Hace apenas unos días, el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Aurelio Martínez, tras el consejo de administración, advertía de que la futura terminal norte puede «nacer pequeña» si el puerto sigue con el mismo ritmo de crecimiento que en la actualidad, de dos dígitos (un 20,3% en la primera quincena de febrero).
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Esa buena salud de las exportaciones valencianas tiene su reflejo estos días en las colas de acceso al puerto, en concreto, a una de las tres terminales de que dispone, lo que ha provocado colapsos en la V-30 (único acceso al puerto) y esperas de hasta cinco horas para los transportistas. En este caso, los problemas de congestión se registran en la terminal de MSC (el pasado diciembre fueron en la de APM), que contabiliza un 30% más de tráfico del habitual, especialmente por el aumento de la demanda exportadora de azulejos.
A esta situación de saturación de carga, pues se usan las terminales como depósitos, se suma otro problema, el de la falta de contenedores vacíos en el Mediterráneo debido a la concentración de tráficos existente en Asia y el Pacífico, lo que provoca que haya afluencia de tráfico de camiones buscando tanto los vacíos como los llenos.
Por ello, la APV busca espacios en áreas próximas al puerto donde depositar los contenedores de mercancías para así descongestionar el tráfico interior. Descartada la zona de la ZAL debido a que se tienen que ejecutar obras de acondicionamiento, la solución podría pasar por Fuente de San Luis (que ya se barajó en los meses del confinamiento) o en espacios del área metropolitana.
Mientras, como solución más rápida ante estos problemas, la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística (FVET) reclamó a las terminales portuarias que recuperen los horarios de trabajo previos a la crisis de 2008, que iban desde las 06.00 horas a las 22.00 horas, "un horario amplio que permite compaginar la carga local con la de largo recorrido", explica su presidente, Carlos Prades, que lamenta que hay transportistas que "están parados para acceder al puerto el mismo tiempo que tardan en ir a Madrid".
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Esto, además, perjudica la operativa de las empresas, que no cumplen con lo acordado con los clientes, y genera "un cuello de botella" en la V-30. La APV se ofreció a mediar en el tema de los horarios, sin éxito hasta ahora.
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