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Gaspar Macià
Lunes, 10 de agosto 2015, 00:31
Tras la Entrada protagonizada por el bando de la cruz encabezado por el espectacular boato de la comparsa capitana, Templarios, Moros y Cristianos vivieron ayer su segunda jornada completa dentro de las fiestas patronales.
Diana libre.
A partir de las 9.00, a cargo de Moros y Cristianos, por diversos recorridos.
'Heliké durmiente'.
Yincana infantil a cargo de Pobladores a partir de las 12.00 en la Rotonda del Parque Municipal.
Concurso de arroz con costra.
A mediodía, en el Paseo de la Estación, a cargo de las comisiones de la Gestora de Festejos Populares. Se preparará una paella para 3.000 personas y un arroz con costra gigante de 2.500 raciones.
Prova de l'Àngel.
A las 18.00, en la Basílica de Santa María, último ensayo del Misteri antes de las representaciones.
Entrada Mora.
A las 20.30, desde Reina Victoria hasta Puente Ortices.
'Heliké'.
A las 22.30, representación de Pobladores en la Rotonda del Parque Municipal
Cantantes de 'La Voz'.
A las 23.00, en el Hort de Baix, con actuaciones de participantes en este concurso. También hay fiesta en la Barraca Municipal y las cábilas y cuartelillos de Moros y Cristianos.
Mascletà nocturna.
A medianoche en la plaza Primero de Mayo.
Una jornada que arrancó temprano, a las nueve, con las dianas de carácter libre que llevaron a cabo desde cábilas y cuartelillos las distintas comparsas, animando las calles y plazas por las que discurrieron los pasacalles.
Ya por la tarde, una cita que tiene mayor realce cada año, el Desfile Infantil, en el que los festeros más jóvenes cobran protagonismo. Con este acto, que discurre entre Alfonso XII y la plaza del Congreso Eucarístico, la Asociación Festera de Moros y Cristianos cuida y potencia su cantera, mientras los jovencitos comparsistas van adquiriendo soltura en el difícil arte de desfilar.
El paso de la infantil comitiva fue seguida por numeroso público, que animó con sus aplausos a los participantes, mientras estos ponían su mejor empeño en emular a los festeros mayores.
Poco después, a partir de las nueve, los 'mayores' tomaron el relevo con el estruendoso Alardo, en el que los disparos de los arcabuces retumbaron desde el final de la avenida Vicente Blasco Ibáñez hasta el Palacio de Altamira.
El pasado viernes los festeros participantes en este acto recogieron junto al Martínez Valero los arcabuces facilitados por la empresa que los alquila, junto con la correspondiente guía reglamentaria del arma. Aquellos que tienen un trabuco en propiedad deben pasar previamente la revisión en la Guardia Civil para poder usarlo.
Junto con el arma cada festero recibió un kilo de pólvora, que es la cantidad máxima estipulada en este tipo de celebración. La normativa establece asimismo que solo se puede llevar mil gramos de materia explosiva por vehículo. Se repartieron en total 76 kilos, que ayer se convirtieron en fuego, trueno y humo en el Alardo, simulando una batalla de arcabucería.
A su término, tuvo lugar a las 23.00 la escenificación de las Embajadas Mora y Cristiana, con los parlamentos, la lucha entre ambos bandos y la entrega de la ciudad al rey Jaume I junto al Palacio de Altamira. Se trata de una representación que la asociación festera ilicitana ha convertido en uno de sus actos más distintivos.
El programa seguirá hoy, a las 20.30, con el segundo gran desfile festero, la Entrada Mora, que estará protagonizada por primera vez por la comparsa Moros Tuareg y su capitán Diego Maciá.
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