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A. Cervellera / N. Van LoOy. R. González y A. Talavera
Jueves, 9 de septiembre 2021, 01:00
Nadie se lo esperaba pero agosto ha sido un mes muy bueno para las empresas turísticas valencianas. Las previsiones de principios de verano no eran nada halagüeñas y, tras un julio que se quedó a medio gas debido a la falta de visitantes extranjeros, no se afrontaba el mes grande con el optimismo necesario. Pero las reservas de última hora empezaron a coger velocidad gracias a que los españoles se lanzaron en masa a viajar. Había ganas de hacerlo después de un año y medio de pandemia con confinamientos y restricciones y desbordaron las expectativas hasta el punto de que en la Comunitat Valenciana los datos de ocupación se acercaron a los de 2019 y permitieron comenzar hablar de una esperada recuperación que nadie se esperaba tan pronto. Pero con la llegada de septiembre se abre un período de incertidumbre y la duda de si en otoño el sector podrá mantener buenos registros o se verá otra vez obligado a una hibernación que volverá a implicar ERTE en el mejor de los casos y, sino, despidos.
Agosto se ha cerrado con una ocupación del 80% en la Comunitat Valenciana que llegó a picos del 90%, según los datos de la Generalitat. Tal y como admiten los responsables de la patronal Hosbec, estas buenos registros comenzaron a caer conforme se acercó septiembre pero esto es algo habitual. A falta de un balance más claro, las cifras de estos primeros días de septiembre son razonables pero se mantiene una fuerte dependencia del turismo nacional mucho mayor que la de otros años. La actividad se concentra en torno a unas vacaciones familiares que están llegando a su fin y con el arranque del colegio las próximas semanas desaparecerán estos clientes.
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A partir de ese momento quedarán uno de cada cuatro de españoles que han apostado por coger las vacaciones en el mes de septiembre y, en especial, los turistas extranjeros. Y aquí es donde debe dar un vuelco la situación para que se pueda consolidar la recuperación o, por lo menos, salvar este final de año. Hosbec ya ha advertido que donde se alcanza niveles prepandemia son aquellos donde el mercado británico «no es tan relevante». La Generalitat es optimista y confía que en septiembre la ocupación esté en un 60%.
Esta situación confirma la fragilidad de la costa alicantina y, en especial, de Benidorm. En agosto los españoles han acaparado ocho de cada diez camas en la capital turística y apenas un 7% de los visitantes provenían del Reino Unido. Ha sido el mercado portugués y el holandés el que ha tirado del carro frente a unos británicos que por la situación de pandemia y el 'brexit' han dejado de ser los reyes de la Costa Blanca. Un país en el confían ahora los empresarios del sector es Alemania. El Gobierno ha sacado a la Comunitat Valenciana y el resto de autonomías de España de las regiones de alto riesgo de coronavirus y la medida implica una mejora de la imagen que, en otros puntos cuando ha visto la luz, se ha notado un aumento de las reservas.
Pero como destacan los empresarios la incertidumbre aún es muy grande y muchos establecimientos ni siquiera saben qué van a hacer. Luis Martí, presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat, es claro al afirmar que aunque las sensaciones son buenas «aún no existen datos que las respalden». «Estamos en un terreno con cierta improvisación pero esperamos que pueda afianzarse la recuperación«, remarca Martí. Para el responsable es fundamental que vuelva el turismo internacional pero también el de negocios y eventos.
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Un ejemplo claro son los hoteles de Gandia y la Safor, a la expectativa de las reservas durante este mes de septiembre para ver si mantienen abiertos los establecimientos o van cerrando con la llegada del mal tiempo. Los locales confían en la llegada de turismo de la tercera edad, aunque no relacionado con el Imserso, y de viajantes de otros países. El presidente de la Asociación de Hoteleros de la Safor, Luis Rodríguez de Rivera, solo puede asegurar que estarán abiertos hasta final de mes. «No hay previsiones de ocupación de momento, se trabaja sobre la marcha«, remarca.
Pero esta situación no es, ni mucho menos, aislada. La cadena RH Hoteles, que tiene alojamientos desde Benidorm hasta Vinaròs, también está a la espera de si llegan turistas suficientes para no bajar la persiana y la perspectiva del otoño depende de factores diferentes en función de cada zona. Su director comercial, Pablo Hernández Ubiria, reconoce que tienen varios frentes abiertos, pero que en general octubre se perfila como «complicado» tras un verano y un septiembre salvado por el cliente nacional. Los hoteles de la Costa Blanca, en su caso Benidorm y Calp, se han visto especialmente afectados porque el mercado internacional. En cambio, los de Gandia, Peñíscola y Vinaròs suelen salir adelante en esta época.
Otro punto que marcará diferencia respecto a 2020 será que volverán a ver la luz los viajes del Imserso que fueron cancelados el año pasado por la situación epidemiológica y que también implicarán miles de visitas que permitirán mantener muchos hoteles abiertos. Pero aunque el retorno de este protagonista supone un revulsivo llega en esta ocasión con polémica por los bajos precios aprobados.
