Iván Arlandis

Una nueva ley permite el reconocimiento de la incapacidad permanente sin que derive de una baja médica prolongada

Esta nueva ley marca un avance importante en la protección social de quienes padecen enfermedades graves

Miércoles, 20 de noviembre 2024, 23:17

El pasado 1 de noviembre se implementó un cambio legislativo significativo con la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la denominada Ley ELA. Esta nueva normativa está orientada a mejorar las condiciones de vida de las personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y otros trastornos neurológicos complejos. La ley marca un avance importante en la protección social de quienes padecen enfermedades graves, al simplificar los procedimientos administrativos y ajustar los criterios para obtener la pensión de incapacidad permanente.

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A partir de ahora, los afectados por estas patologías no necesitarán haber estado de baja laboral como condición previa para obtener esta prestación. Este cambio responde a las demandas de asociaciones de pacientes, quienes habían solicitado medidas urgentes para facilitar la vida de quienes padecen enfermedades irreversibles y de rápida progresión.

¿Qué enfermedades se incluyen en la nueva ley?

Aunque la Ley ELA lleva este nombre en honor a la Esclerosis Lateral Amiotrófica, su ámbito de aplicación es más amplio. Además de los pacientes con ELA, incluye a aquellas personas con otras enfermedades, neurológicas o no, que cumplan los siguientes criterios:

- Tener una condición irreversible que reduzca significativamente la esperanza de vida.

- No responder de manera significativa a los tratamientos disponibles o cuando no existan alternativas terapéuticas eficaces.

- Requerir cuidados sociales y sanitarios complejos, especialmente en el ámbito domiciliario, con un alto impacto para el entorno familiar.

- Experimentar una rápida progresión de la enfermedad que haga necesaria una gestión administrativa más ágil.

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En este contexto, el Gobierno tiene un plazo de un año para publicar un listado de enfermedades y condiciones específicas que se beneficiarán de las medidas recogidas en esta ley, con el objetivo de garantizar una aplicación clara y homogénea en todo el territorio nacional.

Objetivo: agilizar los trámites

Uno de los puntos centrales de la Ley ELA es la reducción de los tiempos de espera para el reconocimiento de la discapacidad y la dependencia. Hasta ahora, los pacientes con enfermedades graves enfrentaban largos procesos administrativos para acceder a derechos y prestaciones esenciales. Con la nueva normativa, estos procedimientos se realizarán de forma prioritaria, con un plazo máximo de tres meses tanto para la valoración inicial como para las revisiones posteriores.

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En el caso de la pensión de incapacidad permanente, ya no será necesario pasar por el periodo de baja laboral, como exigía la normativa anterior. Este cambio elimina una barrera significativa para los pacientes que necesitan una respuesta económica inmediata para afrontar los gastos derivados de su enfermedad.

Asimismo, se han definido procedimientos específicos para la calificación del grado de dependencia, la revisión del programa individual de atención y el acceso a prestaciones.

Apoyo para los cuidadores

La ley también introduce medidas importantes para proteger a los cuidadores de personas en situación de gran dependencia (Grado III). Este colectivo podrá mantener la base de cotización de su anterior empleo, evitando que su dedicación a los cuidados afecte negativamente a su futura pensión.

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Además, los cuidadores pasan a ser considerados un colectivo prioritario en las políticas de empleo. Esto incluye el acceso a formación específica en el manejo de enfermedades de alta complejidad, un paso esencial para mejorar la calidad del cuidado que reciben los pacientes.

Atención domiciliaria y hospitalaria 24 horas

Para asegurar la eficacia de estas medidas, la Ley ELA contempla un aumento de recursos destinados a los equipos multiprofesionales encargados de valorar y reconocer el grado de discapacidad. También se refuerzan las medidas de asistencia domiciliaria y hospitalaria, con especial atención a los pacientes en fases avanzadas de la enfermedad, que podrán contar con atención continuada las 24 horas.

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Por otro lado, la ley introduce nuevas ayudas económicas para pacientes que dependen de dispositivos electrónicos, como respiradores o sistemas de comunicación. Entre estas medidas, destaca la garantía de que no se podrá interrumpir el suministro eléctrico a estos pacientes, así como mayores bonificaciones en la tarifa eléctrica.

Asimismo, se homogenizan las ayudas destinadas a gastos de desplazamiento, manutención y alojamiento para pacientes que necesiten acudir a centros médicos fuera de su comunidad autónoma. Además, se refuerzan los servicios de rehabilitación, incluyendo sesiones de fisioterapia en el hospital o en el propio domicilio del paciente.

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