Gaspar Macià
Domingo, 29 de noviembre 2015, 01:03
Antonio Vicente García Díez es, con sus 28 años recién cumplidos, el concejal más joven de la corporación, además de primer teniente de alcalde y responsable de las áreas de Palmeral, Medio Ambiente y Rural, Parques y Jardines, y Eficiencia Energética. Pero sobre todo el principal foco de atención de este licenciado en Ciencias Políticas y edil por Compromís en estos primeros meses de gobierno tiene nombre de insecto: picudo rojo. En el décimo quinto aniversario de la proclamación del Palmeral ilicitano como Patrimonio de la Humanidad lanza un mensaje realista: «No vamos a erradicar la plaga pero sí a controlarla».
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-¿Cuál es el estado del Palmeral?
-Haciendo un poco de perspectiva creo que el Palmeral está en un limbo. Tradicionalmente ha estado ligado a un uso agrícola, a una red hidráulica, y ese uso hace décadas que se acabó. Ahora lo vemos como un símbolo, un patrimonio y un reclamo turístico de la ciudad, pero no sabemos cómo gestionarlo. Como consecuencia de ello, está cada vez más abandonado y encima, atacado por las plagas del picudo y la paysandisia. Todo el mundo reconoce su valor, pero no sabemos qué uso darle, y necesitamos sentarnos todos, gobierno y agentes, incluidos los políticos, y ver qué vamos a hacer con el Palmeral.
-¿Y qué se puede hacer?
-Para empezar, tenemos que hacer tres cosas. Desarrollar un plan de gestión del Palmeral, que no existe. Hemos puesto una primera piedra de ese camino, que es el plan contra el picudo. En segundo lugar, hay que revisar la ley, que es del 1986, para actualizarla, ya que cuando se aprobó ni éramos patrimonio ni había estas plagas. Y tercero, también hay que revisar el plan especial de protección.
-Pero lo más urgente es la lucha contra el picudo rojo, ¿no?
-En efecto. Podemos vivir unos años más sin poner en valor el atractivo turístico del Palmeral, pero no dándole la espalda a una plaga tan letal. Por eso hemos empezado por ahí el plan de gestión, porque es lo más urgente. Pero al mismo tiempo esa lucha contra el picudo tiene que ver con la ley y con el plan especial, es un todo. Estamos luchando contra una plaga cuyo efecto es exponencial y cada vez va a más.
-¿Considera que se podía haber controlado antes con otras políticas de actuación?
-Creo que en estos cuatro últimos años no se ha actuado con la contundencia que hubiera sido necesario. En 2005 se declara la existencia de la plaga pero hasta 2009 no se detecta una palmera con picudo en el Palmeral histórico y hasta el año siguiente no se tala ninguna, en concreto tres. En 2011 fueron 80, otras 47 el siguiente, 193 en 2013 y 425 en 2014. Este año seguramente superaremos las 800. Es un problema urgente y vamos contrarreloj. Yo creo que en esos cuatro últimos años lo que ha pasado es que no había un verdadero interés por solucionar el problema, porque desde conselleria sí que llegaban dos millones al año para combatir el picudo...
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-¿Y en qué se utilizaban?
-El Ayuntamiento, con una actitud con una actitud pasiva, dedicaba ese dinero a triturar palmeras y no planteaba alternativas. En nuestra primera reunión con el secretario de Agricultura nos dijo: 'Vosotros tenéis que liderar esto'. Dijimos que perfecto, porque teníamos las ideas muy claras. Triturar tiene que ser lo último, sobre todo porque no es barato. Prácticamente cuesta igual triturar una palmera que tratarla. Entonces dijimos que una parte de esos dos millones teníamos que dedicarlos a la vigilancia, detección y tratamiento de la plaga. Desde hace dos meses estamos haciendo una prospección por todo el Palmeral histórico, para detectar todas las palmeras con picudo y se apuntan los datos en una ficha: si es picudo o paysandisia, en qué parte se localiza y la ubicación del ejemplar. Con esos datos vamos confeccionando un mapa al detalle de la localización de los ejemplares afectados.
-¿Qué tratamientos se están aplicando y con qué resultados?
-Tenemos varios productos químicos y biológicos, los que nos autoriza conselleria. La diferencia con el gobierno del PP no está en los productos, sino la cantidad. El año pasado se recuperaron diez palmeras con emamectina, pero nosotros queremos que sean al menos cien las que recuperemos. Otro producto que usamos, Imidadoprid, solo tiene efecto durante un mes y únicamente se puede usar dos veces al año. Lo que hacemos es establecer un calendario con los productos para aplicarlos todo el año. También aplicamos los hongos de 'Beauveria bassiana', que hay unas épocas al año en que se muere. Estamos aplicándolo en un huerto pequeño, pero hay que extenderlo al resto del Palmeral. Es efectivo, pero está en fase de investigación. Como nos hemos puesto esa meta de salvar el Palmeral histórico, vemos que es abordable y viable, aunque los productos resulten caros y tengas limitaciones de uso.
