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El presidente de Stadler Valencia, Íñigo Parra, con la locomotora Eurodual. LP
Stadler mira a España

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La planta de Albuixech capta una inversión de cuarenta millones con la vista puesta en los macropedidos de Renfe | El grupo suizo refuerza a la factoría valenciana al designarla como centro tecnológico de trenes regionales y cercanías para el sur de Europa y Norteamérica

Inés Herrero

Valencia

Sábado, 11 de julio 2020

Con 123 años de actividad industrial ininterrumpida a sus espaldas y creciente presencia en el mercado internacional, la planta de Stadler en Albuixech reivindica su protagonismo en el mercado ferroviario español.

«Nunca hemos estado presentes en la entrega de vehículos de cercanías y tenemos una oportunidad, hay grandes concursos en ciernes y creemos que podemos aportar tecnológicamente una gran base para dar una solución de calidad«, afirmó su presidente, Íñigo Parra, en un acto reciente, en alusión a los macropedidos de Renfe para renovar su flota pendientes de adjudicar. En el primero, de 258 millones, le ganó el pulso el fabricante vasco CAF.

Esa declaración de intenciones, en presencia del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, llegó tras anunciar que la compañía suiza invertirá cuarenta millones de euros para convertir a Stadler Valencia en su centro tecnológico de trenes regionales y cercanías para Norteamérica y el sur de Europa. La planta incorporará la tecnología para producir las cajas de aluminio que se usan en los trenes de pasajeros y creará 500 puestos de trabajo.

«Ganando esos concursos es cuando se iniciaría todo ese proceso de inversión y empleo», matizó Parra, sobre una decisión ya tomada pero cuyo alcance definitivo «dependerá de la carga de trabajo en el mercado nacional».

En cifras

  • 1.446 millones de euros en pedidos en cartera de la planta al cierre de 2019, un 51% más que un año antes, según las cuentas depositadas en el registro mercantil.

  • 261 millones de euros de cifra de negocio alcanzó Stadler Rail Valencia el año pasado, tras elevar un 54% sus ventas en relación al ejercicio anterior.

  • 80% de su facturación procede del mercado internacional, según su presidente, con pedidos de Turquía o Taiwán y de distintos países europeos.

  • 1.200 trabajadores en plantilla tiene la factoría de Albuixech, frente a los 954 del año anterior, y no aplicó ningún ERTE por el coronavirus.

El mercado internacional le aporta el 80% de su facturación, que en 2019 creció un 54% y alcanzó los 291 millones, con un beneficio de 29,3 millones, más del doble que un año antes, y pedidos por importe de 1.446 millones. Según sus cuentas anuales, logró contratos para suministrar 60 locomotoras a Finlandia, 34 a Taiwán y siete a Turquía, además de entrar en el negocio de tranvías en Alemania y Suiza.

En España, es líder en mantenimiento de vehículos de pasajeros en la Comunitat Valenciana y Baleares, y ADIF le encargó 22 locomotoras y tres trenes exploradores, años después de resultar adjudicatario para fabricar seis trenes para el TRAM alicantino adjudicados, por 43 millones, y quince para el operador catalán FGC, por 100 millones, que este ejercicio le ha encargado cinco locomotoras por 36 millones.

En las cuentas depositadas en el registro mercantil, Stadler destaca el «esfuerzo» realizado para participar en las licitaciones de Renfe, como la de trenes métricos y alpinos ya adjudicada a CAF o las relativas a trenes de gran capacidad, regionales y cercanías.

Testigo de dos guerras mundiales, una civil y otras tantas crisis económicas, la industria fundada en 1897 por Miguel Devís y José Noguera, que desde 2016 luce la marca de Stadler tras sucesivos cambios de propietario, se postula como un actor clave para el desarrollo del sector ferroviario español y lo hace, además, con el compromiso de su matriz de invertir y crear empleo en Valencia.

Íñigo Parra, a la derecha, observa al ministro José Luis Ábalos, que conversa con Carlos Bertomeu, Salvador Navarro y Jesús Alonso. Efe / Biel Aliño

«Además de fabricar, diseñamos, tenemos más de 250 ingenieros»

«Conmemorar el 120 aniversario de una fábrica, en España, es un acontecimiento excepcional, que no puede pasar desapercibido y debe ser celebrado». Con esas palabras, Íñigo Parra ponía en valor a finales de 2017 la trayectoria de Stadler Valencia, como fabricante de «locomotoras y trenes que han contribuido al desarrollo económico de Valencia y sus gentes» y poseedora de «un carácter resiliente y un espíritu innovador» que le permitió sobrevivir a guerras, crisis y cambios de dueños.

A esa tradición ferroviaria volvía a apelar esta semana cuando, en presencia del ministro José Luis Ábalos, anunció la millonaria apuesta suiza por su planta valenciana, que pugna por megacontratos de Renfe que le aseguren carga de trabajo en España y la afiancen como uno de los principales centros de Stadler, desde el que suministrar trenes de pasajeros a Norteamérica y el sur de Europa.

Y no solo los fabrica, sino que también los diseña, como recalcó Parra en la jornada organizada por la Cadena SER Valencia, en la que sacó pecho de contar con «más de 250 ingenieros en plantilla, y otros tantos cientos subcontratados», y de haber logrado «hacer ingeniería a distancia de un día para otro» para capear la crisis del coronavirus.

Además de destacar que mantuvo su actividad sin Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), reivindicaba así el potencial de la planta valenciana ante políticos que, tras el mazazo del cierre de Nissan en Barcelona y lo aprendido del Covid-19, fían la recuperación a la reindustrialización.

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