La startup valenciana que monitoriza el agua en las ciudades y evita su desperdicio

La gestión de los recursos hídricos es uno de los principales retos a los que se enfrenta la humanidad en los próximos años. Y, es que, las perspectivas de futuro no son nada esperanzadoras. Las previsiones apuntan a que la demanda de agua se incrementará un tercio para el año 2050 y eso que, actualmente, más de 2.000 millones de personas no tienen acceso a agua potable. Todo ello sumado a que, aproximadamente, el 30% del agua en las redes de abastecimiento de las ciudades se acaba perdiendo por filtraciones, fugas o deterioro de la red, entre otras razones. En algunas ciudades esta cifra alcanza el 50%.

De ahí que sean necesarias nuevas soluciones para contrarrestar los numerosos desafíos producidos por el aumento de población y el cambio climático y que, a su vez, permitan alcanzar el objetivo de aumentar el uso eficiente de los recursos hídricos, enmarcado dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En ese contexto, nace la startup valenciana Fibsen, que ha desarrollado una tecnología que permite monitorizar en tiempo real las redes de agua y que ya tiene presencia en España, Portugal y Grecia.

No obstante, incorporar tecnología al proceso de monitorización del agua no era nada nuevo, puesto que ya se venía haciendo durante muchos años. Sin embargo, estos sistemas no evitaban los elevados niveles de pérdida de agua en las redes de abastecimiento, ni reducían los gastos de mantenimiento y explotación, ya que no proporcionaban información en tiempo real del estado de la red de agua. «Desde Fibsen quisimos darle una vuelta a todo esto a través del uso de la tecnología de sensores de fibra óptica», cuenta Javier Sanz, CEO de Fibsen.

Por eso, el sistema desarrollado por la compañía valenciana se apoya en sensores de fibra óptica instalados a lo largo de la red de agua. Gracias al pulso de luz, el análisis de señales y el uso de una inteligencia artificial son capaces de traducir en información valiosa los diferentes fenómenos que se producen. «Esta tecnología nos posibilita controlar en tiempo real toda la red a través de un panel de control donde nos avisa de forma precisa, por ejemplo, de la existencia de pequeñas fugas de agua o la presión de agua. Con este sistema, los gestores pueden ahorrar en agua y reducir el consumo energético, entre otros», explica Javier Sanz, de Fibsen.

Gracias a los sensores desarrollados por Fibsen se pueden obtener información de la red de agua cada pocos metros. Todo ello genera una gran cantidad de datos que, bien procesados, ofrecen la posibilidad de, por ejemplo, geolocalizar pequeñas fugas de agua. Algo que con otros sistemas es prácticamente imposible.

Esta tecnología puede alcanzar hasta 50 kilómetros de redes de agua, acarreando un consumo energético muy bajo. Además, su resistencia al deterioro repercute en que los gastos de mantenimiento sean casi inexistentes, lo que beneficia a que los usuarios de la red paguen menos. «El objetivo es aprovechar el agua, evitar su desperdicio y garantizar su calidad, a través de sistemas de monitorización avanzados con los que se pueda conocer en tiempo real las condiciones de la red de agua de forma ágil y digitalizada», afirman desde la compañía.

Es durante la etapa universitaria de Javier Sanz, fundador de la compañía valenciana, cuando nace la idea de Fibsen, pese a que no se materializa hasta unos años después. Estudiando Ingeniería de Caminos en la Universitat Politècnica de Valencia combinó sus estudios con una formación sobre mantenimiento de la red de agua metropolitana de Valencia.

Es ahí donde observó que el problema de las fugas era más por falta de sistemas competentes que por falta de recursos. Un día, en una clase sobre mantenimiento de edificios, vio que comenzaban a surgir los primeros sensores de fibra óptica. Observando las ventajas que ofrecían, decidió juntar un problema con una potencial solución y empezó a trabajar en ello. Unos años más tarde nacería Fibsen.

La startup valenciana, que ha sido apoyada por Col·lab, la aceleradora pública de València, se proclamó, hace poco más de un año, ganadora del programa Innowise Scale Water: proyecto europeo que impulsa a compañías innovadoras y emprendedores que trabajan en sistemas que permiten una mejor gestión hídrica.

Actualmente, se encuentran trabajando con el proyecto OPTIFIB, un proyecto pionero para detectar fugas de agua mediante fibra óptica con ayuda de los fondos concedidos por la Agencia Valenciana de Innovación (AVI) y que se realiza en colaboración con EMIMET y el ICITECH de la UPV. Además, recientemente, han realizado la primera implantación en redes de abastecimiento de agua en Grecia, donde han probado en entorno real, a parte del sistema de fugas de agua, nuevos sensores de fibra óptica desarrollados para analizar la presión y temperatura en tiempo real. También se encuentran en fase de expansión en el mercado portugués.

Respecto a los planes de futuro, Sanz, fundador de Fibsen, lo tiene claro: «Dar mayor visibilidad a Fibsen como referente en el desarrollo de sistemas avanzados de monitorización, con los que podamos ampliar nuestro mercado y ayudar a más ciudades a ahorrar en agua y optimizar los recursos».

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