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-¿Y hay apoyo a la investigación?
-A nosotros nos han dicho que para la UE la lucha contra el picudo se ha terminado. Tiene su explicación: quedan palmerales en poco sitio y no tienen valor económico, sino ornamental. Eso nos perjudica porque o son la Generalitat o el Gobierno español los que investigan o estamos más solos que la una. La conselleria nos ha dicho que sí se va a implicar, con líneas de trabajo a través del IVIA. Nosotros aquí también tenemos que ver si implicamos más a la UMH, cómo concretamos la relación con la Asociación Estación Phoenix...
-¿Será posible que todas esas líneas de actuación confluyan a corto plazo y permitan detener el avance de la plaga?
-Podremos controlarla, pero nunca vamos a lograr eliminarla. El objetivo ahora es frenar el avance del picudo... y de la paysandisia. El Ayuntamiento tiene conocimiento de esta última plaga desde el 2013 y en principio no era tan dañina, pero la prospección que estamos haciendo nos está dando un panorama más preocupante. Hasta ahora, la paysandisia está presente en el 30% de los ejemplares afectados por plagas en el Palmeral histórico. La parte positiva es que estos insectos son caníbales y se comen entre ellos, y que cuando se localiza una palmera afectada es más salvable, porque el daño está más localizado.
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-Todo esto dibuja un panorama bastante sombrío.
-Creo que en cuestión de unos años sí que habrá resultados y se podrá controlar el picudo. Lo que garantizamos es que pondremos todos los recursos a nuestro alcance para conseguir ese objetivo. Las estrategias que estamos siguiendo son parecidas a las que han aplicado en otros lugares donde se ha logrado detenerlo e incluso erradicarlo. Lo ideal sería que la investigación avanzara. La lucha biológica también es esperanzadora y se ve una luz al final del túnel. Pero estamos luchando contra una plaga exponencial y tenemos los recursos que tenemos.
-La lucha contra el picudo se centra en el Palmeral histórico. ¿Qué va a pasar con el del campo? ¿Está condenado a desaparecer?
-Es todo un reto. Queremos que haya una implicación de los propietarios en el cuidado de sus palmeras, aunque el tratamiento es caro. Hay quienes pueden hacer frente a esos gastos y otros que no, y para esos casos debe haber ayudas, como el cheque verde. El Camp d'Elx tiene más palmeras, por lo que tiene más colchón para aguantar el empuje de la plaga. En cambio, si dejamos de actuar en el Palmeral histórico, en poco tiempo nos quedaríamos sin este patrimonio. Tenemos unos 150.000 ejemplares en el entorno urbano y periurbano, mientras que en el Camp d'Elx no tenemos un censo fiable. Se hablaba de 250.000 o más, pero no lo sabemos con certeza.
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-¿Qué cifras tiene de talas en el campo respecto a la ciudad?
-Desde 1 de enero hasta septiembre de este año, en el campo son 33.007 ejemplares destruidos, aunque 29.821 son plantas de viveros, y 643 en el casco urbano, de las que la mitad son hijuelos.
-¿Se mantiene el ritmo de repoblación de ejemplares?
-Sí, pero el problema no es ese. Ese era el argumento que utilizaba el anterior gobierno del PP, pero es una falacia. El Palmeral seguirá teniendo el mismo número de ejemplares, pero ¿vamos a sustituir las altas palmeras del Parque Municipal por otras de un metro de altura. Repoblar no es el problema sino la altura y la edad de los ejemplares, que es lo que conforma el paisaje. No tenemos ejemplares de altura intermedia para trasplantar.
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-¿Qué otras medidas se pueden aplicar recuperar los huertos?
-Tenemos el proyecto de ampliar los huertos urbanos, a partir de la experiencia de la Cuerna, en Altabix. Porque el picudo es el síntoma; la enfermedad es el abandono de la actividad que hizo crecer el Palmeral, la agricultura. Los huertos urbanos recuperan ese uso tradicional, dan vida y nutrientes a las palmeras y los vecinos lo autogestionan y con su presencia es más fácil detectar el picudo. Tenemos esos huertos ahí y hay mucha gente dispuesta. Estamos estudiando dónde se pueden hacer y los vecinos están dispuestos a asumirlo.
-¿Qué pasos se van a dar para modificar la Ley del Palmeral?
-Tenemos que verlo porque es cosa del Consell. El lunes se reúne el Patronato del Palmeral y vendrá su presidente, que es el conseller de Cultura. Será la primera vez desde 2006 que quien encabeza este órgano acuda a una reunión del mismo. Aunque solo se ha convocado una vez desde entonces, el año pasado, y porque lo instaron Les Corts a raíz de una propuesta de Compromís. Estableceremos las líneas básicas de la estrategia de lucha contra el picudo, sobre la modificación del Plan Especial y la actualización de la ley.
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