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Asistentes a la jornada inaugural de Cevisama, que se celebra hasta el viernes en Feria Valencia. Irene Marsilla

Puig reivindica la cogestión de Feria con el sector privado y mantener el control público

El presidente de la Generalitat se alinea con la postura de Compromís sobre el futuro modelo frente al plan del PSPV de privatizar el negocio

Inés Herrero

Valencia

Martes, 4 de febrero 2020, 00:09

«El futuro de la Feria está garantizado», prometió este lunes el 'president' Ximo Puig en la jornada inaugural de Cevisama, que mostró la mejor versión de Feria Valencia y propició, además, mensajes políticos que podrían ayudar a despejar el futuro de la institución.

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Tras valorar el acuerdo alcanzado con los bonistas que acudieron a la emisión de obligaciones realizada en 2002 para financiar la ampliación del recinto, necesario para que la Generalitat acabe de asumir la deuda de esas obras y se pueda completar la reestructuración ferial, Puig indicó que en la futura entidad que explote el negocio «debe haber una cogestión con el sector privado», con el control a cargo del sector público.

«La Generalitat se va a hacer cargo de la deuda y vamos a continuar pagando y atendiendo nuestros compromisos», aseveró a los periodistas el jefe del Consell, preguntado acerca del modelo de la futura gestora, que Hacienda (PSPV) insiste en privatizar para evitar que compute en el déficit mientras Economía (Compromís) se aferra a que sea pública.

Según Puig, «hay una parte pública que tiene la necesidad de tener un control general, porque quien ha invertido es el sector público y, por tanto, tiene que asumir su responsabilidad«, mientras que para dirigir el negocio »debe haber una cogestión con el sector privado«.

Ximo Puig, que minutos antes había esquivado este asunto en su intervención en la inauguración oficial de Cevisama, se apartaba así de los planes de privatización del departamento que dirige el socialista Vicent Soler –que excusó su asistencia– para acercarse a los postulados que defiende Compromís, representado en ese acto por el alcalde de Valencia y presidente del Patronato ferial, Joan Ribó, y por el conseller de Economía, Rafael Climent, quien ostenta las competencias en materia de ferias comerciales.

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Joan Ribó sí aludió a la reestructuración en curso durante su discurso, en el que se refirió a Feria Valencia como «una herramienta al servicio del territorio y del tejido productivo valenciano», que constituye «el mejor escaparate» para sus productos al tiempo beneficia al entorno.

No obstante, fue tras escuchar esa reivindicación de la cogestión público-privada por parte de Ximo Puig –como ya hiciera en 2017 en la conmemoración del centenario ferial– cuando Ribó quiso dejar clara su postura: «Feria Valencia debe mantener un carácter público, no al 100%, y ha de mantener una representación importante de todos los sectores empresariales que la utilizan como el gran escaparate y que tienen que continuar pesando en su gestión y dirección« en el futuro.

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Ribó insiste en el carácter público de la futura entidad y pide una «representación importante» de los sectores

Según Ribó, «importa que funcione muy bien, pero también que continúe siendo un gran escaparate de la industria», en un momento en el que la Feria «goza de buena salud« tras volver a beneficios en 2019.

Para el objetivo de impulsar el crecimiento de la Feria, compartido por todos los implicados en la reestructuración pese a sus discrepancias sobre cómo ponerlo en práctica, Cevisama se presenta como el modelo a seguir. El mejor cliente del recinto, un certamen de referencia en el sector y el tercero más importante de toda España, como reivindicó Puig en presencia de la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez.

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Nadie escatimó elogios al certamen ni tampoco hacia una industria cerámica acostumbrada a despachar las ofertas para trasladarlo a los recintos de Madrid o Barcelona.

Su presidente y miembro de la junta de la patronal azulejera Ascer, Manuel Rubert, defendió en una entrevista concedida a LAS PROVINCIAS que «la parte pública tiene que estar en Feria o el que entre hará lo que le dé la gana» y advertía a la Administración de que «si los sectores ven muchas trabas, se irán». Un serio aviso a navegantes del que, aparentemente, ha tomado nota.

Afluencia de visitantes en la jornada inaugural de Cevisama. Irene Marsilla

La industria cerámica exhibe músculo en Cevisama tras crecer un 4% en 2019

Visitante con mascarilla, en Cevisama. Irene Marsilla

Una nutrida comitiva institucional, con políticos y empresarios a partes iguales, participó en la inauguración de Cevisama, el certamen estrella del recinto y el tercero de mayor importancia a nivel nacional, como subrayó el 'president' Ximo Puig. También el alcalde Joan Ribó se deshizo en elogios hacia un certamen que reclama una mayor implicación del consistorio, al que aporta 50.000 pernoctaciones y otros tantos tickets de restauración y taxi.

En su discurso, agradeció a los azulejeros su «fidelidad y compromiso con la ciudad», para la que Cevisama es sinónimo de riqueza y turismo de alto valor añadido, que cuadruplica el impacto del vacacional.

«Es el mayor evento de negocios que se celebra en la Comunitat», reivindicó su presidente, Manuel Rubert, quien destacó que el certamen «no ha parado de crecer» en sus seis años en el cargo y constituye «una gran oportunidad para poner en valor nuestra Feria, nuestra industria y nuestra comunidad».

Con once pabellones repletos de productos cerámicos, equipamiento de baño y cocina, piedra natural, materias primas, esmaltes, fritas y colores cerámicos, y maquinaria, 126.000 metros cuadrados brutos de ocupación, 847 expositores y previsión de superar las 90.000 visitas, la industria cerámica exhibe músculo en Cevisama tras crecer un 4% en 2019, el doble de lo previsto, según el presidente de Ascer.

Entre las anécdotas de la jornada inaugural, destaca el empleo de mascarillas por parte de algunos compradores, en un contexto de preocupación por la pandemia de coronavirus surgida en Wuhan (China).

Según el presidente de Cevisama, no prevén daño alguno porque «la afluencia desde China siempre ha sido mínima», apenas un 1% de los 20.000 visitantes extranjeros, al coincidir el Año Nuevo chino.

AUSENCIAS CHINAS

Desde la organización limitan el impacto a la ausencia de dos de las seis marcas que exponían en un stand agrupado chino, suplida por las otras cuatro. Del total de expositores, 552 son españoles y 295 extranjeros de 40 países, mayoritariamente italianos pero también de Portugal y Turquía. Apenas hay una decena de expositores chinos.

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