Decir Chamartín ante un valenciano es pronunciar una maldición y conseguir que el interlocutor se eche a temblar al pensar en largos pasillos entre máquinas y polvo, acumulación de pasajeros para acceder a los controles de seguridad y esperar el acceso al tren, retrasos, ... averías de distinta índole... Situaciones que han llevado a ministros de Transportes como Raquel Sánchez y Óscar Puente a pedir «paciencia» y «comprensión» a los viajeros ante unas obras que se prolongarán, en su primera fase, hasta 2026 y que están llamadas a transformar la infraestructura madrileña en un «nodo estratégico de movilidad» y en una estación pasante, que permitirá al usuario bajar aquí o en Atocha, aunque eso ya será tres años después (2029).
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Esa situación de caos que ha trasladado Chamartín -y que se agravó este verano con sucesivos episodios de incidencias ferroviarias- ha dado un giro en las últimas semanas pues se ha cumplido uno de los hitos marcados en el calendario de obras, lo que ha permitido cambiar la fisonomía de la estación de referencia para las conexiones de alta velocidad entre Madrid y la Comunitat. Algo que se ha hecho especialmente patente este puente, cuando muchos valencianos han optado por desplazarse a la capital madrileña aprovechando los días festivos e intentando recuperar cierta normalidad tras la DANA.
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Una vez en la capital han comprobado que el cambio es evidente, que Puente llevaba razón en el vídeo que difundió hace ahora un mes para presentar la nueva fase de las obras. «Hemos sufrido mucho este verano y espero que a partir de mañana podamos comprender por qué», aseguraba. Porque Chamartín no tiene nada que ver con la imagen de meses atrás, sino que ahora se asemeja más a un aeropuerto. Un cambio radical para pasar de una imagen más propia de los años 50 a una del siglo XXI.
Es así desde el 6 de noviembre, una fecha que pasó inadvertida en la Comunitat por dos motivos: el impacto de la DANA, pues se cumplía una semana de la tragedia que asoló a numerosos municipios valencianos; y una consecuencia de la propia riada, la interrupción del servicio de alta velocidad debido a los daños en parte del trazado y la inundación de dos túneles en Torrent y Chiva.
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Quienes ahora llegan a Chamartín se encuentran con que ha entrado en servicio la llamada primera fase de la transformación del sector de alta velocidad de la estación de Madrid Chamartín Clara Campoamor. ¿Traducción? Cuatro nuevas vías de alta velocidad con sus andenes y la ampliación del vestíbulo principal levantado sobre estas vías, además de haberse habilitado un nuevo paso inferior que ofrece a los viajeros de la alta velocidad salida directa desde los andenes a la calle Hiedra y a la parada de taxis. Está dotado con rampas mecánicas, ascensores y escaleras fijas.
Ese vestíbulo, por ejemplo, cuenta ahora con 4.600 metros cuadrados frente a los 2.600 metros que estaban disponibles, lo que mejora el funcionamiento y el confort para los pasajeros, mientras que la ampliación de vías permite disponer de ocho operativas para la alta velocidad. Eso mientras continúa la ampliación del vestíbulo, «lo que facilitará mantener el volumen actual de trenes», explicaba Adif en un comunicado. En este sentido, el ministro Puente aseguró en una comparecencia que son 400 trenes de alta velocidad los que pasan cada semana por Chamartín.
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El acceso a las nuevas vías se realiza desde el vestíbulo principal a través de rampas mecánicas cubiertas, que conectan con los nuevos andenes, más anchos y con una longitud de 420 metros para el estacionamiento simultáneo de varios trenes.
Esta transformación de Chamartín, con una inversión que supera ya los 540 millones (superará los mil y cuentan con financiación europea), avanza manteniendo el servicio y con un incremento constante de viajeros. En 2023, por ejemplo, gestionó 36 millones de viajeros de alta velocidad y en 2030 prevé alcanzar los 55 millones. Se completa, además, con carácter previo a la remodelación integral que se acometerá en la estación y su entorno urbano.
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Así, según explica Adif, en la actualidad se continúa ampliando el vestíbulo principal hacia el norte sobre las vías de la estación, tanto de alta velocidad como las que prestan servicio a Cercanías, Media y Larga Distancia. Una vez concluyan las obras, el vestíbulo principal contará con 18.000 metros cuadrados.
A la finalización de las obras, la estación dispondrá de 25 vías pasantes: 12 para alta velocidad, más una de estacionamiento, y 13 vías para servicios de la red convencional y Cercanías, más dos adicionales en la cabecera norte. En el área de alta velocidad se abrirá próximamente el acceso a las vías 20 y 21 desde el nuevo vestíbulo principal y se continuará trabajando en la ampliación del vestíbulo sobre las vías (de la 14 a la 20), así como en la construcción de tres nuevas rampas cubiertas de bajada.
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Asimismo, se seguirá trabajando en la prolongación del paso inferior para la salida de viajeros de alta velocidad. Ya está operativa la parte que da servicio a las vías 20 a 25 y se prolongará bajo el resto de las vías de alta velocidad. Una vez finalizado permitirá que los viajeros que bajen de un tren de alta velocidad salgan por ambos laterales de la estación, además de contar con acceso directo a Cercanías y Metro, a través del vestíbulo central subterráneo y del pasillo inferior de Cercanías.
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