Han pasado dos meses desde que la Ley Europea de Inteligencia Artificial (IA) entró en vigor y su impacto ya comienza a sentirse en el tejido empresarial. Aunque busca garantizar un desarrollo ético y seguro de estas tecnologías, las empresas se enfrentan a un ... panorama de mayor regulación que podría frenar su capacidad de innovación.
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Como apuntan los expertos, el cumplimiento de la ley no será fácil. Vicent Botti, director del Instituto Valenciano de Investigación en Inteligencia Artificial (VRAIN) de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) advierte que uno de los principales desafíos radica en la evaluación de las aplicaciones de IA y en la capacidad de las autoridades responsables para verificar su conformidad.
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Pablo Alcaraz
Según el experto, sectores como la aviación, el automovilismo y la ingeniería biomédica, donde la IA ya juega un papel crucial en garantizar la seguridad, pueden ver afectadas sus operaciones debido a las nuevas exigencias regulatorias. Las empresas deberán rediseñar sus modelos de IA para cumplir con estándares de precisión, robustez y ciberseguridad, lo que implicará importantes inversiones en investigación y desarrollo.
¿Qué implica la normativa?
La Ley Europea de IA es el primer marco regulatorio global que establece directrices específicas sobre el desarrollo y uso de la inteligencia artificial. Entró en vigor el pasado 1 de agosto y se establece un plazo de dos años para ir aplicando la norma. La ley clasifica los sistemas de IA en cuatro categorías de riesgo: mínimo, limitado, alto e inaceptable. Aquellos que caen en las categorías de alto e inaceptable, como el reconocimiento facial en espacios públicos o los sistemas de diagnóstico médico, tendrán que cumplir con requisitos más estrictos de supervisión y transparencia.
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En la Comunitat Valenciana, donde un 14,1% de las empresas ya utilizan IA según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), los sectores más afectados serán aquellos que dependen de sistemas de IA de alto riesgo, como la sanidad, los recursos humanos o las infraestructuras críticas. Andrés Desantes, CEO de la empresa de IA 1MillionBot, lo deja claro: «La mayor burocracia y los nuevos costes asociados a la adaptación de estos sistemas pueden hacer que algunas aplicaciones no sean rentables en Europa. Esto desincentiva la inversión y empuja a las empresas a buscar mercados con menos restricciones».
Vicent Botti también hace hincapié en los sectores más vulnerables: «Las aplicaciones catalogadas como de 'riesgo inaceptable', como las que implican la manipulación del comportamiento humano o el uso de biometría en tiempo real, serán sometidas a una vigilancia especialmente rigurosa. Esto puede afectar a sectores como el juguete o la ingeniería biomédica».
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Situación en las pymes
Uno de los grandes temores es cómo afectará la normativa a las pequeñas y medianas empresas (pymes), que tienen menos recursos para cumplir con las nuevas exigencias. Desde la Cámara de Comercio de Valencia advierten que, debido a la necesidad de implementar sistemas de gestión de riesgos, auditorías y la adaptación tecnológica, los costos operativos para las pymes pueden aumentar considerablemente. Sin embargo, la entidad cameral señala que la ley también prevé medidas de apoyo a las mismas y puede ofrecer oportunidades para que estas empresas destaquen al cumplir con estándares elevados.
En este sentido, Adrián Todolí, profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universitat de València (UV), explica que, a pesar de estos desafíos, la ley también puede ofrecer oportunidades. «Las certificaciones obligatorias que promueve la ley garantizarán que las soluciones de IA sean confiables y éticas. Esto será especialmente beneficioso para las pymes, ya que podrán adquirir productos de IA de calidad y competir en igualdad de condiciones con las grandes empresas», afirma Todolí.
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A pesar de estas ventajas, el reto de cumplir con la normativa sigue siendo considerable. José Rosell, presidente de la Comisión de Sociedad Digital de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), considera que la regulación europea refleja los valores del continente, pero es crucial que no obstaculice la innovación y señala que las empresas europeas deberán adaptarse progresivamente a la nueva ley, lo que podría suponer inicialmente un sobrecoste. Cree que Europa debe seguir ajustando la normativa para mantener su competitividad en la carrera tecnológica global: «El desafío radica en encontrar el equilibrio adecuado entre proteger los derechos fundamentales y permitir que la innovación fluya».
La IA generativa en el centro del cambio
En un entorno empresarial cada vez más competitivo, la adopción de nuevas tecnologías se ha vuelto esencial. Un informe de KPMG sobre las perspectivas económicas de la Comunitat Valenciana para 2024 presenta un panorama optimista pero desafiante, centrado en la inteligencia artificial generativa (IAGen).
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Con la digitalización como una prioridad ineludible, un 35% de las empresas valencianas planean incorporar la IAGen en sus operaciones, y un 9% ya han dado el paso. Esta tecnología, que permite la creación automatizada de contenido y la optimización de procesos mediante algoritmos avanzados, se considera fundamental para mejorar la eficiencia y fomentar la innovación, especialmente en marketing y ventas, donde el 58% y el 56% de los encuestados ven oportunidades significativas.
