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Deslizándose sobre una ola de Bondi Beach, en Sidney, Paula González Gombao empezó a alumbrar Blue Bamboo. El relato de la creación de la startup, ... plataforma de yoga, meditación y entrenamiento online, de esta alicantina podría estar incluido en uno de esos manuales de historias inspiradoras. La mujer con trabajo «serio», directora financiera de una empresa que decide renunciar a la estabilidad laboral y económica por un sueño, el de «mejorar la vida de las personas». Un proyecto que, en su primera ronda de financiación, ha logrado que business angels como Cinto Ajram, founder de CA-Sports, o el inversor mexicano Gerardo González confíen en él para que, en menos de un mes, haya alcanzado los 150.000 euros que se había marcado como objetivo.
Pero, ¿qué ha ocurrido y quiénes han estado implicados desde aquella idea etérea y todavía sin nombre hasta este momento? Principalmente «una pandemia». Cuenta Paula que al regresar de su estancia en Australia, el mundo se frenó y justo en aquel momento entendió que era el mejor momento para ponerse en marcha. «Allí todo el mundo practica yoga y pensé que necesitaba traer a Valencia alguna manera para implicar a un mayor número de personas a una actividad sin la que ya no se entiende la vida en lugares como Estados Unidos o Canadá», comenta Paula.
La lógica invita a pensar que esa tendencia de la práctica de yoga se va a extender por todo el mundo, y es el nicho de habla hispana del que se empezó a encargar Gombao. Primero en España, donde han focalizado todos sus esfuerzos y recursos. Y ahora, tras una ronda importante de financiación, el horizonte está justo al otro lado del charco, en Latinoamérica.
«En el confinamiento, el usuario empezó a ser consciente de que se podía practicar deporte en casa. Más concretamente, yoga, que es una actividad muy para una misma, individual», y se puso manos a la obra con una todavía incipiente página web. «Era un portal muy básico, con un par de vídeos. A partir de ahí me planteé qué era lo que yo quería aportar a las personas», comenta. «En España no había plataformas de habla hispana con un contenido variado. Sí que había páginas web con una profesora… muchas de ellas sin apenas calidad». Consciente de que había, y hay, mucho contenido gratuito, encontró una manera de diferenciarse y justificar esos diez euros que cada usuario debe aportar.
PAULA GONZÁLEZ GAMBOA
FUNDADORA Y CEO DE BLUE BAMBOO
«Dejé mi trabajo bastante serio, me llamaban loca. A mí me daba igual eso, mi estatus social y laboral, yo quería aportar mi estilo de vida a mi trabajo. Sabía que si los pilares sobre los que trabajas forman parte de tu filosofía de vida, puede funcionar». Era el año 2020. «Empezamos con la práctica de yoga exclusivamente pero intercambiando opiniones con los usuarios nos dimos cuenta de que podríamos ampliar a estiramientos, movilidad, salud corporal». Para arrancar, puso 25.000 euros de su propio bolsillo con el apoyo de su hermano. Durante un año formaron parte de Lanzadera, plataforma que ayudó a crecer, a moverse dentro de un ecosistema como es el de la emprendimiento o startups: «Dimos pasos de gigante para crecer más rápido y para aportar mucho más a las personas».
Feedback o personalización son algunos de los ejes alrededor de los cuales funciona la plataforma. En plantilla, fijas son tres personas, luego se nutren de la aportación de personal freelance. Un equipo que prevé ampliarán gracias a la confianza de usuarios que dedican el precio de lo que valen «tres cervezas» para inscribirse y tener, a su mano, una App con un plan personalizado para practicar yoga en la playa, en casa o en el viejo cauce del río Turia. El perfil de las personas que se suman a Blue Bamboo es mujer de unos 32 a 45 años. Madres y trabajadoras que encuentran en esta plataforma un momento para sí mismas, aunque sea en una habitación de su casa y mientras sus hijos hacen los deberes en la habitación de al lado.
Una de las claves de su éxito, paradójicamente, es la parte humana: «No somos una plataforma que no sabes qué hay detrás, está personalizada, corregimos las posturas, realizamos eventos presenciales, desvirtualizamos… pese a ser online, las personas que están con nosotros conocen nuestro rostro. Escuchamos lo que quieren y lo adaptamos».
Detrás de esta historia que parece idílica hay mucho trabajo y esfuerzo de Paula: «Emprender es difícil, pero cada mensaje de las usuarias que me comentan cómo les ha cambiado la vida o les ha hecho un poco más feliz la práctica de yoga, o les ayuda a desconectar, a mí me da ganas de seguir. Estoy convencida de que vamos a conseguir algo grande porque si las personas se dan cuenta de que al practicar algo de movilidad al día son más felices, una vez se pongan a hacerlo ya no querrán parar».
El espíritu de Paula se refleja en el nombre de su empresa Blue Bamboo, que aúna el azul del mar que tanto le ha dado con esa planta sensible, pero también tan resistente como flexible, que se adapta a las circunstancias.
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