![Ángela Pérez: «Le pediría a las personas con patrimonio de nuestra Comunitat que, empezaran a tener un poquito más de sensibilidad por invertir en proyectos de impacto »](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2025/02/03/Entrevista-Angela-Perez-Health-in-Code-REJe0bMWXtMIV4yhcydXvaL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Ángela Pérez: «Le pediría a las personas con patrimonio de nuestra Comunitat que, empezaran a tener un poquito más de sensibilidad por invertir en proyectos de impacto »](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2025/02/03/Entrevista-Angela-Perez-Health-in-Code-REJe0bMWXtMIV4yhcydXvaL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Ángela Pérez (Valencia, 1976) es un torbellino. Con 24 años creó su primera empresa. Madre de tres hijos, también escribe en su tiempo libre. Ocupa Business Development en Health in Code Group, presidenta de BIOVAL, directora general de Biohub Valencia y miembro del Alto Consejo ... Consultivo en materia de I+D+i del Gobierno de la Generalitat Valenciana, entre otros. ¿En qué tiempo libre?
- Es que duermo poco, tengo algo que llamo yo 'overthinking', pienso -demasiado, entonces a veces tengo que canalizar un poco toda esa energía a través de tareas muy diferentes a lo que hago en un día. Antes leía muchos papers científicos y me dedicaba en cuerpo y el alma a mi compañía, pero luego me di cuenta de que eso tampoco me beneficiaba ni a mí ni a la compañía, y que tenía que quemar un poco esa energía sobrante en tareas un poco diferentes que me permitieran quizá relajarme y crear esos momentos de reflexión. El deporte para mí es un gran aliado, y lo practico todos los días, aunque sea un muy poco ratito, y a nivel casero,. La lectura y la escritura me encantan, soy una lectora de la vida, y escribo de vez en cuando porque tengo momentos creativos, y como soy muy mala en cualquier otro arte: la música, la pintura, el dibujo no se me dan bien. Escribo pero para mí aunque también alguna nota de prensa.
- En 1998, con 23 años se lanzó a emprender. Además lo hizo en un proyecto de lo más ambicioso creó la primera empresa dedicada al diagnóstico genético humano en España. Pérez asegura que fue la «inconsciencia tremenda» que tenía ella, y el grupo con el que trabajaba, la que les invitó a embarcarse en el mundo de la empresa cuando nadie (o casi nadie) lo hacía.
- No sabíamos lo que era emprender, ni siquiera sabíamos lo difícil que era ya que en aquellos momentos, en el año 98, pues ni siquiera había sitios donde emprender, lo hicimos. Además, en una empresa de base tecnológica como la nuestra, no teníamos a nadie que nos dijera los retos que teníamos por delante, lo difícil que era, y tampoco demasiada ayuda. Entonces, pues bueno, lo hicimos todo a doble o nada, fue algo muy complicado. .
- Más allá de esa inconsciencia casi inherente a la juventud, supongo que el hecho de trabajar con la Universitat de Valencia en los primeros proyectos europeos de secuenciación de genomas completos le permitía mirar un poco hacia el extranjero y ver que allí sí que había ese emprendimiento que aquí no había llegado.
- Sí, lo que hicimos fue participar en un proyecto europeo que muy duro, aquí no fueron años para nosotros mismos, que teníamos los recursos que el resto de nuestros vecinos y compañeros europeos podíamos esperar a altura, y en el seno de un proyecto europeo, al final de los años conseguimos empezar el trabajo en condiciones y darnos cuenta de que éramos uno de los pocos grupos a nivel europeo que sabíamos la cuantía de ADN. Ell retorno al mundo académico era un retorno fácil, una vía que era lo más normal, lo que se debería hacer, y así lo realizamos, pero siempre nos quedamos con el gusanillo de que aquello que nosotros podíamos hacer tenía mucho valor y lo vimos en Estados Unidos. Allí el diagnóstico genético era algo que se estaba empezando a utilizar en el ámbito clínico y pensamos, ¡qué guay!, que esto que nosotros sabemos hacer, y muy pocos europeos más saben, sea algo que empieza a demandarse tanto en Estados Unidos y que nosotros aquí en España quizá podamos montar una empresa y no hay competencia a priori y puede ser que nos vaya muy bien. Eso es una buena noticia, que también es un error, y bueno, lo que sí que creo que fue un auténtico acierto fue pensar que era una pena que aquello que podíamos hacer un puñadito de europeos pues tenía mucho sentido que empezáramos a trabajar y transferirlo a la sociedad.
