La IA llega a las fallas de la mano de Amparito, la primera fallera virtual

En su segundo año de vida, Amparito tiene una misión clara: acercar la cultura fallera a residentes y visitantes, preservando y difundiendo la riqueza de esta tradición centenaria a través de la inteligencia artificial. Es el objetivo que persigue la compañía, después de haber actualizado sus modelos de inteligencia artificial y haber optimizado los flujos conversacionales de una fallera políglota, ya que puede mantener conversaciones en castellano, valenciano, inglés e italiano.

Eso sí, sin perder esa personalidad tan característica del fallero de toda la vida. «Amparito es un chatbot muy divertido y con una personalidad muy marcada; está altamente personalizado y tiene una identidad propia adaptada a la cultura y el sentimiento fallero. Queríamos crear algo especial y con carácter, y lo hemos logrado», comentan desde Aunoa. Las 3.000 conversaciones iniciadas durante su año piloto sirvieron para demostrar que Amparito conoce bien la fiesta, por lo que en las fallas de este curso responderá preguntas sobre eventos, mascletàs, monumentos falleros o incluso hará un repaso de la historia de la fiesta, lo que la convierte, según indican desde la compañía, en «una guía indispensable para vivir las fallas al máximo».

Una guía que no descansa nunca, ya que el chatbot de Amparito permite mandar mensajes a través de WhatsApp y recibir respuestas inmediatas. «Con solo un clic, podrás hacerle cualquier consulta sobre la festividad, convirtiéndola en una más de tus contactos de confianza. Ya sea desde casa o en plena calle, Amparito siempre te responderá a los mensajes que le envíes, asegurándose de que tengas toda la información necesaria al instante», explican desde su taller de creación, donde se diseñan chatbots automatizados de todo tipo para «mejorar la atención al cliente y optimizar procesos».

Escaneando un código QR disponible en la página web de Aunoa es posible iniciar una conversación con la primera fallera virtual de la historia de una fiesta que, como explica Elisabet Julián, «evoluciona con el tiempo, y la tecnología nos permite acercarla de una forma más creativa sin perder su esencia».