Trump abona la incertidumbre mundial con una nueva embestida arancelaria
El varapalo judicial a los gravámenes aduaneros no frena la guerra comercial de EE UU, que eleva al 50% la tasa al acero y el aluminio
El test de estrés al que Donald Trump somete al comercio mundial no da tregua. Lo que durante su primer mandato comenzó como una guerra ... económica con China se ha convertido en un pulso abierto con el sistema internacional. El presidente estadounidense lleva al límite a los mercados, dinamita sus alianzas tradicionales y convierte cada decisión en una prueba de resistencia para los equilibrios multilaterales.
El laberinto geopolítico que Trump ha ido configurando ha sumado esta semana un nuevo capítulo de incertidumbre, con efectos cruzados en la política interna y el equilibrio exterior. El pasado domingo, el presidente rebajó la tensión con la Unión Europea -tras intensificarla él mismo días antes- al ampliar hasta el 9 de julio el plazo para llegar a un acuerdo sobre los aranceles. El miércoles los tribunales suspendieron -y después restablecieron cautelarmente- estas barreras aduaneras al considerar que el líder republicano estaba excediendo sus funciones. Y el viernes, sin ninguna intención de apaciguar el escenario geopolítico, lanzó un nuevo órdago al duplicar las tasas a partir del próximo miércoles al acero y el aluminio, elevándolas al 50%.
El presidente estadounidense, bajo el lema 'America First', atesta así un nuevo golpe a la arquitectura comercial global constituida tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Sus decisiones -a veces motivadas por la guerra contra el fentanilo y otras para evitar la deslocalización industrial- cuestionan abiertamente el rol y la utilidad de instituciones como la Organización Mundial del Comercio.
La huida hacia delante con las barreras aduaneras al acero desconcierta al resto de actores en un momento en el que las negociaciones parecían entrar en una fase constructiva. La Comisión Europea había interpretado la prórroga del plazo para imponer los mal llamados «aranceles recíprocos» del 50% como una señal de distensión, pero el último giro de Washington revela una estrategia mucho más errática en una guerra comercial marcada por la incertidumbre y las rectificaciones constantes.
Europa amenaza con «contramedidas»
Esta nueva escalada comercial hace saltar todas las alarmas en una Comisión Europea que ve cómo se tambalean los frágiles equilibrios construidos durante años de relaciones transatlánticas. Bruselas, en un duro comunidado que constrasta con la buena sintonía que forzaron aparentar Von der Leyen y Trump el domingo tras su conversación telefónica, acusó a Washington de «socavar» los esfuerzos para alcanzar una solución negociada. Además, advirtió de que está preparada para aplicar de forma inminente medidas de represalia que podrían afectar hasta 95.000 millones en exportaciones de productos estadounidenses.
Bruselas, consciente de que el último varapalo judicial ha debilitado la posición negociadora de Trump, recupera así la amenaza de imponer «contramedidas» en un momento especialmente delicado para la economía comunitaria, lastrada por una Alemania que encadena dos años en recesión. A este cuadro de vulnerabilidad interna se suma la creciente preocupación por el papel de China, cuya sobrecapacidad industrial -especialmente en sectores como el acero o los vehículos eléctricos- amenaza con desbordar el mercado europeo si se consolida el cierre comercial de Estados Unidos.
La UE teme, por lo tanto, convertirse en un destino para los excedentes derivados de la sobreproducción china, redirigidos por la creciente pugna entre Pekín y Washington. Un escenario que esta semana ha dejado -otra vez- de parecer remoto. Trump acusó el viernes a China de violar el acuerdo comercial alcanzado tras la primera oleada de aranceles -que llegaron a superar el 140%- poniendo en entredicho el deshielo con Pekín. Una acusación que se suma a la decisión de suspender los visados a los estudiantes del gigante asiático y que amenaza con reabrir un episodio de confrontación total que desestabilice lor mercados.
EE UU muestra su disposición a hablar con Xi Jinping
El líder de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este sábado que mantendrá conversaciones con su homólogo chino, Xi Jinping, con el objetivo de alcanzar un acuerdos sobre los aranceles, tras acusar al gigante asiático de «violar totalmente» el acuerdo para la rebaja de los gravámenes por parte de ambos países alcanzado hace dos semanas.
Trump no detalló la manera en que Pekín habría infringido el acuerdo, una declaración a la que también se sumó el jueves el secretario del Tesoro de EE UU, Scott Bessent, reconociendo además que las conversaciones comerciales con China estaban «algo estancadas». Washington y Pekín alcanzaron el 12 de mayo un acuerdo para rebajar los aranceles recíprocos, que comenzaron una escalada en abril en medio de tensiones comerciales, tras las conversaciones entre representantes de ambos Gobiernos en Suiza. De este modo, Estados Unidos suspendió los aranceles implementados sobre las importaciones procedentes de China, que pasaron a estar gravadas en un 30 por ciento desde el 145 por ciento, mientras que China recortó las tarifas aplicadas a las importaciones desde EE UU al 10%, frente al 125% anterior al pacto.
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