De hecho, el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales tuvo que pronunciarse para dar el visto bueno a unos pliegos que habían sido recurridos por Hosbec. La patronal considera que, aunque sean legales, los bajos precios de esta oferta no permiten ni siquiera cubrir los costes de alojamiento. En la última temporada participaron 308 hoteles y se contabilizaron casi 6,5 millones de estancias repartidas en la Comunitat, Andalucía, Murcia, Cataluña, Baleares, Canarias y destinos de interior.
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Los cuatro alojamientos de la cadena MR Hotels han funcionado muy bien este verano, rozando el lleno. Durante julio y agosto su clientela suele ser, sobre todo, de Madrid y Valencia, y los meses de septiembre y octubre en Dénia tienen más personas procedentes de otros países. Pero este año «el mercado internacional está más parado», remarca la directora comercial, Carmen Martí. Por ello, «confiamos en poder ir tirando con el turista nacional». Según explica, en esa zona los hoteles dependen mucho del tiempo. De manera que cuentan con mucha reserva, y también mucha cancelación, de última hora.
Durante el periodo estival han alcanzado prácticamente las cifras de 2019, cosa que ve complicado que se repita en septiembre y octubre. En esos meses solían alojar a alemanes, holandeses e ingleses. En este momento no hay mucho movimiento, por lo que están a la espera de ver la evolución de ese mercado. Martí comenta que también tienen puestas sus expectativas en el bono viaje de la Generalitat, porque en las anteriores ocasiones «ha ido muy bien» y MR Hotels espera que se repita ese éxito.
Estefanía Noguera, subdirectora del Hotel Levante Club, se muestra relativamente optimista después de un verano que «ha sido bueno». «La mayoría de los clientes han sido nacionales y, lo que es más importante, hemos tenido muy buena respuesta«, destaca la responsable.
De cara al otoño que, en lo turístico, ya ha arrancado, Noguera confiesa que «estamos expectantes y con la idea de seguir trabajando en ese proceso de adaptación que hemos iniciado en verano. Estamos preparando ideas para que en invierno pueda venir cualquier tipo de turista».
De cara a los próximos meses, Estefanía Noguera explica que «las previsiones que tenemos son a corto plazo y el mes de septiembre tiene buena pinta y eso se debe a que no sólo dependemos del turismo nacional, sino que estamos consiguiendo atraer a otros emisores y más variados«. »En cuanto al doméstico, sabemos que aumentará durante los fines de semana y espero poder decir que seremos capaces de encontrar el equilibrio entre las dos opciones«, concluye la subdirectora del Hotel Levante Club.
Altea, municipio vecino del gigante Benidorm, presenta una foto fija muy distinta del mismo mar Mediterráneo que baña a los dos municipios. Desde el hotel Cap Negret coinciden en que el de 2021 «ha sido un verano muy bueno para lo que nos esperábamos. Es más, ha sido mejor, en términos de ocupación, respecto a 2019», asegura Alicia Encinas, directora de operaciones del establecimiento.
El Cap Negret partía, como reconoce Encinas, con cierta ventaja en un verano en el que todo señalaba hacia el turismo doméstico como principal cliente. «En términos comparativos, podríamos hablar de que en 2019 el turismo internacional suponía el 20% de nuestra clientela y que en este 2021 apenas ha sido del 7%«, indica.
El ejemplo de lo distintas que pueden ser las ofertas turísticas de la Marina Baixa lo encontramos en el análisis que hace Encinas. En su caso, «jugamos con el turismo de sol y playa sólo en verano. El resto del año, lo hacemos con el internacional y, sobre todo, con el segmento del ciclismo». «Nos hemos ganado poder reabrir el hotel en diciembre de forma casi exclusiva para los ciclistas».
Las cifras de ocupación en Cullera han sido buenas este verano llegando a una media del 80% en la mayoría de establecimientos hoteleros. Unos buenos registros que dan optimismo al sector de cara a las próximas semanas pero que no terminan de despejar la gran incertidumbre que sobrevuela el mercado.
«Este año pinta de otro color, nada que ver con el pasado. Los clientes de siempre han vuelto con estancias más largas», explica José, responsable del emblemático Hotel Carabela 2. Así espera que, «si el tiempo acompaña» durante septiembre sigan llegando turistas, sobre todo jubilados del centro de España. Este establecimiento permanecerá abierto, por lo menos, hasta finales de octubre.
Los empresarios turísticos de una de las zonas más cotizadas de La Ribera recuerdan que en Cullera la temporada hotelera acaba, en la mayoría de casos, a mitad de octubre. Se espera que se pueda recuperar esta normalidad después de la excepción del año pasado, cuando los establecimientos cerraron ya en septiembre ante las malas previsiones.
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