- ¿Y cómo recibió en aquel momento la comunidad científica el hecho de que pensaseis en emprender?
- En aquellos tiempos, pensaban que un profesor montara una empresa era una aberración. Esto fue un equipo de dos junto a mi profesor en la Universitat, Manuel Pérez Alonso, catedrático hoy en día del Departamento de Genética de la Universidad de Valencia, una idea conjunta. Es cierto que él tenía una red porque es catedrático y tenía su plaza en la universidad. Yo era la que arriesgaba un poquito más porque si iba mal… pero también mucho más que ganar. Al final yo no puedo estar más orgullosa mi trayectoria profesional. He trabajado durísimo, durísimo, pero estoy muy contenta y he tenido un reconocimiento social espectacular. Volviendo al tema, afortunadamente las cosas ahora han cambiado mucho, ya no se ve mal que se emprenda desde la Universidad. Para es maravilloso poder ver cómo ahora nos esforzamos todos, incluida la academia, en fomentar ese emprendimiento.
- Ha comentado el respaldo que tuvo en aquel momento de su profesor de su universidad. Supongo que nunca olvidó esa confianza y por ello, en sus empresas y en ámbitos académicos, siempre intenta promocionar y empujar hacia adelante a su gente.
- Claro, sin duda. Yo soy una firme defensora de las promociones internas y soy sincera, tengo un sesgo enorme por las mujeres. He podido tener una trayectoria profesional cargada de proyectos, y a pesar de ello, me he casado y tengo tres hijos. Creo que en menor medida, o en la misma medida, hay muchas mujeres que también lo pueden hacer. Soy una firme defensora de apostar por las mujeres, de decirles que se lo tienen que creer, que están perfectamente capacitadas, al igual que ellos e intento animarlas a que se presenten a los puestos de dirección y que sean valientes de asumir responsabilidad en esos cargos.
En 2022 Ángela Perez fue galardonada, por unanimidad del público, en los premios Jaume I. Su segunda empresa, creada en 2009, se llamó Imegen. Nació con el ambicioso objetivo de convertirse en referente internacional en diagnóstico genético humano. En febrero de 2020, se fusiona con otras dos empresas. El fruto es Health in Code, la empresa líder de servicios y productos genéticos no reproductivos en España y una de las más grandes de Europa. En junio de 2024 llegó a facturar los 46 millones de euros.
- ¿Health in Code, no tiene techo?
- Te podría decir que no tiene pero la verdad es que Health in Code es fruto de una ambición, la que tuvimos los promotores de esta compañía y que hemos mantenido durante el tiempo. Esto ha hecho que decidiéramos adoptar decisiones tan difíciles como buscar socios financieros, rodearnos de otras personas que tenían mucho dinero, porque sabíamos que teníamos que realizar unas inversiones en equipamiento, en talento y proyectos muy grandes y además en muy poco tiempo si queríamos plantar cara a gigantes tecnológicos como pueden ser China o Estados Unidos, donde las leyes y la financiación de esos países en esta materia es mayor.. Entonces en su momento decidimos que si manteníamos la empresa con nuestros recursos propios haciendo que creciera al ritmo que nos permitía solo España, no íbamos a llegar lejos.
- Tiene cierto sentido en un mundo tan globalizado.
- Es absolutamente global y decidimos abordar una estrategia de crecimiento. Esa fusión ha sido, yo creo, que la clave de nuestro éxito, ser lo suficientemente generosos como para repartir un pastel y quedarnos cada uno de nosotros con una parte más pequeñita de un pastel mucho más grande. Y esto pues genera un orgullo de pertenencia en mi caso, y creo que en el resto también enorme, pensando que no es nuestro proyecto, es solamente un trocito de nuestro proyecto, que al final ha llegado a ser una enorme compañía que compite a nivel internacional con empresas, que han sido referentes desde los años 90. Es un orgullo para nosotros además que la estrategia de crecimiento de la empresa sea en Valencia y que el dinero orgánico que se ha creado se haya mantenido en Valencia.
- Hablando de Valencia, cambiamos un poco de cuestión, usted también es presidenta de The Terminal Hub, cuénteme cómo está evolucionando el ecosistema emprendedor de la ciudad.
