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CLARA ALFONSO
Valencia
Lunes, 26 de septiembre 2022, 18:43
La educación online está cada vez más presente en la vida de los estudiantes. Las nuevas formas de aprendizaje que trajo consigo la pandemia, han reforzado la industria del e-learning y han demostrado ser una herramienta muy útil que, sin duda, cambiará el modo ... de aprender. Tanto es así, que son muchas las 'start ups' las que están invirtiendo y desarrollando espacios educativos en el mundo virtual muy prometedores tanto para el presente como para el futuro.
Becquerel es uno de esos casos. La iniciativa valenciana se define como una plataforma educativa «tipo Netflix», en la que los alumnos de 2º de bachillerato pueden preparar las asignaturas de física y matemáticas para los exámenes del curso y de selectividad.
«Los alumnos se suscriben y, en vez de encontrar series, ven los diferentes temas de cada asignatura. Los ‘capítulos’ son las diferentes lecciones de cada tema, en las que se explican todos y cada uno de los conceptos que dan en clase y se les prepara para resolver cualquier ejercicio que les puedan preguntar», explica Joan Valero, CEO de la compañía.
El nacimiento de Becquerel vino motivado por la propia experiencia de su fundador y se hizo realidad en EDEM.. «A lo largo de toda mi vida, me ha acompañado eso de dar clases de refuerzo: por ser el mayor de tres hermanos y por algún conocido que me ha pedido clases de mates alguna vez», cuenta. «Durante la carrera, para sacarme un dinero, me puse a trabajar en una academia y ahí fue cuando me di cuenta de lo fragmentado y poco digitalizado que está el mundo del repaso. Como en EDEM, la universidad en la que estudié, dan la oportunidad de hacer tu TFG sobre un proyecto emprendedor, decidí lanzarme a la piscina», añade Valero.
Durante sus primeros meses de vida, de septiembre a diciembre de 2021, detrás de 'Becquerel' tan solo estaba Joan. «Me encargué de crear la plataforma, grabar el contenido y conseguir los primeros clientes. Tras validar que el proyecto tenía sentido, conseguí a tres profesores que me ayudaran con la preparación del contenido académico y me apoyé en un par de 'freelance' para que me ayudaran con la publicidad y el diseño», recuerda.
En esas fechas, la plataforma estaba en fase de pruebas y tan solo era accesible para 20 personas: «Quería tener un contacto muy cercano con ellos para ver realmente qué necesitaban y qué mejoras proponían». Con toda esa información, 'Becquerel' se abrió al público en enero de 2022 y, dos meses después, ya presumía de contar con un centenar de suscriptores. «Decidimos mantener esa cifra hasta final de curso para asegurarnos de que la experiencia fuese óptima», comenta. Ahora, ya en un nuevo curso, y a pocos días de terminar septiembre, la compañía ha conseguido doblar la cifra.
Las clases están grabadas en formato 'tipo Twitch': en todo momento se ve al profesor y a una pizarra digital donde a parte de escribir, se pueden mostrar imágenes, vídeos, simulaciones... herramientas que permiten que el alumno comprenda mejor los conceptos. Pero, ¿qué ocurre si el suscriptor necesita una ayuda extra? Tal y como cuenta Valero, «Al lado de cada lección, el alumno tiene un botón bien grande que pone 'preguntar duda'. Pulsándolo, se dirige a una conversación de Whatsapp con nosotros y se la resolvemos enseguida, ya sea con un mensaje, audio o vídeo corto», explica. No obstante, «recibimos bastantes menos de lo esperado, señal de que está todo muy bien explicado», apunta.
'Becquerel', que se encuentra en la fase 'Traction' de Lanzadera, tiene muy claro cuales son sus objetivos: «Ya hemos visto que los alumnos quieren el producto y quedan encantados. Así que ahora tenemos que ayudar a los máximos posibles». En este sentido, Valero cuenta que «es bastante probable que la siguiente asignatura que añadamos sea química y, luego, saquemos esas mismas asignaturas para 1º de bachillerato».
Sobre cómo se imagina la plataforma en un futuro, Joan lo tiene claro: «La forma que tenga Becquerel en unos años me da un poco igual, siempre y cuando nuestros jefes, que son los alumnos, estén encantados con nosotros». Lo que sí que puede adelantar, es que «como somos todos unos frikis de la ciencia, es bastante probable que nos quedemos como especialistas en lo científico-técnico, pero habrá que ver si bajamos a la ESO o subimos a la universidad».
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