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Un trabajador de un puesto del Mercado Central coloca sus productos, a la espera de clientes. Irene Marsilla
Los pequeños comercios luchan para evitar el cierre definitivo

Los pequeños comercios luchan para evitar el cierre definitivo

Confecomerç exige a los ayuntamientos que «se rasquen el bolsillo» e impidan que uno de cada cinco negocios desaparezca

Inés Herrero

Valencia

Domingo, 12 de abril 2020, 00:55

Reinventarse o morir. Esa es la consigna con la que desde el pequeño comercio se afrontan las consecuencias económicas del Covid-19, tanto aquellos que siguen abiertos pero dan servicio en condiciones muy diferentes a las habituales, como quienes se vieron obligados a bajar la persiana y estudian nuevas vías de negocio, fundamentalmente en relación a la venta online, para ser capaces de sobrevivir a la crisis del coronavirus.

Y es que, según el presidente de Confecomerç, Rafael Torres, «los comercios están asustadísimos porque ven que las ayudas siguen siendo insuficientes y que las que hay, se reducen a una línea de avalas y a unos aplazamientos de impuestos que no ayudan a tener liquidez».

En declaraciones a LAS PROVINCIAS, alerta de que si la respuesta pública no mejora pronto, «puede llegar a cerrar el 20% de los comercios de todo el país».

Al respecto, Torres explica que «el 70% del sector va a estar dos meses sin facturar y el daño va a ser muy grande, mientras que la recuperación de la demanda va a ser lenta y progresiva porque la gente no retomará sus hábitos de golpe, aunque se lo permitan».

«O crean unas ayudas directas mucho más contundentes que las actuales o el cierre va a ser masivo», advierte, en alusión a iniciativas «con cantidades muy bajas y que llegarán muy tarde», como las ayudas para autónomos de la Generalitat, que se pueden solicitar desde este miércoles, o las lanzadas por el Ayuntamiento de Valencia, que colapsaron el sistema por el aluvión de peticiones pero «llegarán a unos 750 negocios de los más de 100.000 que hay en la ciudad de Valencia, ni al 1% del sector», lamenta.

Para el empresario, es el momento de que «los ayuntamientos, que son los únicos que están en condiciones de hacerlo, se rasquen el bolsillo y ayuden a los sectores económicos que tienen en su zona de actuación de manera intensa, urgente y con cantidades que respondan a la gravedad de la situación». Y recalca, en este sentido, que «si ahora no dan el do de pecho, el daño después será mucho peor, también en términos de recaudación, porque cerrarán muchos negocios«.

La patronal del comercio aclara que «no es cuestión de duplicar la dotación de las ayudas, que en Valencia es de 1,4 millones, ampliable a 3,7», sino de «liberar remanente y desviar partidas de gastos que no van a ejecutar, en especial inversiones», además de «congelar subidas» y aprobar una «exoneración total o parcial de ciertos tributos o tasas».

Al Gobierno central, le reprocha que «los bancos están denegando el crédito a los negocios con una menor solvencia crediticia, aunque esté avalado al 80% por el Estado«, por lo que »servirá de poco para los más débiles«.

Según Rafael Torres, es por eso que la financiación de la Generalitat, en concreto la línea del IVF para micropymes y autónomos, avalada al 100% por la SGR, «debería ayudar a los que no tengan acceso al ICO, a quienes lo están pasando peor, para que esos negocios no acaben cerrando, que es el miedo que tenemos ahora».

Recortes a funcionarios

También insta a la Administración a «racionalizar el gasto y ahorrar en costes para no endeudarse más». «No veo a ningún político que plantee una bajada de sueldo a funcionarios, tienen mucho aplomo y valentía para pedir sacrificios a los demás pero no a sus propios asalariados«, critica.

