![Coronavirus | Las empresas valencianas solicitan 137 ERTE en un solo día por la crisis del coronavirus](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202003/16/media/cortadas/fordalmussafes-kz7B-U10056084731603E-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Este lunes, mientras decenas de valencianos hacían cola bajo la lluvia a las puertas de los supermercados, comenzaba el temido goteo de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en la Comunitat tras decretarse el estado de alarma en toda España, por segunda vez en la historia de la democracia, a causa del coronavirus.
En el primer día laborable desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció esa medida para frenar la expansión del Covid-19, las empresas valencianas solicitaron 137 ERTE, que afectan a 4.683 trabajadores, el 98% correspondiente al sector de hostelería y comercio, que se ha visto obligado a echar el cierre en sus establecimientos.
Según datos de la Conselleria de Economía, las direcciones territoriales de Empleo recibieron 58 peticiones de ERTE en Valencia para 1.049 trabajadores, 45 en Alicante (1.425 trabajadores) y 27 en Castellón (521), mientras que la Dirección General de Trabajo registró siete solicitudes de ERTE para 1.688 personas.
De momento, el grueso de las empresas valencianas sigue en funcionamiento, aunque estudian suspensiones de empleo e interrupciones de la producción en función de lo que se alargue la crisis, de si escasean los suministros e, incluso, de si cuentan con el respaldo suficiente.
«Igual que los ciudadanos necesitan medidas para asegurar su salud, las empresas necesitan apoyos que aseguren su supervivencia», reivindica Salvador Navarro, presidente de la CEV, que solicita a los distintos gobiernos y a la Unión Europea medidas excepcionales, en materia laboral, económica y fiscal, para que puedan «remontar el cortocircuito de su actividad, cuya duración todavía es incierta».
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La patronal urge a agilizar los ERTE, anunciados ya por firmas de la talla de Air Nostrum o Pikolinos, con resolución en los cinco días de plazo y reconocimiento de la causa de fuerza mayor para empresas de cualquier sector que justifiquen el descenso de su actividad como consecuencia del estado de alarma. Y reclama que los afectados reciban la prestación por desempleo desde el primer día.
Además, pide mayor flexibilidad en la contratación y la gestión del tiempo de trabajo mientras dure el estado de alarma. También reclama una moratoria en el pago de todos los impuestos, mínimo hasta el 30 de julio, bonificaciones en todos los tributos, e insta a la banca privada a aplicar un periodo de carencia sin coste, mínimo hasta el 31 de diciembre, del total de cuotas, y abrir líneas de crédito para tesorería a interés cero.
Al Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) le pide líneas de financiación para circulante a tipo de interés cero, a Afín SGR la relajación de las condiciones para otorgar, y al Instituto de Crédito Oficial (ICO) estatal, que avale parte de los préstamos que requiere el tejido empresarial.
A la espera de esos apoyos públicos, los distintos sectores contienen la respiración, tan preocupados por la factura final del coronavirus en sus respectivos ámbitos como conscientes de la necesidad de frenar la pandemia.
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Los agricultores se comprometen a «producir alimentos en cantidad y calidad», según AVA, aunque La Unió considera «un agravio» que no puedan vender en mercados. Federico Félix, de Fedacova, descarta cierres de grandes industrias, «más preocupadas por abastecer que por otras cosas», aunque admite la preocupación por la falta de suministros y el empleo si esto se alarga.
Con las plantas de Ford y otros fabricantes cerradas, se paraliza la actividad de sus proveedores directos, agrupados en AVIA y que urgen a agilizar los ERTE.
Tras el cierre de tiendas, las firmas estudian «medidas excepcionales como el adelanto del periodo vacacional» u otros ajustes laborales, según Marián Cano, de Avecal. Enseñas como Pikolinos optan por cerrar sus centros de producción, logística y oficinas.
Las obras no se paran de momento, según la Cámara de Contratistas y Fecoval, que reducen el personal de oficinas y extreman la prevención en actuaciones en marcha. En este sector, el estado de alarma coincide con las vacaciones pactadas por convenio. Han pedido permiso para poder ir dos personas en un vehículo.
Dirección y sindicatos de la planta de Almussafes aplazaron ayer, al menos hasta la próxima semana, la negociación del ERE anunciado antes de la crisis del coronavirus para extinguir 410 empleos por la caída de la demanda. Por su parte, UGT, mayoritario en la planta, ofreció a la empresa adelantar las vacaciones de Semana Santa para evitar, en la medida de lo posible, que aplique un ERTE. «Queremos retrasar al máximo la necesidad de un ERTE», recalcó Carlos Faubel, presidente del comité, tras alargar a toda esta semana el cierre de la planta, al confirmarse tres positivos por Covid-19 en trabajadores.
A la espera de facilidades para los ERTE, en Femeval no constan cierres en la industria, servicios y comercio mayorista del metal, que pueden funcionar, como los minoristas de ópticas o productos ortopédicos, combustible para automoción y de equipos tecnológicos y de telecomunicaciones.
Los fabricantes estudian suspensiones de empleo, con jornadas intensivas e incluso paralización de la producción, aunque «no está en la mente» cerrar, asegura Amparo Bertomeu, de Anieme.
Los polígonos mantuvieron su actividad con «relativa normalidad», según Fepeval. En función del tipo de actividad, la reducción del número de trabajadores que acudió a su puesto de trabajo osciló entre el 20% en Fuente del Jarro o Moncada y el 50% en el Parque Tecnológico o Elche.
Igual que en obra pública, firmas como Avanza Urbana mantienen la actividad en obras y reducen personal en el resto de tareas.
En Quimacova, que apuesta por el teletrabajo, admiten preocupación aunque «todas las empresas siguen funcionando con cierta normalidad y las medidas preventivas adecuadas», además de ponerse al servicio del Estado.
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Ateval echa en falta más rapidez de la Administración ante una «situación crítica», que motivó el cierre temporal de tiendas, centros logísticos e industrias como Cotoblau, proveedora de Ikea.
Sin cierres hasta la fecha e incluso con refuerzos en alimentación, Carlos Prades (FVET) constata la normalidad en el Puerto pero alerta de que «paralizarlo todo da más miedo que el virus», porque «nadie tiene margen para cubrir gastos de estructura un mes». En aviación, Air Nostrum prepara un ERTE y augura «sacrificios».
UGT Comercio advirtió de que permanecerá vigilante ante cualquier infracción relativa al coronavirus que pueda afectar a los trabajadores de empresas de alimentación, tras tener conocimiento de que «en algunos centros no existen guantes, no existen geles, no hay medidas para evitar aglomeraciones, se doblan turnos y se descansa lo mínimo». Entre otras medidas, recalca que «no se debe de aperturar ningún establecimiento sin que el personal tenga las medidas de protección necesarias, guantes y geles como mínimo», además de mandar a casa a embarazadas y personas con problemas respiratorios o crónicos. Desde CCOO también se alertó de la escasez de equipos de protección individual del personal de ambulancias.
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