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Antonio Arráez en su bodega de La Font de la Figuera. lp

Los vinos más divertidos

La empresa de La Font de la Figuera luce sus nuevas instalaciones en medio de viñedos y con un diseño innovador y eficaz que se encuadra con el paisaje Bodegas Arráez conquista a consumidores jóvenes

V. LLADRÓ

valencia.

Lunes, 8 de marzo 2021, 00:24

La seriedad no está reñida con la diversión. Incluso convendría que fueran más de la mano para que todo fuera más amable y atractivo, sin pérdida de rigor. Y esta parece ser una máxima preferida de Antonio Arráez Calabuig, que ha sabido imprimir a su empresa/bodega un aire de innovación en todas las disciplinas, sin descuidar para nada los valores atesorados por la firma familiar desde 1950. Así es que Bodegas Arráez, de La Font de la Figuera, combina la tradición con el márketing más agresivo y eficaz, y el fervor por la viticultura del terruño y las variedades autóctonas con el diseño más actual y las técnicas enológicas modernas. Y el resultado es una empresa en clara proyección ascendente.

Antonio encarna la tercera generación de Bodegas Árraez y protagoniza una serie de cambios en cascada. El concepto de la calidad intrínseca, ante todo, pero va más allá en todas las líneas. También la competitividad en precios, con una gama amplísima que se acople a todo tipo de consumidor.

Como la bodega antigua estaba dentro del pueblo y quedaba pequeña, constreñía el crecimiento, Antonio no dudó en que había que afrontar un nuevo proyecto, y aquí está terminado. Aunque no es fácil 'verlo' bien desde lejos, porque se confunde con el paisaje. La amplia bodega Arráez nueva es un compendio de diseño e innovación en todos los órdenes, buscando siempre la realización práctica en la actividad fabril y su encuadramiento con el entorno.

En forma de botella

Vista desde arriba, la nueva bodega tiene forma de botella, y el interior sigue los contornos de la misma. Por la 'boca' entra la materia prima y saldrá el vino embotellado; en el centro está la parte de elaboración y crianza, y al fondo las dos líneas de embotellado; al lado y arriba, laboratorios, salas de cata, tienda, espacios para promover el enoturismo, balcones y grandes cristaleras desde las que se admiran los viñedos de estas 'Terres dels Alforins', y al fondo el pueblo, 'La Font de la Figuera'.

Los muros exteriores son del color ocre de la tierra de alrededor y sobre ellos se enredan infinidad de plantas de vid borde, de manera que cuando las viñas brotan y tapan los campos, las enredaderas cubren también los muros, y cuando caen las hojas, esas paredes se entroncan desnudas con la tierra de alrededor. La misma filosofía impregna el funcionamiento del interior: se aprovecha al máximo la luz natural, se emplea energía renovable y el agua se depura y reutiliza al máximo.

La producción anual supera los tres millones de botellas, y entre ellas destacan los vinos que Antonio llama 'canallas', a la conquista de consumidores jóvenes: «Una gama enfocada a un público inconformista y con un denominador común: el disfrute». El autor habla de «vinos para beberse la vida; no queremos hacer vinos para estirados, pasamos de los convencionalismos y somos irreverentes, atrevidos y un punto canallas, porque nos gusta vivir la vida, y ser diferentes no está reñido con hacer bien las cosas». Ahí están las marcas 'Canallas', 'Jauja', 'Mala vida', 'Vividor', 'Vivir sin dormir', 'Bala perdida', 'Hu-Ha'... Luego, 'Los Arráez', la apuesta más personal, de uvas de parcelas propias y especiales: 'Verdil', 'Lagares', 'Parcela 0', 'Arcos', 'Malvasía'... Y entre las variedades de uva, Monastrell, Tempranillo, Forcayat, Arcos, Alicante Bouschet, Cabernet, Bobal, Syrah. Moscatel, Merseguera, Verdil... También elabora el espumoso 'Cava Sutra', el dulce 'Miss Tela' y la cerveza 'Mala vida'.

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