Exige «solidaridad» y «políticos valientes, con soluciones valientes, pensando en el bien común y no en las elecciones». Entre otras, «congelar subidas a funcionarios o plantear recortes, no a los profesionales sanitarios y fuerzas de seguridad pero sí al resto, porque la mayoría está en sus casas, descansando o teletrabajando, con la certeza absoluta de que cobrarán a final de mes, mientras el sector privado está obligado a cerrar y la mayoría de autónomos no cobrará o, para hacerlo, tendrá que pedir préstamos«, en situaciones delicadas, como las que describen diversos asociados de Confecomerç.

«Necesitamos más ayuda y una exención del IBI, el problema es lo suficientemente grave»

Borja ávila, comercio textil

«La facturación cayó un 40% en 2008, ahora ha caído un 95 o 100%»

Con lo aprendido en la crisis anterior, negocian con bancos y proveedores para capear el cierre de sus tres tiendas en el centro de Valencia. Tras aplicar un ERTE por fuerza mayor a «personal de toda la vida», según explica Borja Ávila, esta empresa familiar se ha «puesto las pilas en el tema online» y prepara proyectos postconfinamiento, mientras reclama más ayudas y exenciones de impuestos como el IBI.

«Llevo una caída del 96% en abril, incluso con repartos, y las facturas pendientes están ahí»

ramón llosá, electrodomésticos

«Hice un ERTE y estoy solo, prestando servicios mínimos»

Primero hizo turnos en su tienda de la avenida Blasco Ibáñez y con el cierre, un ERTE. Para todos menos él, como tantos otros empresarios, «por miedo y falta de información», y ahora Ramón Llosá reparte a domicilio lavadoras o frigoríficos. Cuando empezaba «a salir del abismo» de la anterior crisis, su negocio cae ya un 96% en abril respecto a 2019, a la espera de un crédito ICO para pagar las facturas que siguen llegando.

«Más que darte dinero, lo que necesitas es que no te cobren, porque no puedes ejercer»

Amparo Martínez, cerámica tradicional

«Es un golpe duro pero tuve la suerte de aplazar pagos»

El negocio que fundó su bisabuelo en la plaza Redonda está cerrado hasta nueva orden, «un golpe muy duro» que la dueña afronta «con la suerte de tener gente alrededor que lo pone más fácil, al aplazar pagos», y la alegría de «recibir algún encargo». Pagó su cuota de autónoma y pedirá ayudas, pero considera que «más que darte dinero, lo que necesitas es que no te cobren, porque no puedes ejercer la actividad».

«Al perder la hostelería de un día para otro, los números salen de puro milagro»

José Rodrigo, Carnicería y charcutería

«Los pedidos con entrega a domicilio van cada día mejor»

Como presidente del Gremio de Carniceros alerta de que «sin apoyo al canal tradicional, muchos negocios cerrarán y no volverán a abrir». Le preocupa el Mercado Central o quienes dependen de la hostelería y «de un día para otro, pararon, con las cámaras llenas». En su caso, «los números salen de milagro» porque «en los pueblos se sale a comprar» y crecen los repartos a domicilio.

«Las tiendas están llenas de colchones y muebles que no se pueden entregar ni cobrar»

Gloria Vaquer, mueble

«La gente ahora ve que su hogar necesita más cariño»

A la presidenta de Comerçmoble le preocupa el desplome de ventas, con tiendas como la suya de San Mateu cerradas y «repletas de muebles para apartamentos o colchones para hoteles sin poder entregarlos ni cobrarlos», mientras «los recibos y letras llegan». No obstante, es optimista, confía en que no se anulen y, del confinamiento, surjan pedidos para dar «más cariño» al hogar.

«Me preocupa cuánto costará abrir exposiciones y recuperar la actividad en academias»

Luis Viguer, bellas artes

«En un año seguiremos peor que antes del confinamiento»

Con ingresos a cero, un ERTE y dudas acerca de cuándo resurgirá la actividad artística, prepara el salto online de su céntrico negocio de productos de bellas artes, con la esperanza de que «ayude a paliar los efectos devastadores» del Covid-19, que van para largo. Para subsistir, ve crucial que «no carguen la salida de esta crisis a la espalda de los empresarios».

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