado a más de nueve millones de viajeros. Según la empresa, siete de cada diez pasajeros eligieron Air Nostrum para volar entre islas en 2019.
Sandra, miembro de la tripulación de esas primeras operaciones, se felicitaba por el fin de la inactividad. «Realmente echaba de menos volar, me apetecía mucho subir al avión, despegar y cambiar de ciudad«, explica.
Lo mismo que Ana, una de las tripulantes de cabina de pasajeros en estos vuelos. «Tenía ya muchas ganas, y todo el mundo parecía contento de volver a vernos, los compañeros de vuelo, la gente del aeropuerto y los propios pasajeros», relata.
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Ambas explican que la operación interislas tiene sus particularidades, al ser vuelos cortos con muchos pasajeros habituales. «Es la mejor entrada que podíamos tener en el regreso a la operación», apunta Ana, al producirse con «gente que vuela mucho y a la que no hace falta decirle nada».
De hecho, asegura haber reconocido a uno de los pasajeros habituales, pese a la mascarilla. Su compañera Sandra admite que, con media cara tapada, le ha sido imposible identificar a alguno de los clientes que vuelan frecuentemente, «pero se les veían los ojos felices y se les notaba afectuosos, pensé que quizá sí que me reconocían a mí«, confiesa.
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«Todo ha ido muy bien, muy ordenado y en el aeropuerto estaban encantados de nuestro regreso. Todos parecían contentos de que estuviésemos de vuelta«, subraya Ana.
Ambas trabajadoras valoran el comportamiento de los pasajeros, que «sabía lo que tenían que hacer y cumplían el reglamento», y relatan su propia adaptación a los nuevos protocolos, con mascarilla y guantes.
«Reconozco que no es igual que antes», confiesa Ana, sobre la imposibilidad de acercarse a los pasajeros como antes. «Cuesta no tratarles más cerca, pero en el fondo yo creo que ellos agradecen que nos pongamos esa barrera, les proporciona tranquilidad», subraya.
También Alberto, responsable de Handling en Son San Joan, coincide con sus compañeras en que había ganas de volver. «Da mucha alegría ver caras conocidas, aunque sean caras enmascaradas», bromea, además de recordar la importancia de las nuevas medidas higiénico-sanitarias y destacar el cumplimiento por parte de los viajeros.
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Según explica, con el nuevo protocolo, llevan a cabo una limpieza exhaustiva y se desinfectan los aviones a fondo para mayor seguridad.
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