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La UE da permiso para que se puedan labrar los campos

Las protestas obligan a reconsiderar pautas absurdas de la PAC, como la de prohibir el laboreo, surgida con la pretensión de que sólo así se puede protege el suelo

Vicente Lladró

Valencia

Lunes, 18 de marzo 2024, 00:05

Si se preguntara en una encuesta, tanto a personas conocedora del agro como ajenas al mismo, qué tarea o práctica agrícola indentificarían como más ajustada ... al trabajo en el campo, no cabe duda que la respuesta mayoritaria sería labrar. No en balde labrador es sinónimo de agricultor. ¿Quién es el labrador? El que labra. Además, labrar la tierra es equivalente a cultivarla, a ponerla en sazón para poder plantar y facilitar que se desarrolle bien lo plantado.

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Por eso puede sorprender mucho ahora que la UE dé permiso para que se puedan labrar los campos. ¿Cómo es eso que se autorice o no que el labrador labre?

Como casi todo lo que tiene que ver con la UE, la Comisión Europea y la Política Agricola Común (PAC), lo habitual es que resulte complejo, hasta farragoso, y difícil de abarcar con exactitud. En teoría no es que se dé permiso, pero sí en la práctica, puesto que Bruselas había impuesto al máximo la exigencia del no laboreo como condición para percibir una parte de las ayudas de la PAC, mediante distintas reglas con la pomposa denominación de BCAM (Buenas Condiciones Agrícolas y Medioambientales), aplicables en distintas formas y grados a diferentes cultivos, y lo que ha hecho ahora es abrir la mano, permitiendo que se labre más de lo que querían que se labrase los teóricos ilustrados en la materia.

En cereales y demás cultivos herbáceos, la tierra, ni tocarla. Los ayatolas del asunto se impusieron con sus pautas de extraño manual, reñido con la realidad profesional. Si se toca la tierra se lastima, dijeron los profetas; se erosiona, se se estropea... Hay que proteger el suelo. Y dividieron las ayudas de forma que parte se condicionara a la absurda quimera de no tener que labrar. No se prohibía, claro (de momento), pero si querías cobrar esa ayuda, no debías labrar. Los funcionarios, al preguntarles, decían: pues labra, pero no cobrarás; si quieres la ayuda, cumple lo que está escrito. Y lo mismo en cultivos leñosos de secano, donde es imprescindible labrar para mantener un mínimo de humedad.

Como es algo absurdo, la fuerza de lo evidente se acaba imponiendo. Y algo debían saber de antemano, que estaban yendo demasiado lejos, cuando se han apresurado a corregir. en esto, en los barbechos, en dejar un 4% de tierra improductiva... Porque labrar no es malo en sí, y hasta es necesario muchas veces. Puede que no sea apropiado en algún caso con gran pendiente, ni tampoco los excesos, pero no hasta imponer sorprendentes experimentos que a la hora de la verdad soliviantan al más experimentado profesional.

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