Una vía contra la exclusión social: el emprendimiento

Es la historia que nos cuentan Vanesa, Carina, Nancy y Alfredo, cuatro emprendedores a quienes les ha cambiado la vida entrar en el programa de incubación de la Asociación Con Valores. Doce semanas en las que recibieron orientación de la mano de empresarios que, de manera voluntaria, actuaron como mentores y ayudaron a que los proyectos de estas cuatro personas sirvieran como medio de vida.

Artesanía y corazón

«La incubadora es como una familia que te acoge sin importar de donde vengas, tu edad, raza o religión. Ellos te abren las puertas y te enseñan todo para que saques tu proyecto adelante», relata Nancy Zuñiga. Esta emprendedora emigró desde Colombia y se encontró con la difícil situación de rehacer su vida en un país nuevo y sin ayuda. Unas circunstancias complicadas que se vieron agravadas por la llegada de la pandemia. «Acababa de llegar al país, me encontraba perdida, sin saber qué hacer, sin conocer a nadie, sin saber a dónde ir y justo llegó la pandemia y fue peor», asevera Zuñiga.

Fue entonces, hace casi tres años, que entró en el programa de incubación de la Asociación Con Valores y empezó su proyecto empresarial. Nancy se dedica a la producción de figuras artesanales de porcelana para decorar tartas de cumpleaños y de boda y, además, imparte cursos virtuales en los que enseña su arte. «El camino emprendedor no es color de rosa, siempre hay dificultades, pero, como siempre digo, si amas lo que haces, tienes una meta y un motivo, podrás vencer cualquier dificultad», explica Zuñiga y señala que con la ayuda de la Incubadora con Valores ha logrado abrir su tienda en Amazon Handmade y «empezar a vivir de mi arte».

Para Carina Gringoli, la Asociación Con Valores supuso encontrar una manera de reenfocar su negocio. Ella es artesana de velas de soja y bisutería espiritual. Antes de entrar en el programa de incubación vendía sus productos en la calle, ahora centra sus esfuerzos en la venta online. «Soy una persona que no me rindo, me enfoco a donde quiero llegar. Mi objetivo es formarme para vender online. Tener una formación de marketing online», explica Gringoli. Sus productos los podemos encontrar a través de sus redes sociales y en algunos establecimientos como Pablo Peluqueros, local que ha cedido parte de su espacio para que esta emprendedora pueda tener un punto de venta físico. Según indica, la Incubadora la ha ayudado «a creer en mí, a ser más precavida, a tener constancia y paciencia y, sobre todo, pertenecer a una familia con valores».

Una segunda oportunidad

Historias similares son las que cuentan Vanesa Cardozo y Alfredo Vela. Cardozo retomó un viejo proyecto gracias al apoyo de su familia y de la Asociación Con Valores. Se trata de Pequemels, una iniciativa centrada en el mundo Reborn, es decir, muñecas hechas a mano en silicona y vinilo que imitan los detalles del aspecto de un recién nacido real. «Gracias a la Incubadora aprendí a desenvolverme en redes sociales, a utilizar las herramientas adecuadas para ser visible en redes, aprendí finanzas, marketing, publicidad y, sobre todo, la ayuda que ofrece la Asociación Con Valores siempre está ahí», resalta Cardozo.

Por su parte, Alfredo Vela relata cómo después de perder su empleo en restauración se volcó en su proyecto, el cual tomó impulso tras entrar en el programa de aceleración de la Incubadora Con Valores. Su proyecto consiste en servicios de quiromasaje. Como explica Vela, «cuesta mucho tiempo y mucho esfuerzo llegar a tener una cartera de clientes tan amplia para poder mantener la actividad a diario pero ahí estamos con mucha fuerza». «Entrar en la Asociación supuso un antes y un después», añade y resalta que «los considero familia y lo que me llevo es más sabiduría y mucho mucho amor». Vela recibió el premio a Emprendedor Resiliente en la clausura de la última edición de Incubadora Con Valores que tuvo lugar el jueves pasado.