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C. BONELL
Domingo, 18 de septiembre 2022
valenciA. La tónica habitual de este año agrícola es el de la reducción de cosechas, en gran medida debido a las inclemencias meteorológicas, como también en cierto porcentaje a renuncias a seguir produciendo tras haber sufrido en años anteriores precios bajísimos. El último producto en mostrar una notable bajada de producción es el caqui, a punto ya de iniciarse su campaña. Bajará seguramente a menos de la mitad que el año pasado.
Cirilo Arnandis, presidente de la cooperativa Nuestra Señora del Oreto de l'Alcùdia y de la DO 'Kaki de la Ribera del Xúquer', prefiere mostrar esperanzas y aventura que «estaremos por la mitad de un año normal». Sin embargo, muchos productores de esta fruta aseguran que es posible que no se pase del 30%, y la verdad es que, recorriendo diversas zonas productoras, es fácil comprobar la existencia de infinidad de campos con poquísima cosecha.
En algunos sitios es tan escasa la producción que se comprende que la cooperativa de turno haya informado a los dueños que no interesa recolectar parcelas con ínfimas existencias, porque los gastos generados superarían el valor del producto y resultarían liquidaciones negativas. De igual modo, el comercio privado tampoco tienen interés por adquirir fincas con muy pocos caquis.
Las razones de tan sensible caída hay que buscarlas en lo que ocurrió muchos meses atrás. En primavera llovió de forma extensa y cuantiosa. Demasiada humedad en el terreno durante muchas semanas. Y el remate vino a principio de abril, con una helada de esas que apenas se notan, porque son pocos grados de bajada de madrugada y luego suben las temperaturas sin que casi nadie note que haya pasado algo serio. Pero el mal estaba hecho y se concreta ahora. Las flores de almendros y frutales son muy delicadas, al igual que los diminutos frutos recién cuajados, y no hace falta que una helada sea duradera para extender silenciosamente el drama que tardará en manifestarse del todo.
Desde entonces se sabe que la producción de caquis sería menor, como la de melocotones, ciruelas, cerezas, almendras... y toda la gama de frutas que padeció una helada tardía que afectó a casi toda España. La realidad es que hoy se ve que aún será menor de lo que se esperaba y que incluso afectará a toda la campaña, cuando hace unos meses se suponía que la merma se notaría más al principio y menos en la segunda parte.
Conforme los frutos van virado de color y su incipiente amarillo pálido comienza a marcarse sobre el verdor de las hojas del árbol, se ve claramente que hay poca masa que se diferencie; es decir, que escasea la fruta. Y como se sabe de sobra en el campo: cuando de algo se ve poco, al final aún hay menos; como, al revés, si se aprecia que hay más, aún será mayor la cosecha.
Arnandis reivindica que el seguro del caqui contemple en próximos años estas mermas por lluvias en primavera, ahora no reconocidas, al tiempo que expresa un dato positivo en el cultivo: este año han estado más controladas las plagas de 'cotonets' y 'negrilla', por lo que cabe esperar que el año próximo haya una normalización completa.
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