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Laura García anda estos días metida en preparativos para abrir la primera tienda en la que se podrán elegir y probar de forma física ... sus codiciados zapatos, esos diseños que se lanzó a diseñar cuando vio que ninguno de los modelos que había en el mercado se ajustaba a lo que quería para su hijo. Pero no será una tienda cualquiera, sino un lugar tranquilo, donde los niños puedan jugar y se sientan a gusto, en un lugar rodeado de naturaleza, cerca de uno de los pulmones verdes de Valencia, la Vallesa.
Ingeniera industrial, ha trabajado durante años en Pikolinos y Gabol, así que sabía perfectamente qué necesitaban los pies de aquel niño que ha traído consigo no sólo una forma de entender el mundo infantil a través de la crianza respetuosa, sino también una filosofía y unos valores. Laura García nunca quiso crecer sin control y aunque los inversores y las tiendas llamaban insistentemente a su puerta sólo se ha dejado convencer por Lanzadera. “Nos están ayudando a estructurar la empresa y a aumentar la producción y el equipo, siempre respetando nuestra visión de qué queremos ser”. Y lo que quieren ser Laura y su marido Héctor son unos fabricantes de zapatos artesanales donde se cuida no sólo el producto, sino el envío, la entrega, las incidencias… En Lanzadera han encontrado también muchísimas empresas que crean un ecosistema donde hay un trato de colaboración y ayuda, donde aprenden unos de otros, también de los errores y fracasos.
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Además, quieren continuar manteniendo sus raíces en el lugar que vio nacer aquel pequeño proyecto, en la Canyada, y donde se sienten muy arraigados, a pesar de que Laura García nació en las Islas Canarias. Y aunque saben que la tienda podría tener mucho más éxito en una calle comercial de Valencia, ubicarla cerca de donde viven y "poder ir caminando desde casa" entra dentro de esa filosofía a la que se aferran. Allí se venderán los modelos de zapatos que van sacando al mercado, con nombres como Vallesa, Júcar, Turia, Garbí o Paterna.
A finales de octubre van a salir Liria, Espadán, Ademuz y Bernia, y los incondicionales de la marca se ponen la alarma para que no se les pase el momento de darle a la tecla de comprar. Así, a ciegas. En una de las últimas preventas vendieron 25.000 zapatos en un día. Unas cifras mareantes que sólo están al alcance de los grandes, pero Laura mantiene los pies en el suelo.
De hecho, ha habido muchas personas que les han alertado de la posibilidad de morir de éxito, pero esta pareja siempre lo tuvo muy claro, a pesar de que cualquier empresa firmaría sus cifras de los últimos años: en 2020 facturaron 1,5 millones de euros, un año después 4,5, en lo que va de año 6,5 millones. “Queremos ser coherentes, afianzar la empresa, mantener las raíces. Que quien venga a trabajar con nosotros esté alineado con lo que nosotros pensamos que es Zapato Feroz”, explica Laura García que llevan ya vendidos unos cien mil pares de zapatos por temporada. Y creciendo.
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