C. BONELL
VALENCIA.
Lunes, 8 de mayo 2023, 00:43
La paja ha dejado de ser un subproducto del cultivo de cereales que los ganaderos puedan emplear a precio económico para cama y alimento de los animales. La dura sequía alcanza a todo y sus consecuencias no se quedan en la falta de producción de alimentos. Como no ha llovido o no se puede regar, en muchísimas zonas las plantas se han quedado insignificantes. Faltará grano de trigo, cebada, centeno... que habrá que comprar fuera, naturalmente a más precio, y al mismo tiempo faltará también paja para los usos habituales que se demandan en ganadería. Hoy ya escasea la paja, que ha dejado de ser un subproducto residual y se ha puesto por las nubes, porque se sabe que no habrá suficiente. Y ahí sí que es más complicado traerla de lejos.
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La paja ha pasado en pocos meses de cotizarse a unos 40-45 euros por tonelada a 150. Más que triplicarse. Lo mismo que el heno, que costaba unos 100 euros la tonelada y ahora está entre 300 y 350. La diferencia entre un producto y otro está en su origen y calidad. La paja es el subroducto de la siega del cereal, el resto que queda tras separar el grano, que es lo que más vale. El heno, sin embargo, se cultiva adrede para alimentar al ganado. Es un conjunto de hierbas, leguminosas y plantas forrajeras (entre ellas la alfalfa) que se recolecta para su posterior secado y ensilado, de modo que se disponga durante largo tiempo (cuando no haya pasto natural) para alimentar a las reses.
El heno es para que lo coma el ganado; la paja sirve de cama, que luego se retira mezclada con las heces y orines (estiércol que se emplea como abono), pero también se gasta en parte como alimento. Este año seguro que cobrará más valor la paja de arroz, que habitualmente es muy poco demandada porque el ganado la rechaza; contiene sílice y eso no les gusta a los animales al morder. Sirve también como cama, y para comida se entremezcla si no hay mejor cosa. Lo complicado es sacarla de los arrozales, sobre todo en los 'tancats', donde el terreno no se seca del todo y las máquinas se hunden. Además habrá menos arrozal en España, porque se sembrará poco o casi nada en zonas de Extremadura y Andalucía por falta de agua.
El problema de la carestía de este material está alcanzando tal envergadura que Asaja ha pedido al ministro del ramo, Luis Planas, que se arbitren medidas urgentes para desviar al ganado la paja que actualmente se emplea como biomasa para producir gas y electricidad, lo que permitiría aumentar la disponibilidad ppor parte de los granjeros.
Asaja señala que a la baja producción de la campaña pasada se unen ahora unas previsiones de cosecha dramáticas; las existencias de forrajes son claramente insuficientes para abastecer a la cabaña ganadera, lo que está causando estragos entre los ganaderos, que se quedan sin existencias y ven que tampoco hay en el mercado, ni pagando caro.
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