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Consejos para jóvenes que desean independizarse

Sea cual sea la alternativa que se escoja, disponer de ingresos estables y ciertos ahorros es fundamental a la hora de emanciparse, para lo que conviene tomárselo como una meta a medio plazo que hay que empezar a preparar cuando aún se reside en la vivienda familiar

R.P.

Martes, 6 de abril 2021, 09:08

Aunque pocas personas desean vivir con sus padres hasta los 35 años (o más), en ocasiones la realidad se interpone. España es el sexto país de Europa con más jóvenes de entre 25 y 34 años conviviendo aún con sus progenitores. Las condiciones laborales y el precio de la vivienda convierten la emancipación en una difícil tarea, pero algunos consejos pueden ayudar a cumplir antes y mejor esta meta.

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Según los datos de Eurostat, la edad media de emancipación en España es de 29 años y medio, frente a los 26,2 años de la media europea; y un 29,5% de los españoles de entre 25 y 34 años vive todavía con sus padres. Además, frente al 69% de 2011, solo un 41% de los menores de 35 años poseía en 2017 una vivienda en propiedad, según los datos de la última Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España.

Con una tasa de desempleo juvenil del 40,9%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, y una temporalidad en los menores de 30 años de más del 50%, las condiciones laborales son el mayor impedimento que encuentran los jóvenes a la hora de marcharse de casa, cuando a esos factores se suman en algunas zonas unos precios de la vivienda incompatibles con sus ingresos.

Ante esta situación, es cada vez más frecuente que los jóvenes que adquieren una vivienda lo hagan con la ayuda de sus padres, que opten por el alquiler cuando se emancipan y que en muchos casos lo hagan compartiendo piso.

Ingresos y ahorros

En este contexto, sea cual sea la alternativa que se escoja, es indispensable contar con dos factores para no correr el riesgo de tener que volver a la vivienda familiar: unos ingresos estables y ciertos ahorros. Tanto unos como otros van a ser necesarios independientemente de si se opta por comprar un inmueble o por alquilarlo, por lo que es importante asumir que el proceso para preparar la emancipación es mejor planteárselo como una meta a medio plazo.

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Disponer de unos ingresos estables es el elemento fundamental de la ecuación. Formarse todo lo posible, aprender idiomas, empezar a disponer de cierta experiencia laboral y, en definitiva, tomar la iniciativa de crear un buen currículum son la mejor inversión para un futuro laboral con buenas expectativas. Siempre está la opción de preparar unas oposiciones que aseguren un trabajo fijo, algo mucho más sencillo de realizar cuando aún no pesan sobre uno las obligaciones y limitaciones que supone vivir solo.

Aunque las circunstancias familiares pueden ser muy distintas, también ahorrar suele ser una tarea más fácil cuando aún se reside en la vivienda familiar. Incluso si el objetivo es el alquiler, contar con unos ahorros que permitan cubrir los gastos de varios meses será un alivio en el caso de que se atraviesen dificultades en el trabajo.

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Si, por el contrario, lo que se desea es adquirir una vivienda en propiedad, es aún más necesario analizar qué cantidad de ahorros se van a necesitar para acceder a una vivienda que se pueda pagar con los ingresos disponibles, cuánto se puede ahorrar cada mes, de dónde se pueden recortar gastos y cuánto tiempo será necesario. Ahorrar para la compra de una vivienda es una carrera de fondo.

¿Alquilar o comprar?

Mientras que para alquilar una vivienda será necesario, además de una nómina, disponer de ahorros suficientes para la fianza y para cubrirse las espaldas, para poder optar por la compra las exigencias son mayores.

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En primer lugar, será necesario haber ahorrado al menos el 30% del precio de venta de la casa: el 20% que no financia el banco y como mínimo otro 10% para cubrir los gastos de la compra e impuestos. Además de lo anterior, para poder conseguir la aprobación del banco será necesario no destinar más del 35% de los ingresos al pago de la hipoteca.

Si se dispone de ayuda familiar, la compra es una opción, que puede permitir en ocasiones pagar una mensualidad menor que la del alquiler. Sin ayuda, ahorrar para la compra puede ser arduo, y además supone algunos inconvenientes. Entre otros, dificulta cambiar a un inmueble por el que se pague menos en caso de que sea necesario, como sí permite el alquiler, y tiene asociados otros gastos (comunidad, derramas, IBI…) que no se tienen que abonar cuando se arrienda.

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Existe también la opción de compartir piso, una alternativa que para muchos jóvenes es la única posibilidad, pero que puede permitir también ahorrar si los ingresos así lo posibilitan.

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