Pisos en San Antón desde 22.000 euros

El centro social de San Antón, instalado desde 2012 en el Hort del Cabolo, acogió ayer la primera de las reuniones de la empresa municipal Pimesa con los vecinos del barrio para informar de primera mano sobre las condiciones y tarifas de entrada a cada una de las 74 viviendas del primer bloque de la reconstrucción del barrio. Los pisos oscilarán entre los 48 y los 60 metros cuadrados y tendrán precios que oscilarán entre 22.000 y 36.000 euros, dependiendo de su superficie y ubicación.

«En cada uno de los casos será un requisito indispensable entregar la antigua vivienda», explicó el gerente de Pimesa, Antonio Martínez Gómez, quien aseguró que después de las reuniones de forma generalizada con los vecinos de los cuatro bloques de la primera fase de reconstrucción del barrio, los técnicos de la entidad municipal mantendrán encuentros personalizados con cada propietario para analizar su situación y sus posibilidades.

Conscientes de que una parte importante de los vecinos no podrá asumir el pago de las cuantías estipuladas para adquirir nuevas viviendas, desde Pimesa se ofertará la opción de alquiler con opción a compra. No obstante, las características y opciones de cada vecino las determinará la propia entidad después de estudiar cada caso, aunque, según explicó Martínez, «los criterios están todavía por decidir».

«Hay muchos vecinos que optarán por vender el piso actual y desentenderse», explicó Martínez sobre propietarios que no tienen interés en adquirir las nuevas viviendas por diversas cuestiones.

Por otro lado, también se dio a conocer el precio de las 51 plazas de aparcamiento previstas en el primer bloque. Cada una tendrá un coste de 5.000 euros y tendrán prioridad los vecinos que decidan adquirir alguna de las 74 viviendas que están en construcción. Así con todo, explicó Martínez, «si alguna de las plazas se queda sin dueño, se ofertarán a la totalidad de los propietarios de la primera fase».

Posibilidad de venta

Las nuevas viviendas no tendrán ningún tipo de cláusula que impida la venta de las mismas una vez sean adquiridas por los nuevos propietarios. Según informó el edil de Infraestructuras, Vicente Granero, es «una posibilidad» que algunos de los vecinos contemplan, ya que algunos de los pisos que están deshabitados forman parte de herencias cuyos beneficiarios están a la espera de la reconstrucción del barrio.

Durante las primeras reuniones mantenidas ayer con los vecinos, a la salida de las mismas, se pudo comprobar la disparidad de opiniones. Así, Carmen Moreno, que fue en representación de su madre, calificó el encuentro de «indignante». Según exclamó a la salida del encuentro mantenido con Pimesa, su situación es la de muchos vecinos, ya que en el barrio «hay muchos ancianos que no pueden asumir el dinero que piden por las casas nuevas».

La vecina hizo referencia a su situación personal, ya que, según apuntó, su madre no podrá hacer frente a la adquisición de una nueva vivienda y en un futuro próximo se puede ver obligada a desalojar el inmueble que actualmente habita.

Varios vecinos presentes en la reunión explicaron que no les queda otra salida que acceder y asumir el esfuerzo para adquirir una nueva vivienda. Según explicó Moreno, «algunos no residen ya en el barrio y la opción de pagar por uno de los nuevos inmuebles es la más aceptable para posteriormente vender o alquilar».

Por su parte, Granero, que estuvo personalmente en algunos de los encuentros , aseguró sobre la reconstrucción del barrio que «estamos cumpliendo y llevando a cabo una demanda histórica por los vecinos». Además, en las reuniones también estuvo presente el edil popular Daniel Rubio, originario del propio barrio, quien, pese a no regentar ninguna concejalía que esté implicada en el proceso actual, acudió para acompañar a Granero y Martínez.