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El diseño del Hyperloop español, principal candidato a transporte del futuro, o el casco abatible y la botella de diseño de Closca son una clara muestra del talento que se ha beneficiado de StartUPV, el ecosistema creado por la Universitat Politècnica de València para fomentar ... el emprendimiento de sus estudiantes y egresados.
Son solo dos ejemplos de muchos casos de éxito nacidos en el seno de un programa que facilita a las incipientes empresas los servicios necesarios para dar sus primeros pasos con seguridad. Para que una idea trabajada en una tesis doctoral o un proyecto que simplemente da vueltas por la cabeza llegue a convertirse en realidad. Es transferencia de conocimiento pura y dura impulsada por equipos jóvenes con una característica común: lleva ADN 'politécnico'.
El programa cumple diez años, que se celebrarán este miércoles con un acto en el edificio Nexus del campus de Vera. Se hablará de pasado y de futuro, se compartirán experiencias y se dará difusión a su cartera de empresas de base tecnológica, así como a sus productos más conocidos. En definitiva se sacará pecho por lo conseguido, que tiene mucho mérito.
Lo que empezó con seis empresas en un espacio reducido de la Casa del Alumno se ha convertido en una aceleradora pública que ha dado cobijo a más de 200 a lo largo de una década. En estos años han captado 500 millones de euros de inversión privada y la tasa de supervivencia alcanza el 54%, un porcentaje muy por encima del promedio de una startup.
El primer año disponen de un espacio de trabajo gratuito y compartido (coworking), donde se intensifica el apoyo mutuo, además de disponer de acceso a los diferentes servicios que ofrece la universidad, desde conectividad hasta recursos de bibliotecas. Durante los cuatro siguientes -la permanencia máxima es de cinco- pueden contar con estancias individuales para sus empresas a precios reducidos, siempre por debajo de los de mercado. «Consideramos que empezar sin tener que asumir los costes habituales y disponer de todos los servicios que prestamos es una enorme ventaja para una empresa», tercia Esther Gómez, vicerrectora de Estudiantes y Emprendimiento de la UPV.
Zeleros. Desarrollan el Hyperloop, el transporte del futuro, de viajeros y mercancías.
Pyro. Ofrece tecnología y servicios punteros para la prevención y extinción de incendios.
Be More 3D. Construye casas con tecnología de impresión 3D.
Closca. Destaca su casco, su botella de diseño y el proyecto de digitalización del consumo.
Streamloots. Ayudan a monetizar y sacar rendimiento a las emisiones de streamer
Digital Sun. Es uno de los estudios españoles de videojuegos más destacados.
Yeeply. Especialistas en seleccionar equipos para proyectos digitales de una empresa.
Rudo. Dedicados al desarrollo de aplicaciones.
Wonderbits. Optimizan procesos productivos de empresas y organizaciones.
CoverWallet. Especializada en la contratación flexible de seguros para empresas.
Solatom. Genera energía térmica mediante calderas solares industriales.
Dygma. Diseña y comercializa teclados ergonómicos de última generación.
Cosmos Engineering. Aumenta la eficiencia en la construcción mediante IoT.
Bounsel. Da herramientas digitales a los bufetes de abogados.
HomySpace. Soluciones de alquiler temporal para empresas y trabajadores desplazados.
Exponentia. Consultoría tecnológica para la transformación digital.
RoasHunter. Especializada en campañas de marketing digitales.
«Desde los años 90 ya ofrecíamos asesoramiento, pero el programa se define cuando nos planteamos si tendría sentido agrupar a varias startups en una incubadora, en el mismo espacio físico. Empezamos con seis y detectamos que les beneficiaba estar juntas: se establecían relaciones, colaboraciones y sinergias. Ellas mismas reclamaban más espacio», explica María Márquez, directora del área de Emprendimiento IDEAS UPV, el servicio general de apoyo al emprendimiento de la universidad en sus diferentes facetas y del que se desprende la aceleradora StartUPV, creada específicamente para aquellas que requieren de un espacio físico para empezar a caminar.
Para acceder se requiere que uno de los socios principales de la empresa sea estudiante o egresado de la UPV, y sólo lo consiguen entre el 25% y el 30% de las interesadas, como explica Israel Griol, técnico superior en StartUPV. «Desde el primer día se generan sinergias. Si no hiciéramos ninguna otra acción ya sería un ecosistema excelente, pero aportamos mucho más», explica.
El primer paso es organizar un bootcamp, una especie de curso rápido para que las nuevas incorporaciones se conozcan y en el que se les ofrece formación básica sobre aspectos como modelo de negocio, segmentación de mercados o ventajas competitivas. Tras esa semana llega el Welcome Day, para que interactúen también con las que ya están dentro. «A estas les instamos a que les digan en qué aspectos les pueden resultar más útiles», añade Márquez. En resumen, una especie de esfuerzo compartido en beneficio de todos los emprendedores.
5años es la estancia máxima en el programa. Se pueden completar tras una interrupción, por ejemplo, tras pasar por otra aceleradora.
21% es el porcentaje de empresas de StartUPV lideradas por mujeres desde sus inicios.
Las startups incubadas disponen de un técnico especializado de IDEAS UPV que les acompaña, comparten su 'know-how' a través de StartUPV Academies, que son charlas impartidas por los integrantes de las empresas más veteranas (blockchain, crowdfunding, posicionamiento SEO por ejemplo), se fomenta el mentoring entre startups más avanzadas e incipientes, se facilitan formaciones externas, muchas veces a demanda (financiación o propiedad intelectual o industrial) y se benefician de descuentos en determinados servicios, como Amazon Web Service, MathWorks o paquetes de tecnología informática.
StartUPV se alimenta de la propia comunidad educativa. «El emprendimiento no se fomenta exclusivamente en la sede, nos apoyamos en cada uno de los centros y escuelas de la UPV, donde hay un espacio físico donde se incuban proyectos, y cuando pasan a concretarse en una empresa acuden aquí», explica María Márquez.
54%es la tasa de supervivencia global de las empresas que han participado en el programa desde 2012.
21%de las empresas que han pasado por la aceleradora han trabajado proyectos sobre estilo de vida. Le sigue el sector de la industria 4.0.
Otra característica es la retroalimentación. «Las empresas se nutren en mucho casos de estudiantes y egresados, lo que al final es darles oportunidades para que acaben en empresas punteras», dice la directora de área. «Es un valor añadido que siempre destacan: el acceso directo al talento de la UPV. Y no deja de ser una manera de retenerlos aquí, evitando que puedan acabar en otra comunidad o en el extranjero», completa Esther Gómez, que recuerda que un gran número de estudiantes elige la UPV a sabiendas de que van a tener la oportunidad de emprender.
A diferencia de otras incubadoras, que también se nutren de proyectos nacidos en la universidad, la institución no se queda con ninguna participación de las empresas que impulsa (salvo de sus propias spin off universitarias). El beneficio es distinto. «Es facilitar que nuestros estudiantes, además de tener la salida de emplearse en una empresa, dispongan de la posibilidad de constituir la suya. Lo más importante es que vean el emprendimiento como una alternativa de empleo. Al final nuestra función pasa porque los egresados tengan una probabilidad muy alta de inserción, sean empleados o emprendedores», concluye la vicerrectora.
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