Los precios no terminan de despegar pese a las buenas noticias que llegan de las vacunas para combatir el coronavirus. Así, aunque en noviembre aumentaron un 0,2% respecto a octubre, la tasa interanual se mantiene en negativo, con una caída del 0,8%, lo que significa que los productos son ocho décimas más baratos en término medio que un año atrás, según el dato confirmado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
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La inflación encadena así ocho meses en negativo, senda que inició en marzo, en el momento en que estalló la pandemia, influida, fundamentalmente, por el desplome de los componentes energéticos. De esta forma, en abril, el IPC registró un -0,7% en tasa anual, que bajó al -0,9% en mayo. En junio la caída se moderó al 0,3% para pasar al 0,6% en julio, al 0,5% en agosto, al 0,4% de septiembre y ahondar al 0,8% en octubre, nivel que se mantiene en noviembre.
Este abaratamiento del coste de la vida tiene un impacto positivo en las rentas de la mayor parte de españoles, ya que, a igualdad de ingresos, mayor poder adquisitivo. Y así les ha ocurrido por segundo año consecutivo a los cerca de diez millones de pensionistas que hay en España (funcionarios de clases pasivas incluidos), que han visto cómo en este ejercicio su capacidad de compra ha crecido en casi dos puntos (concretamente 1,7 puntos). Esto se debe a que las pensiones este año han subido un 0,9%, la estimación de inflación para 2020 que en su momento hizo el Gobierno de Pedro Sánchez, cuando nadie podía imaginar que pocos meses después una crisis como la de la covid azotaría con fuerza el país, mientras que los precios han caído ocho décimas.
Precisamente el IPC del undécimo mes del año se utilizaba antes de la reforma de las pensiones de 2013 como indicador para revalorizar las prestaciones, lo que habría supuesto que, en 2021, al estar en negativo, los jubilados se quedarían sin subida. No será así, ya que, como la referencia que ha utilizado este año el Ejecutivo ha sido la inflación prevista para 2021, los mayores verán cómo en enero sus nóminas se elevan otro 0,9%.
Sin embargo, no recibirán a comienzos de 2021 la famosa 'paguilla' que se les ingresa cuando la inflación resulta finalmente mayor a la prevista por el Ejecutivo. Así está recogido en la norma aprobada en enero pasado, que explica que en caso de que el valor medio de los incrementos porcentuales interanuales del IPC de los meses de diciembre de 2019 a noviembre de 2020 fuera superior al de la subida que se aplicó a los pensionistas en enero, se les compensaría en 2021 con la diferencia, a través de un único pago que se les realizaría en los primeros meses del año. La caída de los precios hará que esta compensación no se produzca, debido a que en 2020 habrán ganado poder de compra en lugar de perderlo. No ocurrió así el año pasado, cuando se les abonó una 'paguilla' de algo más de 13 euros de media por la desviación de 2018.
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Lo que sí se aprobará a principios de 2021 será la nueva fórmula de revalorización de las pensiones, una vez aprobadas las recomendaciones del Pacto de Toledo, que abogan por volver a vincularlas de forma automática «en base al IPC real» y poner así punto y final al controvertido 0,25%.
Una de las causas principales de ella actual deflación se encuentra en la evolución de los precios de los productos energéticos, ya que, en los once meses del año, tanto la electricidad como los carburantes han registrado una bajada media anual en el entorno del 10% si se compara con el mismo periodo de 2019.
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Si se excluyen los precios energéticos junto con el de los productos elaborados, la inflación subyacente no es negativa, pues la tasa interanual se sitúa en el 0,2%, una décima menos respecto al menos anterior. Aun así, se trata de unos valores anormalmente bajos.
Además, si se examina la evolución de los bienes covid-19, aquellos más consumidos por las familias españolas durante la pandemia, éstos registran una variación anual del 1%, un dato por encima de la tasa general. Sus precios habrían aumentado desde el 0,7% presentado el mes anterior.
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Asimismo, el descenso de los precios de las frutas ha sido mayor este año que en 2019, mientras que otros productos como el pescado y el marisco se han estabilizado. En noviembre se moderó hasta el 1,3% la subida de alimentos y bebidas no alcohólicas y en esta tasa negativa influye también la disminución de los precios de las legumbres y hortalizas, que se incrementaron el pasado año.
En ocio y cultura, con un descenso del 0,9%, pesaron los precios de los paquetes turísticos, que caen más este noviembre que el año pasado. Se trata de dos grupos, alimentación y ocio, que han ido reflejando en los últimos meses los cambios en los patrones de consumo y ocio por el impacto de la pandemia.
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