Sin embargo, el informe también identifica obstáculos en la implementación de la IAGen. Un 63% de los directivos señalan la gestión del cambio como el principal desafío, requiriendo no sólo inversión en infraestructura, sino también un cambio cultural en las organizaciones. En este sentido, la formación del talento se convierte en una prioridad, ya que el mismo porcentaje de directivos (63%) menciona dificultades para atraer y retener profesionales con las habilidades necesarias.
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La escasez de talento digital es una preocupación creciente; actualmente, sólo el 25% de las empresas valencianas cuentan con programas de 'upskilling' y 'reskilling'. Ante esta situación, casi la mitad de las organizaciones (46%) planean invertir en la capacitación de su personal, reflejando un compromiso con la adaptación a un entorno en constante evolución.
Asimismo, la sostenibilidad y los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) son cada vez más relevantes en la agenda corporativa. Un 35% de las empresas valencianas prevén destinar recursos a iniciativas sostenibles, lo que sugiere que la IAGen no sólo se ve como una herramienta para mejorar la eficiencia operativa, sino también como un medio para alcanzar objetivos de sostenibilidad.
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La inteligencia artificial generativa se presenta como un motor de cambio en la Comunitat Valenciana, con el potencial de transformar el panorama empresarial y elevar la competitividad regional. No obstante, el éxito de su implementación dependerá de la capacidad de las empresas para gestionar el cambio, formar a su personal y alinear la tecnología con sus objetivos de sostenibilidad. La combinación de digitalización, capacitación y compromiso con el desarrollo sostenible será clave para que las organizaciones no sólo enfrenten los retos del futuro, sino que también prosperen en un mercado en constante transformación.
La ley de IA busca que Europa se convierta en un referente en el desarrollo de tecnologías éticas y responsables. Vicent Botti ve una oportunidad en esta estrategia: «Europa ha decidido adoptar el camino de la 'IA Responsable'. Los sistemas desarrollados aquí deberán ser seguros, transparentes y trazables. Los investigadores en IA respaldamos esta iniciativa y estamos convencidos que este es el camino, pero también habrá que ser cuidadoso con la regulación para garantizar que las empresas europeas no estén en desventaja».
Sin embargo, muchos temen que el exceso de regulación frene la competitividad frente a potencias tecnológicas como Estados Unidos o China, donde las normativas son más flexibles. Andrés Desantes comparte esta preocupación: «Si las empresas europeas encuentran más difícil y costoso desarrollar soluciones de IA aquí, lo más probable es que lleven sus inversiones a mercados más laxos».
Por otro lado, Todolí argumenta que, al menos dentro del mercado europeo, no afectará negativamente a las empresas: «Las compañías extranjeras tendrán que cumplir con los mismos estándares para operar en Europa. Esto nivelará el campo de juego y favorecerá a las empresas que ofrezcan productos de calidad, no sólo los más baratos».
Retos de implementaciónSi bien la Ley de IA representa un paso crucial hacia una regulación más responsable, su implementación plantea varios desafíos. José Rosell advierte que «es mucho más fácil redactar la ley que garantizar su cumplimiento. Supervisar el correcto uso de la IA a gran escala requerirá una coordinación eficaz entre las autoridades y las empresas». Además, destaca la necesidad de formación en todos los niveles para comprender mejor la IA y sus implicaciones, así como la importancia de entrenar modelos de IA que reflejen la diversidad cultural europea.
Nuria Lloret, directora del Observatorio de Inteligencia Artificial y Diversidad de la UPV, destaca la importancia de entrenar los sistemas de IA con datos culturalmente diversos para evitar sesgos: «Uno de los mayores riesgos en la IA es el sesgo. La IA trabaja con los contenidos existentes en la red y estos en la actualidad ya están sesgados. La normativa actual abarca algunos campos, pero más generales, específicamente sobre diversidad no hay nada detallado».
Lloret también señala que la rápida evolución de la IA podría dejar obsoleta la normativa si no se actualiza con agilidad: «La ley debe ser capaz de adaptarse al ritmo acelerado de la tecnología. Es probable que, en pocos años, tengamos que revisar varios aspectos para incluir nuevos riesgos que hoy no son evidentes».
El futuro A pesar de las inquietudes, la Ley Europea de IA ofrece una oportunidad única para que Europa se consolide como líder en el desarrollo de tecnologías seguras y éticas. Desde la Cámara de Valencia subrayan que, si bien la regulación aumenta los costos operativos, también proporciona un entorno de mercado más predecible y transparente, lo que puede atraer inversiones tanto nacionales como extranjeras.
Para sectores como el automovilístico, la aviación o la ingeniería biomédica, la normativa supone un desafío pero también una oportunidad para rediseñar sus productos y adaptarlos a los estándares más rigurosos de seguridad y ética. Vicent Botti cree que las empresas que consigan superar estos retos estarán mejor posicionadas en el mercado global: «Es importante poner a disposición de las pymes y de las empresas emergentes espacios controlados de pruebas y ensayos en condiciones reales a nivel nacional para que puedan desarrollar y entrenar la IA innovadora antes de su comercialización».
La Ley Europea de IA marca un hito en la regulación de las tecnologías emergentes. Aunque plantea importantes retos para las empresas, también abre una ventana para que Europa se convierta en un líder global en IA ética y segura.
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