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Reddu se encuentra en el programa de Lanzadera desde hace un año. LP
Reddu: el juego para trabajar la dislexia
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Reddu: el juego para trabajar la dislexia

Pau Font padece este trastorno del aprendizaje y encontró en su compañero de facultad Gerard Soldevilla, que después supo que su hermano también tenía esta dificultad del aprendizaje, el aliado perfecto para desarrollar un programa que ayuda a alumnos y a profesionales

Lourdes Martí

Valencia

Lunes, 7 de octubre 2024

La dislexia se describe en el DSM-5 como un trastorno específico del aprendizaje dentro de los trastornos del neurodesarrollo. La dislexia es una dificultad para aprender, no una discapacidad y el día 8 de octubre se conmemora su Día Internacional.

Pau Font Meléndez nació en 2002 y tiene dislexia: «La realidad es que para Primaria existen muchas ayudas, pero cuando el alumno llegaba a Secundaria, todo desaparece de repente». Estuvo a punto de pensar que no iba a poder obtener el graduado escolar. Sin embargo lo logró. Hasta llegó a la facultad donde en su Barcelona natal empezó a estudiar sobre desarrollo digital. Allí conoció a Gerard Soldevilla Rosa.

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Este último, también de la ciudad condal se empezó a interesar sobre la dislexia: «Empezamos a buscar datos y descubrimos, por ejemplo que el 65 %del fracaso escolar en España se debe a dificultades en lectoescritura y cálculo». Así que lo tuvimos claro: «Vamos a empezar a buscar una manera de ayudar».

En aquel proceso, a Gerard recibió una noticia: «Su hermano fue diagnosticado con dislexia, pero era muy tarde, por lo que el proceso es mucho más complicado».

Ambos estudiantes siempre han tenido presente que la dislexia se debe abordar desde distintos ámbitos y de manera coordinada. Por un lado está el trabajo en el aula, por otro con los profesionales en consulta y también por la dedicación autónoma del alumno junto con su familia en casa. La necesidad de esta puesta en marcha común que da paso a un abordaje holístico del aprendizaje fue clave para entender que Reddu además de permitir al alumno mejorar, recoge datos que los profesionales utilizan.

«Nosotros siempre hablamos de adaptación metodológica como las gafas para la dislexia. Tú no le quitas las gafas a un alumno que las necesita, pues tampoco le puedes quitar las adaptaciones a un alumno con dislexia. Nos dimos cuenta de que a través del videojuego podíamos tener muchos datos del alumno que hacer llegar al profesor para que supieran tomar las decisiones correctas para su aprendizaje». Por esa falta de tiempo para mirar estos datos, decidieron «automatizar el proceso».

Mediante sistemas de juego y tecnología inteligente, se trabajan áreas concretas de la dislexia. «Montamos la primera versión de un juego, nos aceptó Lanzadera, entramos, y en diciembre lanzamos el primer prototipo del juego y empezamos». Arrancaron hace un año: «Estar en la aceleradora nos ha servido para despegar un montón. Ahora en septiembre ha sido el primer curso que empezamos con colegios y ya estamos en cuatro, han jugado más de 1.500 alumnos y ahora el objetivo es conseguir otros 40 escuelas».

Pua siempre ha tenido en cuenta sus 'batallas' para mejorar la herramienta: «Me acuerdo que mis principales batallas en secundaria no estaban en yo tener que seguir mejorando, sino que las familias con personas con dislexia no tienen todas esas herramientas necesarias. Los profesores no tienen tiempo. Ahora lo que hacemos es ayudar a todas las familias y alumnos con dislexia a recibir la adaptación metodológica que realmente necesitan a través de datos recogidos».

Gerard Soldevilla y Pau Font, creadores de Reddu. LP

Por un lado, hay que tener en cuenta al paciente. «Muchas veces los tratamientos tradicionales son muy caros y se abandonan normalmente porque el alumno está cansado de tener que ir dos veces a la semana a terapia, de recibir el mismo contenido que no está adaptado a su edad, de manera general y es un problema grande», comentan, y añaden: «Nosotros buscamos motivar a ese estudiante para que pudiera seguir trabajando y seguir mejorando en su dificultad. Estamos súper contentos de ayudarnos a nosotros y a nuestras familias y eso que nos llena de ilusión y nos hace seguir adelante». Porque hay que tener en cuenta que una cosa es el trabajo que se hace en consulta y otro que el paciente puede hacer en casa que además es una herramienta también para las familias que es muy importante.

Cómo no, son consciente de las dificultades por la escasez sobre todo de recursos humanos que existen en los centros educativos: «Hemos hablado con colegios de 1.200 estudiantes y solo tiene un orientador académico, es que no da. El pobre orientador tiene 80.000 problemas que distinguir».

Uno de los efectos de este tipo de carencias es precisamente la falta de diagnóstico temprano, fundamental para poder afrontar la situación desde el principio. «A veces no se diagnostica porque si tú vas sacando más o menos buenas notas, vas aprobando, no hay ninguna señal. Ahora se está haciendo mucho trabajo de atención precoz y ha habido un avance muy grande en ese sentido desde que a mí me diagnosticaron, pero igualmente el conocimiento real que tienen los profesores para poder identificar estas dificultades en el aula es escaso. Y no solo eso, es que si tienes una clase con 25 alumnos no tienes una visión objetiva de esos 25, es muy complicado entender a cada uno de tus estudiantes», insiste Pau.

Tanto los alumnos como los profesionales reciben positivamente Reddu. Aunque es cierto que, como en todos los sectores, existen algunos mitos o ideas que intentan desenterrar con resultados objetivos y fiables: «Por ejemplo está creciendo mucho una corriente contra las pantallas y el problema no es que la tecnología sea mala, es el uso que le damos, sin embargo, hay muchos profesionales que sí que lo ven como una ventaja porque nosotros no les decimos vengo a sustituirte, yo lo que vengo a hacer es automatizar todo el trabajo pesado de correcciones que tenían que hacer los profesionales».

«Personalmente mi me ha emocionado un montón solucionar aquello que me había hecho llorar tanto durante la secundaria»

Pau Font

Fundador y CEO de Reddu

Detrás de Reddu no sólo hay dos emprendedores. Hay dos personas que no entienden el desarrollo sin una perspectiva social. «Siempre me ha gustado tener todo impacto, creo que emprender tiene que ir de la mano del crecimiento social. Si emprendes es para transformar la sociedad, ese es mi pensamiento. Personalmente mi me ha emocionado un montón solucionar aquello que me había hecho llorar tanto durante la secundaria», reconoce Pau.

Nacidos en 2022 y 2003 respectivamente, ambos forman parte de esa generación de personas preocupadas por ciertos aspectos de las personas y del planeta a las que hasta ahora no se les prestaba la atención necesaria: «Intentaremos cambiar esas cosas por las que antes no se preocupaban, por ejemplo el tema de la salud mental ahora somos mucho más conscientes. Está muy guay, pertenecemos a esos jóvenes a los que se nos critica por muchas cosas, pero nosotros vemos que hay gente muy guay en toda España haciendo cosas muy guays».

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