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La guerra arancelaria y la tensión geopolítica desastada por Donald Trump enciende las alarmas en torno a las previsiones de crecimiento mundial. Tras un periodo ... en el que la inflación empezaba a parecer controlada y los temores a la desaceleración se centraban en Europa, la tensión ha provocado un giro radical en las estimaciones de las principales instituciones como la OCDE que, en su último informe publicado este lunes, advierte del riesgo que supone la «fragmentación» del comercio para la economía global.
«Un aumento mayor y más amplio de las barreras comerciales afectaría al crecimiento a nivel mundial y agravaría la inflación, lo que a su vez impulsaría una política monetaria más restrictiva», advierte la organización, que ha recortado en dos décimas su previsión de crecimiento de la economía global, al 3,1%, para este año. Y otras tres décimas, hasta el 3%, al siguiente.
En este entorno de incertidumbre, España vuelve a ser uno de los mejor parados. Será la gran economía que más crezca este año, liderando la zona euro con una previsión mejorada en tres décimas, hasta el 2,6%. La cifra compara con el tímido 0,4% que se prevé para el PIB alemán, tres décimas menos que en la anterior previsión. El mismo ajuste que sufre la estimación para la zona euro, donde se prevé un crecimiento del 1% para este año y del 1,2% para el siguiente.
El perfil menos industrial de España y su menor dependencia de las exportaciones a EE UU -que suponen un 13% del total extracomunitario, frente al 22% de Alemania o Italia, según Eurostat- permite a la economía nacional navegar mejor el temporal que sus vecinos, donde ya se está sufriendo el impacto de los aranceles recíprocos al acero y al alumino, aunque la OCDE no tiene en cuenta en sus nuevas previsiones las amenazas que aún no han entrado en vigor.
México se llevael mayor golpe por su mayor dependencia a EE UU, con una contracción del 1,3% frente al crecimiento del 1,2% esperado antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Para EE UU, también se prevé una desaceleración de dos décimas hasta el 2,2%, con una moderación mayor, al 1,6%, en 2026.
El radical giro en las previsiones también obliga a la OCDE a mandar una firma advertencia a los gobiernos europeos. En concreto, la organización advierte que las presiones en materia de gasto, sober todo en defensa, «ya están obligando a los países a tomar decisiones difíciles sobre el ritmo y la comosición del ajuste fiscal».
Por eso, pide a los Estados se extremadamente cuidadosos con sus planes presupuestarios, para evitar que ese mayor gasto esperado -que en algunas regiones como España será más costoso por la mayor brecha con los objetivos establecidos- no implique desatender los desafíos futuros. «Si las medidas de política comercial anunciadas persisten, los nuevos aranceles bilaterales aumentarán los ingresos de los gobiernos que los imponen, pero supondrán un lastre para la actividad global, los ingresos y la recaudación fiscal», insiste la organización.
La organización también exige a los Gobiernos «disciplina fiscal para garantizar la sostenibilidad de la deuda, mantener la capacidad de reacción ante futuras crisis y para adaptarse a las presiones de gasto actuales y futuras», en una clara alusión al previsible aumento del gasto en defensa que ahora se debate en Europa.
En este punto, advierten del riesgo de un fuerte aumento del coste comercial en los próximos años, que puede derivar en un encarecimeinto de los bienes finales para los consumidores, así como de los bienes intermedios para las empresas. «El impacto se amplificará cuando crucen las fronteras varias veces y se incurra en aranceles en cada etapa, como ocurre en el mercado integrado norteamericano», insisten.
La conclusión es clara, con una previsión de inflación que se dispara en EE UU en siete décimas para este año, hasta el 2,8%. En la zona euro se mantiene en el 2,2% -una décima más que lo previsto en diciembre-, destacando el caso de España, donde suma cuatro décimas hasta el 2,5%, aliniándose con la previsión del Banco de España.
En su informe, la OCDE también hace un ejercicio de análisis sobre el riesgo de un incremento de 10 puntos porcentales en los aranceles bilaterales. Advierte que la producción mundial podría caer un 0,3% al tercer año de la medida, con un incremento de la inflación de 0,4 puntos porcentuales al año de media durante esos tres primeros años. «El volumen del comercio mundial disminuiría cerca de un 2%», insiste la OCDE.
«El impacto de estos shocks se magnificaría si la incertidumbre política aumentara aún más o se produjera una revalorización generalizada de los riesgos en los mercados financieros», indican. Algo que, a su juicio, socavaría la confianza de los consumidores, provocando un peligroso frenazo del gasto en familias y empresas.
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