El sector auxiliar de Ford Almussafes busca alternativas tras quedarse fuera de los fondos europeos

La decisión de Ford de renunciar a los 106 millones de fondos europeos que se le habían adjudicado ante la imposibilidad de producir vehículos eléctricos en Almussafes antes de 2026 implicó dejar de lado a parte del sector auxiliar. Una treintena empresas que concurrían junto a la multinacional quedaron en la estacada y ahora buscan alternativas para que sus proyectos puedan ser una realidad.

Una de las normas para acceder a subvenciones y créditos con buenas condiciones en el marco de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) era la presencia de pymes en la iniciativa. Por ello, Ford se alió con varias startups valencianas, pero también con firmas más consolidadas como Industrias Alegre o Power Electronics o incluso gigantes como Gestamp. Ahora, las mismas no podrán desarrollar su parte del trabajo y eso supone un verdadero freno a su actividad.

Ante esta situación las firmas se han puesto en contacto con la Generalitat, que ha anunciado que trabaja de la mano del Ministerio de Economía para impulsar un programa específico dotado con fondos de esta nueva fase de los fondos europeos que ahora comienza. El objetivo es que se puedan financiar los proyectos que sí podrían desarrollarse dentro del marco temporal que fija la Unión Europea. Es decir, antes de 2026.

Para el sector de la automoción valenciana es importante que pueda haber actividad en los próximos años hasta que se materialice la electrificación de la planta de Ford en Almussafes, que será más allá de 2026, tal y como admiten desde la multinacional. Hasta ese momento diferentes modelos con sello valenciano se van a dejar de ensamblar.

Este mismo año se despedirá la clásica furgoneta Transit Connect destinada al mercado norteamericano y la última unidad del europeo se fabricará el próximo ejercicio. En marzo de 2024 dirán adiós los modelos Galaxy y S-Max -más minoritarios- y a partir de entones las instalaciones valencianas tan solo se centrarán en el Kuga, que es el de más éxito y engloba en torno a la mitad del trabajo actual.

Contar con menos modelos implicará que se producirán menos coches y, por tanto, ya no se necesitarán tantos servicios y materiales suministrados por los proveedores y toda la industria auxiliar. De ahí la importancia de contar con proyectos alternativos para los próximos años. Con los mismos muchas empresas podrían sobrevivir y comenzar a reconvertirse de cara a la transformación de la factoría para centrarse en vehículos eléctricos. Algo antes será una realidad la gigafactoría de baterías de Volkswagen, en la que el sector también tiene depositada su confianza. Ahora queda por ver si de verdad logran atar esta vía de financiación en el marco de los fondos europeos. Una cuestión que se dilucidará en los próximos meses.

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