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Factoría de Ford Almussafes. J. Monzó

Los trabajadores de Ford Almussafes temen más ajustes tras el cierre de las plantas en Brasil

El comité de empresa destaca que el inicio de 2021 será duro y avisa que otras factorías españolas como Seat ya aprueban nuevos ERTE

Martes, 12 de enero 2021

La llegada de 2021 no ha conllevado un cambio sustancial en la economía mundial, que continúa azotada por la pandemia. Es cierto que las vacunas ya se administran a los colectivos más vulnerables pero hasta que haya un porcentaje significativo de la población con inmunidad pasarán meses y mientras ya se vive la tercera oleada del coronavirus y con ella una nueva etapa de restricciones que llevan a que las perspectivas a corto plazo sean malas para multinacionales como Ford, que ha anunciado el cierre de las tres plantas de Brasil debido a la caída general de la demanda. Un movimiento que ha hecho temer a la plantilla de la firma en Almussafes, que admite que lo más probable es que se anuncien más ajustes en las próximas semanas.

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La factoría valenciana reanudó ayer mismo la producción de vehículos tras casi cuatro semanas de parón debido a la decisión de recortar la producción por el mal comportamiento de mercados como Reino Unido, Alemania o Francia, que aglutinan el grueso de las ventas. Sin embargo, el retorno fue amargo ya que Ford anunció casi al mismo momento el cierre de todas sus plantas de en Brasil, lo que dejará a casi 5.000 personas sin trabajo. Esta decisión responde a la estrategia que la compañía del óvalo ya había puesto en marcha antes de la pandemia y que se basaba en replegarse en EEUU y cerrar gran parte de las fábricas que tiene repartidas por el resto de países así como ajustar plantillas en otras tantas factorías. Un objetivo que el coronavirus ha acelerado.

De forma paralela, esta misma semana Seat ha hecho público que, tras la prórroga de los Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que están a punto de pactar Gobierno, empresarios y sindicatos, se prescindirá de 550 trabajadores en Barcelona hasta finales de junio, fecha límite de la nueva tanda de ERTE. Una medida que se considera lamentablemente el pistoletazo de salida de una nueva tanda de ajustes generales en todo el sector.

Tal y como admiten desde el comité de empresa de Ford Almussafes, estas dos noticias no invitan para nada al optimismo y son «malas señales» para el futuro de la factoría valenciana. «Tenemos claro que el primer trimestre va a ser muy duro», admitió Carlos Fabuel, presidente del comité de empresa, que remarcó que lo esperable es que haya un nuevo ERTE que afecte a una planta que pese a volver a producir desde ayer se mantendrá parada todos los lunes de enero. «Conforme llegue la primavera la situación podría reconducirse pero todo es aún muy volátil y no se puede dar nada por sentado», subrayó Fabuel.

Un tercio menos de coches

La situación de Ford Almussafes, como la de la mayoría de las empresas, no fue nada buena durante 2020. La factoría cerró el ejercicio con una producción un tercio menor que la del año anterior. Según los sindicatos, se fabricaron 235.400 coches frente a los 345.600 de 2019, lo que representa un 32% menos. Esto refleja que la planta no ha estado, ni mucho menos, a pleno rendimiento. Con el confinamiento de marzo la producción se detuvo y tras reanudarse en los meses posteriores se han tenido que lamentar parones parciales y totales. El de esta Navidad, que terminó ayer, ha sido es el más largo que se recuerda.

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La factoría también ha tenido que lamentar ERTE y despidos. Aún así, los sindicatos recuerdan que la planta valenciana continúa como una de las zonas más productivas de Europa, tiene el respaldo del Consell y puede readaptarse con la fabricación de baterías y coches eléctricos e híbridos. Lo que le otorga cierta ventaja en un contexto más que complicado.

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