- The Terminal Hub y Biohub que son las dos bases de la Marina de Valencia, una de ellas, absolutamente especializada en biotecnología y la otra más generalista en el entorno de la innovación, la tecnología y el talento, la formación, etc. Pero también está BioCell, un vehículo de inversión fundado por mí y por un socio Fernando Ibañez, para fomentar la inversión de proyectos de biotecnología Cada uno de los proyectos que he abordado después incluso de mi puesto como Presidenta del Consejo Social de la Universitat, tienen todo que ver con no sólo quejarme de lo que he visto en 25 años, que son los grandes hándicaps, los stops, los frenos para conseguir que haya más sensing code y más personas emprendedoras, como Ángela Pérez, pero me gustaría decirlo con más humildad, ¿no? Creo que debe haber más Ángela Pérez, pero no lo diría así, diría que tiene que haber más Iker Marcaide, que tendría que haber más personas referentes, más emprendedores científicos, más personas científicas investigadoras, que cuando hemos hecho el Eureka en nuestras respectivas universidades o centros de investigación, hemos abordado con valentía la fase de trasladar eso a la sociedad, y cuando eso lo decides hacer, pues ocurre que te encuentras con un montón de problemas. No sólo lo he dicho por activa y por pasiva ,y he decidido dar un paso más y trabajar para cambiarlo y así es como surgen los proyectos como The Terminal Hub, Biohau o Biocell, que apoyándose en la Universidad de Valencia, que es una universidad que lo tiene todo absolutamente, pues sea capaz de poner en valor ese 7% de materia gris emprendedora que tenemos dentro de la propia universidad.
-¿Cuáles son algunas de esas barreras a las que hace referencia?
La propia resistencia al cambio. Los humanos a veces tenemos características, y hay una comúnmente extendida que tiene que ver con la resistencia al cambio. Hay veces que los problemas son culturales y es muy difícil cambiarlos. En Valencia hay muchas familias y muchas personas que tienen dinero y que realizan sus inversiones en sectores más tradicionales y es difícil encontrar inversores sensibles y que decidan invertir un tanto por ciento, aunque sea pequeñito, de sus beneficios, de sus ganancias, en sectores sostenibles o de impacto, como puede ser, por ejemplo, la biotecnología. Y a ellos siempre les digo que cuando tuvimos el covid estábamos todos esperando una vacuna que llegó en muy poco tiempo. Imaginaos lo que hubiera pasado si esta vacuna la teníamos que fabricar los españoles. Es que los humanos en el mundo y de forma global, necesitamos a veces desarrollar, invertir y llevar adelante un conocimiento tecnológico. Tenemos que evolucionar. Todo eso cuesta dinero, pero uno no solo puede ser financiado a nivel público. Estudiamos en la Universidad, tenemos éxito en nuestras empresas y luego devolvemos en forma de financiación ese éxito que tenemos y lo devolvemos parcialmente apoyando esta investigación. Si tuviera una petición que hacer, le diría que los inversores, a las personas con patrimonio dentro de nuestra Comunitat que, empezaran a tener un poquito más de sensibilidad por invertir en proyectos de impacto. Entre ellos, y según me caso, en la biotecnología. Eso es imprescindible.
- Además los estudios demuestran que la biotecnología y por ejemplo las startups tecnológicas tienen más nivel de supervivencia que la media.
- Desde hace 20 años, los proyectos biotecnológicos están en el top de los que más rendimiento generan. Esto no quiere decir que uno pierda el dinero, sino que lo está invirtiendo en proyectos que multiplican. Y hay casos de éxito, por ejemplo en mi empresa, en la que me he dedicado estos años a acompañar a la administración en las sucesivas rondas de ampliación de capital y de cambio de poder a multiplicar sus beneficios o sus ganancias a la hora de vender. Este es uno de los problemas y el otro es la transferencia de tecnología. Y ahí yo creo que desde el Consejo Social puedo ser muy útil en intentar cambiar un poco y mejorar los procesos con los cuales nosotros transferimos la tecnología desde las universidades a las empresas. Respecto a las startups, creo que somos relativamente buenos en crear empresas, pero no lo suficientemente eficientes a la hora de escalarlas y en realidad necesitamos empresas medianas y grandes. Alguien dijo una vez que el problema no era la captación de talento porque lo teníamos en la región, sino la retención del talento, y yo suscribo esas palabras. En biotecnología al menos es así. Grandes cantera, muchas posibilidades de formar dentro incluso de la propia compañía, y lo que faltaría un poco es retener ese talento.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.