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GÓMEZ ORTS
Lunes, 11 de agosto 2014, 00:30
Hacer frente a una capitanía festera constituye toda una odisea, y más cuando la comparsa es escasa en personal, en socios, y el reto impone muchos más esfuerzos y sacrificio. Y este es el caso, sin duda alguna, en que se ha visto inmersa la comparsa Caballeros Halcones. Pero la voluntad, la tenacidad y el espíritu festero superan los muchos inconvenientes, como quedó patente en el imaginativo boato ofrecido anoche por esta comparsa en la Entrada Cristiana.
Boato que fue pensado y realizado como una recreación de la vida cotidiana en los distintos estratos sociales en la época medieval, centrado en el localismo ilicitano, naturalmente, siempre con marcado sentido imaginativo. Estuvo dividido en cuatro partes, tras aparecer el escudo de la ciudad -escoltado por cuatro escuderos-, el primero del que se tiene conocimiento, que data de 1671, bajo el reinado de los Austria, concretamente de Carlos II el Hechizado.
La primera parte estuvo dedicada a los niños, que trataban de imitar a los mayores, destacando un grupo de damitas adecuadamente ataviadas. A continuación, y debidamente escoltados, los portadores de los escudos heráldicos de los cargos infantiles, Doncel y Reina Infantil, Isaac e Irene Alacid. Le seguían una guardia pretoriana, dando escolta a la preciosa carroza y acompañada por el grupo musical alcoyano Chapebo, interpretando marchas cristianas. Cuatro escuderos daban paso a la carroza de los 'niños de hoy y festeros de mañana'.
La segunda parte comprendía el pueblo llano, con artesanos de algo tan tradicional en Elche como el trabajo de la palma blanca, con unas doncellas repartiendo trabajos que habían sido elaborados por ellos. Igualmente, un artesano en el oficio de fabricación de alpargatas que dio lugar al zapato.
Otro apartado fue la recreación de la Santa Inquisición, con plataforma y quema de la bruja y su verdugo. Seguían tres escuderos que anunciaban la plataforma que llevaba al obispo Arnau de Gurb, a quien se atribuye el primer consueta del Misteri, acompañado de un coro de monjes cantando el 'Carmina Burana' de Carl Orff. Tras una fragua, llegaba el pueblo en general y puestos de mercado con frutas, verduras y telas.
Nobleza
La tercera parte estaba dedicada a la nobleza, con el ballet de la alcoyana Inma Cortés acompañada por la banda de música Primitiva de Alcoy, interpretando 'El honor de un caballero', de Mas Mataix. A continuación, las dos primeras escuadras especiales de la comparsa. Después, cuatro escuderos dando escolta a una plataforma representativa del interior de un palacio, donde miembros de la nobleza degustaban sabrosos manjares, siguiendo dos escuderos dando escolta al carro de intendencia.
Y ya la cuarta parte, con el santo y seña, su escudo, portado por cuatro escuderos. Tras ellos, otros ocho jóvenes sirviendo de avanzadilla a las dos escuadras de Caballeros Halcones, con los cabos Jorge y Begoña, acompañados de la banda oficial de la comparsa, Unión Musical Llanera de Ranes, interpretando lamarcha cristiana 'Caballero Halcón', de Pedro J. Francés.
Seguidamente, la Escuadra Especial de Asprillas, con José Manuel Torres 'Lico' como cabo. Le seguía una torre de asalto y una ballesta, que daban paso a las escuadras oficiales del Capitán y de la Infanta con sus cabos Pedro y Ana acompañados de cuatro batidores y escoltados por diez caballeros, con la banda oficial. Posteriormente, el cortejo real, encabezado por el escudo heráldico del Capitán, dando paso a los caballos enjaezados y los más fieles servidores, para cerrar el espléndido boato la carroza con los cargos 2014, el Capitán Cristiano, Francisco Botella Toral y la Infanta, Ángeles Pastor Climent. Su llegada a la Plaça de Baix fue acogida con una estruendosa cohetería.
Tras la comparsa capitana seguían el resto de integrantes del bando cristiano.
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