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'Collidors' de cítricos. jesús signes

Parados y estudiantes sin experiencia agraria se apuntan para trabajar en el campo

Cambio radical en la bolsa laboral de La Unió de Llauradors, donde apenas se inscriben ahora inmigrantes y se nutre mayoritariamente de candidatos locales

VICENTE LLADRÓ

Viernes, 17 de abril 2020, 00:06

valenciA. La bolsa de trabajo que funciona en La Unió de Llauradors desde hace años ha experimentado un cambio radical en los últimos días. Primero desaparecieron prácticamente de la escena, cuando se confirmó el estallido de la pandemia, los inmigrantes, quienes antes componían mayoritariamente dicha lista de demandantes de empleo. Y ahora, tras la normativa del Gobierno que permite compatibilizar el trabajo agrario con el cobro de prestaciones de paro, quienes se inscriben son sobre todo españoles de otros sectores que se han quedado en la calle, y entre ellos también estudiantes.

Según han indicado Carles Peris y Teresa Escrivá, secretario general y técnica laboral de La Unió, hay otra característica dominante entre quienes acuden a la llamada de mano de obra para el campo: la gran mayoría son personas sin experiencia en tareas rurales; proceden casi por entero de actividades hosteleras o de la construcción y no han tenido antes ocupaciones relacionadas con el campo.

Esto plantea un problema importante a la hora de intentar 'casar' a quienes buscan operarios para tareas agrícolas con quienes se presentan candidatos a ello. Los que solicitan trabajadores para ocupaciones concretas quieren que quienes acudan ya tengan una mínima experiencia en tales cometidos o, cuanto menos, hayan trabajado en algo similar, para permitir que con rápidas explicaciones y alguna corrección sobre la marcha se pongan a tono y rindan como los demás. En caso contrario, los agricultores o empresarios agrícolas que quiere contratar mano de obra prefieren ajustarse como puedan y no correr riesgos.

Por el otro lado, entre quienes se ofrecen ahora para trabajar en el campo, atendiendo a las llamadas realizadas desde el sector agrario y después corroboradas por el Gobierno, suele existir la creencia de que se trata, en su gran mayoría, de tareas que requerirán fuerza y soportar inclemencias meteorológicas (calor, frío, lluvia...), por desarrollarse al aire libre, pero no tanto que exijan conocimientos muy concretos o especializados.

Sin embargo la realidad es que para efectuar, por ejemplo, aclareos de fruta, como hace falta ahora en muchas zonas, hay que conocer muy bien qué se quita y qué se deja en las ramas, acertando sin dudar; y eso no se improvisa. Mucho menos luego, cuando hay que recolectar la fruta diferenciando la que va cogiendo buen color de la que conviene dejar para el siguiente pase, dentro de unos días. Pero estas cuestiones no se han advertido previamente desde el ministerio.

Por otro lado, en estos momentos aún no hay en el campo valenciano campañas que necesiten numerosos contingentes sin grandes conocimientos, como serán las de recoger patatas o cebollas, por ejemplo. En cítricos, al bajar sensiblemente el ritmo de recolección, hay suficientes cuadrillas locales y de inmigrantes fijos de campañas anteriores, entre quienes sí se nota, por cierto, la ausencia casi general de trabajadores iberoamericanos, que han desaparecido del campo.

Donde sí se nota mucho fallo es en la poda de cítricos. Apenas quedan experimentados podadores, no se está reponiendo el contingente, los jubilados aún activos están desapareciendo y no hay programas de formación. Y eso que es una tarea esencial.

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