Los valencianos invaden Sarrión para pasar la ITV

¿Puede un pueblo de apenas mil habitantes tener la solución al problema que afecta a cientos de miles de ciudadanos de la Comunitat? La respuesta es evidente cuando se toma la salida 78 de la Autovía Mudéjar, que conduce hasta Sarrión. La pequeña localidad turolense, que durante los meses de frío invierno centra gran parte de su actividad económica en la recogida de trufa negra, se ha convertido en la opción más recurrente para los conductores que no logran cita para pasar la ITV en su propia comunidad autónoma. En una sola mañana, hasta un centenar de vehículos valencianos han pasado por las dos ágiles líneas con las que cuenta la instalación aragonesa. Es lo habitual desde hace un par de meses, como indican los propietarios de bares y talleres de la zona, que, a fin de cuentas, son los grandes beneficiados de la invasión valenciana.

De hecho, a lo largo de la jornada dos números se han repetido continuamente en el mostrador en el que se debe aportar la documentación necesaria y realizar el pago previo a la inspección técnica. El 4 y el 6. Los dos dígitos iniciales del código postal correspondiente a la Comunitat Valenciana. «Me merece la pena perder tres o cuatro horas», comenta José Javier Pérez, que se ha tomado el día libre para acompañar a su hijo a llevar el coche hasta la región vecina desde Puerto de Sagunto.

No han sido los únicos. Pues desde el Camp de Morvedre ha llegado una gran comitiva de vehículos en busca de renovar la pegatina de su parabrisas, que, en el caso de las estaciones aragonesas, debe ser colocada por los propios técnicos encargados de pasar la revisión de los vehículos. Vanesa y su familia, también del Puerto de Sagunto, han viajado hasta la provincia de Teruel debido a «la necesidad de pasar la ITV, después de estar desde el mes de marzo buscando citas en cualquier estación de Valencia».

Su plan de ruta ha sido semejante al de muchos otros titulares de vehículos: llevar el coche a examen, conseguir renovar la tarjeta de inspección técnica y aprovechar para almorzar o comer por la zona. Un planning que agradecen los bares de la localidad. «La gente que se tiene que quedar come tanto en la Vía Verde (restaurante ubicado junto a la estación de ITV) como en el pueblo», confiesa Adela, que trabaja en uno de los establecimientos beneficiados por la constante llegada de conductores valencianos. Para Rubén, propietario del asador próximo al punto de inspección de vehículos, «el nivel de simbiosis con Valencia es increíble», aunque dice haber notado sólo «un poco más» de trabajo desde que las estaciones valencianas están colapsadas. A la hora del almuerzo, su establecimiento está a rebosar. Los más valientes se piden un bocata entero -de dimensiones considerables-, mientras aguardan a que llegue su turno para pasar la revisión.

La puntualidad del servicio es otro de los aspectos más destacados por la mayoría de usuarios valencianos desplazados hasta Sarrión. Manuela, que ha organizado su día «en función de la ITV», ha tardado menos de media hora desde que ha llegado a Teruel hasta que ha vuelto a subirse a su automóvil para continuar con su jornada laboral, que ha podido retomar tras renovar el permiso técnico. «Hay tres técnicos por línea y van cogiendo coches con bastante agilidad», indica la ingeniera agrónoma, que llevaba en busca de una fecha en la Comunitat desde el 29 de abril.

El procedimiento para conseguir renovar la pegatina es el mismo en Sarrión que en cualquiera de las estaciones valencianas. La leyenda urbana de que en otros territorios existe una mayor permisividad a la hora de pasar el examen es sólo eso, una leyenda, según explica José Javier Pérez. «Las ITV las pasan igual aquí que en otro sitio. En eso no hay diferencia», argumenta el de Puerto de Sagunto. En el precio tampoco la hay, como explica una conductora procedente de La Cañada, que ha aprovechado el viaje de algo más de 100 kilómetros para poner a punto los dos vehículos familiares.

En su caso, y en el de la gran mayoría, el apto ha llegado a la primera. Sin embargo, «unos cinco o seis vehículos» procedentes de Valencia han tenido que pasar este viernes por uno de los talleres que también se benefician de la llegada masiva de conductores de la Comunitat, que se ha multiplicado en los últimos meses. «Sobre todo son revisiones de luces, aceite y cuestiones que son sencillas de solucionar», explica un mecánico de Talleres Sarrión Renault.

En la gasolinera próxima a la estación de ITV también han notado que su clientela habitual se ha ido transformando. «Antes venía más gente de aquí, pero ahora son casi todos valencianos», afirma uno de los dependientes, mientras el ir y venir de gente que llena el depósito no cesa. Sin embargo, no todos los habitantes de la localidad de Sarrión están conformes con el aumento de visitantes. «En lo que más se nota es que a la gente de aquí le cuesta más coger cita, aunque por el momento nadie se ha quejado del tema tampoco», confiesa Estefanía Doñate, alcaldesa del municipio, que ya considera que su estación de ITV «es casi igual de famosa que la trufa negra».

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