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Plástico reciclado para vestir hoteles exclusivos

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Vayoil Textil cumple 25 años como especialista en tejidos a prueba de lavanderías industriales | La empresa fundada por Luis Esteve en 1995 factura trece millones de euros anuales y está presente en más de una veintena de países

Domingo, 15 de marzo 2020, 00:12

El ingeniero textil Luis Esteve, perteneciente a una saga castellonense vinculada al sector, fundó en 1995 una empresa de textil para hostelería, especializada en ropa de cama, para el baño, el spa o los restaurantes de alojamientos «de alta exigencia». En su mayoría, hoteles de gama media-alta, alta y gran lujo, aunque «no siempre es cuestión de estrellas», matiza su director general, Arturo Hernández.

Mientras en el textil hogar priman los colores y el diseño, para Vayoil Textil la prioridad siempre fue «el estudio del tejido en cuanto a las características técnicas y la vida útil del producto». Desde sus inicios, la firma apostó por «desarrollar tejidos que soporten los lavados industriales a los que se somete la ropa de los hoteles, mucho más agresivos que los de una lavadora domestica», y mantiene esa filosofía.

Empezó con dos personas en una pequeña nave en el polígono Fuente del Jarro, en Paterna, en 2005 eran ya quince y este año alcanza su primer cuarto de siglo con 32 trabajadores directos, un centenar indirectos. En torno a 2003 trasladaron sus oficinas e instalaciones productivas al parque tecnológico pero, en dos años, se le quedaron pequeñas. Fue entonces cuando desplazó a Ontinyent la parte de producción, para encontrar en un entorno que mantiene viva la tradición textil a quien pudiese atender cualquier necesidad de talleres externos o tareas auxiliares diversas.

Aspira a duplicar el peso de la exportación en su facturación global y a seguir avanzando en materia de sostenibilidad

Vayoil Textil invirtió tanto en instalaciones como en maquinaria automática y en la automatización de todos los procesos productivos «para dar la mayor flexibilidad y agilidad en el servicio a todos los clientes», explica Hernández, que lleva dos décadas en la empresa, primero al frente de Compras y Producción y, desde hace dos años, en la gerencia.

En torno a 2015, la empresa adquirió unos terrenos en Ontinyent, reacondicionó naves y construyó una nueva, hasta contar hoy con 7.000 metros cuadrados. Destinó un millón y medio de euros a esa operación, que incluyó la inversión en maquinaria 'made in Spain'. Tras analizar alternativas alemanas o italianas, compró a una empresa local un tren de confección completamente automático, para ganar en flexibilidad y rapidez de personalización, «lo que dice mucho de la capacidad de innovación y conocimiento que hay en la Comunitat, aunque muchas veces pensemos que de fuera es mejor», recalca.

En su caso, la innovación se centraba básicamente en «desarrollos técnicos en cuanto a la durabilidad y resistencia de los artículos», hasta que hace cinco años decidió que el 80% de sus desarrollos y artículos nuevos sean sostenibles. Como defensores de la economía circular que tantos adeptos ha ganado desde entonces, en Vayoil se centraron en reducir, reciclar y rediseñar.

Se trata de «cambiar la mentalidad de comprar cosas de usar y tirar», apunta su director general, sobre una filosofía que se traduce en «crear artículos que tengan la vida útil más larga posible: si los hay que duran 80 lavados, nosotros estudiamos para hacer que duren más de 150 lavados».

Lo más difícil, confiesa, fue hallar materiales reciclados para desarrollar los mismos productos sin perder calidad, como sucedía con las mantas para mudanzas o trapos industriales. Hasta ahora el único capaz de garantizar las prestaciones que demandan sus exclusivos clientes es el PET, utilizado en las botellas de plástico, que Vayoil emplea, transformado en fibras, en el relleno de edredones o almohadas y también en sábanas, mezclado al 50% con algodón para mayor confort.

Fruto del rediseño, crearon toallas y albornoces que, por la técnica utilizada para hacer el hilo, tienen un volumen superior que tendría una misma prenda con peso superior, lo que permite reducir el consumo energético en lavados y en tiempo de secado.

Llegados a este punto, la firma cumple 25 años con una facturación anual de trece millones de euros y se fija, como retos, seguir avanzando en sostenibilidad y duplicar el peso de la exportación, del 15% al 30%. Tras estrenarse en 1998 en el Caribe y Sudamérica, vende a más de una veintena de países, como Francia, Alemania, Suiza o Portugal, en plena transición de mero exportador a internacionalizarse.

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