Luz verde al parque eólico de Cofrentes, el primero en la Comunitat desde 2011

valencia. Nuevo hito en la prometida reactivación del plan eólico, aprobado en 2001 y que debería estar a pleno rendimiento desde 2007 pero apenas tiene instalada la mitad de la potencia prevista, con seis de las quince áreas en las que se dividió la Comunitat Valenciana pendientes de desarrollo.

A un mes de las elecciones autonómicas, la Generalitat da luz verde a la construcción en Cofrentes del primer parque eólico que se instalará en la Comunitat desde 2011, por parte de Enerfin, la filial de Elecnor que se adjudicó esa zona durante la etapa del PP.

La reactivación de los trámites autonómicos que requiere esa instalación se completó con una resolución del conseller de Economía, Rafael Climent, por la que se aprueba definitivamente el plan especial para la ordenación de nuevos aprovechamientos eólicos en la zona diez, la de Cofrentes. Según explican a LAS PROVINCIAS fuentes conocedoras de la operación, se ha redelimitado el área donde se podrán instalar los molinos para «garantizar la existencia de recurso eólico suficiente», sin aumentar el tamaño de la zona, y subsanar así la falta de viento que frustró el proyecto inicial.

A partir de ahora, Enerfin recabará las autorizaciones municipales necesarias, por ejemplo, para acometer la expropiación de parcelas. Según las mismas fuentes, esta misma semana podría iniciar los trabajos preparatorios en esa zona para un proyecto que promete 50 millones de inversión y unos 300 empleos en la construcción.

Para el presidente de la Asociación Valenciana de Empresas del Sector de la Energía (Avaesen), Marcos Lacruz, «es positivo que se desarrolle eólica, por fin, aunque lo ideal sería que más promotores pudieran presentar sus proyectos» en el resto de zonas del plan, que «a día de hoy sigue bloqueado».

El Consell del Botànic, al inicio de la legislatura, se fijó el objetivo de liberar las zonas en las que las empresas adjudicatarias no instalaron molinos, en algunos casos porque la declaración ambiental fue negativa, como en la cuatro (Morella, Catí y Ares), la única abierta a inversiones. En otros, porque la autorización caducó o la tramitación se atascó por la contestación social suscitada e, incluso, por esa falta de viento a la que Climent achacó la demora del proceso.