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Los contenedores de transporte marítimo son estructuras pensadas para resistir grandes esfuerzos de carga o viajes de miles de kilómetros a bordo de un gigante ... transoceánico, pero no para ser la base de una casa de ensueño en mitad de la montaña. Al menos hasta que la crisis de la vivienda forzó a agudizar el ingenio a Frank Mateu y a su equipo de The Corten Company, la compañía valenciana que desde 2022 se ha propuesto revolucionar el mercado inmobiliario a través de la reutilización de contenedores marítimos para fabricar viviendas de primeras calidades en un plazo mucho menor al de construcción de un inmueble de obra nueva tradicional.
Cada vez más familias e inversores, sobre todo en la Comunitat Valenciana, Cataluña y Baleares, optan por este nuevo modelo de hogar, que se ha convertido en una de las alternativas más rápidas ante la alarmante situación de la vivienda en España. Seis meses es el tiempo medio que pasa desde que el proyecto está definido hasta que los propietarios pueden comenzar a vivir en su nuevo hogar.
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«Tenemos un problema con la falta de mano de obra en nuestro país. Esta nueva forma de trabajar agiliza mucho el proceso, ahorra costes y permite tener un sistema industrializado», comenta Frank Mateu, que además de ser CEO de la compañía con sede en Alberic, es propietario de una de estas nuevas construcciones, que pueden ir desde los 45 metros cuadrados -en el caso de la opción más económica- hasta los 240 metros cuadrados.
El precio es una de las grandes incógnitas que surgen al hablar de casas prefabricadas o casas contenedor, como las define la propia firma. ¿Sale más barato vivir en un habitáculo de este tipo? La realidad es que no. El precio de una vivienda de este tipo se asemeja bastante al de una casa de obra nueva, sin tener en cuenta el coste adicional que puede suponer la compra de una parcela para ubicar una de estas viviendas. De hecho, la propia empresa insiste en que sus proyectos no son comparables a los de otras compañías que fabrican casas móviles o cabañas de madera. El diseño, las calidades de los materiales y los acabados las convierten en «casas prefabricadas de calidad».
Los precios oscilan entre los 90.000 euros por una casa de unos 40 metros cuadrados, formada por un sólo módulo y con la posibilidad de ser ampliada, hasta los más de 450.000 euros que puede costar una casa de varios módulos y de más de 200 metros cuadrados de superficie construida. Eso sí, el precio no varía desde el momento que se firma la compra hasta que se produce la entrada a la vivienda. Otro factor que genera interés en el comprador. «En la construcción tradicional, el coste de los materiales puede hacer variar el precio definitivo. Aquí no», asegura Frank Mateu.
La mayoría de proyectos se construyen en la propia nave de la empresa. Una vez finiquitada la fabricación, que incluye instalaciones eléctricas, desagües y todo lujo de detalles, la nueva casa se traslada a la ubicación definitiva módulo por módulo y se monta como si de un puzzle se tratase. «Yo siempre he tenido en mi cabeza las figuras de Lego a la hora de crear este proyecto», asegura Frank Mateu.
No obstante, en algunas ocasiones, la construcción también puede realizarse en la parcela, como es el caso de la vivienda que la empresa está alzando en Alberic desde julio. Los ocho contenedores que dan forma al dúplex se encuentran cimentados por medio de un sistema que reduce al máximo el movimiento de tierra. Las estructuras quedan ancladas al suelo con fijaciones similares a un tornillo que facilitan el proceso de instalación. De hecho, el tiempo para instalar una nueva casa en una parcela es solamente de un día.
El aislamiento (compuesto exteriormente por una capa de 10 centímetros de aislante térmico e interiormente por placas de yeso laminado con mantas de lana de roca mineral) o los permisos necesarios para construir una casa de estas características (que son los mismos que para una vivienda convencional) son otras de las principales dudas que surgen a la hora de optar por un concepto que cada vez está más de moda, sobre todo entre inversores con amplias parcelas de terreno. «El inversor que compra una parcela no quiere esperar dos años y medio para poder tener una vivienda. Si en un plazo de seis meses la puede tener, lo prefiere», aseguran desde la compañía valenciana.
El otro gran valor diferencial de The Corten Company, más allá de la rapidez de ejecución, es su compromiso con el medio ambiente. Entre los objetivos que maneja la compañía se encuentra reducir «el impacto ambiental de las edificaciones en el ecosistema terrestre», según explican en su propia página web. De hecho, todas las casas diseñadas en los estudios de Alberic cuentan con característica que garantizar «los más altos estándares energéticos».
Al construir viviendas de estas características, la huella de carbono que dejan sobre el medio ambiente se reduce considerablemente. La firma valenciana persigue el concepto de casas pasivas en todos sus diseños. O lo que es lo mismo estudiar desde el inicio la orientación del edificio, la distribución de las habitaciones, el rendimiento térmico, el aislamiento y la ventilación con el objetivo de minimizar el impacto medioambiental.
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