Coral Illicitana triunfa con la interpretación en concierto de 'Gigantes y cabezudos'

Como viene ocurriendo cada año, tras la representación del Misteri -algunos incluso antes- la gente empieza a ocupar los asientos dispuestos en la Plaza del Congreso Eucarístico para esperar el habitual concierto lírico a cargo de Coral Illicitana. Y como siempre, previamente se produce el trasiego de sillas, ya preparadas para el concierto, que van a parar a las distintas puertas de la Basílica, sobre todo a la Mayor, y que no son devueltas al sitio donde estaban ubicadas. Y viene el consiguiente lío de última hora, en que no se respeta ni siquiera la reserva de la primera fila para invitados y se producen las consiguientes controversias.

Al final todos aposentados, con una ocupación total de los asientos y muchísima gente de pie en los laterales de la plaza y el fondo. Pero surgió otro problema, el del concurso de trepar a las palmeras, junto al Palacio de Altamira, con megafonía a toda pastilla -programado para las 19.20, y el concierto a las 21.00-.

Se esperó hasta un cuarto de hora, pero en vista de que no finalizaba el concurso, se dio comienzo al concierto, dadas las crecientes protestas del público que esperaba impaciente el inicio.

Y sobre el escenario, que no reunía las condiciones requeridas, con la Coral y la orquesta titular, bajo la dirección de José Vicente Campello, comenzó la interpretación en concierto de la zarzuela 'Gigantes y cabezudos', que contó con la colaboración de un cuadro de baile del Centro Aragonés, dos estupendas parejas.

Los principales papeles, la soprano María Cayuelas, el tenor Francisco Maciá, Pepita Corbí, Guillermina Manrique, José Jaén, y la presentación del acto a cargo de José Luis Maestre.

Lo que se dice una estupenda realización, que el público aplaudió con mucha fuerza, y como no podía ser menos, finalizó con la interpretación de 'Aromas ilicitanos'.