![Objetivo: salvar el 'Cacau del Collaret'](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/06/03/lladro-U190630297968ooH--1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Objetivo: salvar el 'Cacau del Collaret'](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/06/03/lladro-U190630297968ooH--1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Al norte de Meliana, en plena huerta, hay en marcha un programa para salvar el 'cacau' auténtico valenciano, el del 'Collaret', que lidera Toni Montoliu. El popular paellero no sólo se ocupa de sus tareas de restaurar apetencias culinarias, sino que extiende tal cometido ... a su gran pasión hortelana: defender a ultranza la pervivencia de variedades genuinamente valencianas; las que luego forman parte de un variado elenco de calidad que ofrece en su propio restaurante; pero también por su especial empeño en mantenerlas 'vivas', que no se pierdan, y, llegado el caso más crítico, rescatarlas si es preciso y multiplicarlas en los campos alrededor de sus barracas.
En particular hay un producto que goza hoy de especial atención por parte de Montoliu: el 'Cacau del Collaret', tan apreciado entre los valencianos, tan popular en nuestra tierra y en los bares de todos los pueblos y ciudades de la región. No en balde es uno de los componentes esenciales en las mesas de típicos 'esmorzarets', esa inteligente costumbre de parar a media mañana para comer algo y, también, aprovechar para intercambiar conversaciones, información, pareceres. Una pauta tan clásica que se hunde sin querer en aquel viejo principio de que la civilización, al final, está sobre todo en la conversación alrededor de la mesa. Y casi da igual lo que tengamos a mano: un modesto bocadillo (a veces no tan modesto), un vaso de vino, unas olivas... y algún platillo de 'cacau', por supuesto 'del Collaret'.
Pero ocurre que este fruto seco, tan alabado, tan distinguido, inconfundible por sus dos únicos granos por cáscara, tan valenciano, apenas se cultiva hoy en tierras valencianas. Hace tiempo que no se ve por aquí ni un campo entero de cacahuete; como mucho, alguna pequeña parcela de autoconsumo, unos pocos surcos para una tienda local, la mínima expresión de algún capricho, pero ningún campo grande. Porque hace tiempo que este cultivo fue perdiendo interés comercial en la Huerta, en la Ribera..., donde tanto se producía antaño.
Rara paradoja la del 'Cacau del Collaret', puesto que dejó de producirse precisamente donde radica su mayor consumo. Una muestra más de la decadencia agrícola que se extiende alrededor. Dejamos de producir lo que no es suficientemente rentable, y a nadie cabe achacar tal dinámica, salvo a los gajes de la globalización, que determina que este artículo, como tantos otros, son hoy más viables en otras partes del mundo, y así tenemos que el rico 'Cacau del Collaret' que comemos aquí, el que preside cualquier 'esmorzaret', proviene mayoritariamente de Estados Unidos (de Arizona sobre todo) y de China, donde es factible cultivar enormes extensiones muy mecanizadas. En términos económicos, poco que hacer desde nuestro minifundismo huertano.
Salvo si entra en acción la arrebatadora energía de Toni Montoliu, capaz de ofrecer imbatible resistencia desde su reducto de Meliana, alrededor de sus barracas. Allí exhibe nuestro protagonista la fuerza del labrador sabio que trabaja una tierra irrepetible y muestra a quien quiera verlo -y saborearlo- que los tomates valencianos de verdad no tienen parangón, y que el 'garrofó' del terreno es el mejor para las paellas -a leña, claro-, y que el 'Cacau del Collaret' de nuestra huerta es el más sabroso, desde luego tostado con mimada maestría.
Y de esta forma, entre 'barraquetes' de tomates, 'ferraura', 'garrofó'... Toni Montoliu acaba de plantar un campo de 'Cacau del Collaret', con grano 'de casa', del que ha ido seleccionando desde hace décadas, como hicieron sus antepasados, como ya pocos más hacen. Su propósito es ofrecer lo mejor, «no contentarse con lo que nos traen de fuera, porque lo valenciano impera en mi casa». Y desde luego no dejará que se extinga. Este producto vino de América, como tantos otros a partir del siglo XV, «pero entre nosotros se aclimató, se hizo mejor y se hizo valenciano -concluye-, por lo que no podemos conformarnos con que ahora nos lo traigan todo desde bien lejos».
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