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Gaspar Macià
Domingo, 6 de diciembre 2015, 00:54
La escasez de mano de obra cualificada es un problema que periódicamente emerge en la industria del calzado, para pasar al poco tiempo a un segundo plano, más por la propia dinámica de un sector fluctuante en actividad y empleo, que porque se le encuentre una solución. Hoy sigue estando vigente el famoso cartel de los años 60 y 70 del pasado siglo de 'Hacen falta aparadoras', pero además, también se necesita personal formado en otras labores, cada vez más técnicas y especializadas, y muchos empresarios no lo encuentra.
La patronal autonómica Avecal expuso semanas atrás esta cuestión al alcalde, Carlos González, hace unas semanas. La primera autoridad local se comprometió a prestar el apoyo municipal en este tema, fundamental para el primer sector económico de la ciudad. En asamblea celebrada el pasado miércoles, en la que fue elegida nueva presidenta ejecutiva Marián Cano, hasta ahora secretaria general, se volvió a hablar de la formación como uno de los asuntos prioritarios.
Pero ¿qué tipo de formación demandas las empresas de calzado en estos momentos? «Lo que precisa el sector ahora es una preparación eminentemente práctica. Esta es una actividad manufacturera y hay puestos de trabajo que solo se aprenden practicando», apunta Marián Cano. La patronal quiere colaborar para «crear un cantera» de futuros trabajadores del sector, «y que no lo asuman solo los empresarios».
Asegura la presidenta de Avecal que «falta continuidad» en el relevo generacional en puestos claves del proceso productivo. «Un buen profesional necesita tiempo para hacerse». En la última gran crisis del sector , a mediados de la pasada década, «mucha gente del calzado se fue a otros sectores y se rompió la cadena». Añade Cano que profesionales cualificados «se van a ir jubilando a medio plazo y los empresarios quieren tener claro el relevo». Para ello buscan «trabajadores que cuando se incorporen lleguen ya con la formación correspondiente».
La formación de trabajadores en las empresas del calzado ha sido asumida históricamente por los empresarios. Era habitual ir aprendiendo distintas tareas, a tenor de las necesidades de producción, de la mano de un compañero. «Ahora la legislación no contempla la figura del aprendiz, pero el proceso sigue siendo el mismo y la formación corre a cargo de quien contrata», apunta Cano. Con el añadido de que «nuestro sector se caracteriza por que el producto que hace es cada vez de mayor calidad y el nivel de exigencia de la formación es mayor».
El proceso es el mismo en el caso de nuevos empleados que proceden de ciclos formativos de FP o de escuelas, ya que aunque se incorporen con unos conocimientos básicos, la adaptación al trabajo específico de la empresa se tiene que hacer igual, según apuntan fuentes del sector.
Apoyo a la formación reglada
Respecto a la formación reglada, Marián Cano señala que Avecal apoyó la reactivación del módulo de Calzado en el IES Sixto Marco, «pero los alumnos tiene muy pocas prácticas y mucha teórica, por lo que cuando acaban necesitan más formación, que la tiene que hacer la empresa». El proyecto de implantación en el centro de la FP Dual, en los grados medio y superior, con mayor carga práctica en empresas, no resuelve la cuestión, según añade.
La patronal de componentes para el calzado, AEC, ha firmado un convenio con el instituto ilicitano para impulsar este sistema formativo y colaborar con el centro para «detectar las necesidades formativas en base a las demandas laborales y productivas de las empresas», según apunta su director general , Álvaro Sánchez. Esta patronal respalda que el centro se convierta en referente estatal en formación profesional en el calzado.
Pero desde Avecal se insiste en que la formación reglada, aun siendo necesaria, no es suficiente para cubrir toda la demanda de mano de obra cualificada que tienen las empresas del sector. La patronal zapatera intenta impulsar la vía de los certificados de cualificación profesional, «que permite la formación de trabajadores especializadas en los puestos de trabajo», apunta Marián Cano. Para ello, se ha planteado a la Administración que determinadas empresas en activo que reúnan los requisitos que se establezcan, puedan formar a los trabajadores mediante un programa eminentemente práctico.
«Sería una formación muy orientada a los oficios específicos del calzado», añade Cano. Una vez finalizado este período formativo, el alumno-trabajador recibiría su certificado. «No es la FP, pero son títulos que acreditan la cualificación profesional de los trabajadores. Muchos profesionales con años y años de trabajo no disponen de ninguna titulación que acredite sus conocimientos», añade.
Pero en estos momentos, calzado y confección están juntos en la misma categoría de certificaciones, «y necesitamos que fuera una formación específica de nuestro sector. El textil piensa igual». Por ese motivo, están trabajando con el Instituto Nacional de Cualificaciones (Incual) para que se separen ambas actividades.
La presidenta de Avecal insiste en que «lo que las empresas del sector demandan es una formación eminentemente práctica, que no tiene por qué pasar siempre por la FP». Por este motivo, la mayor parte del personal de nueva incorporación a las fábricas se forman en la propia empresa, o bien son 'fichajes' de profesionales ya cualificados procedentes de otras firmas. Con la excepción de los trabajadores situados fuera de la cadena de producción (marketing, diseño, comercial, etc.), que suele ser personal con títulos universitarios u otros estudios.
Álvaro Sánchez, director general de AEC, señala que «hay una carencia importante de formación» en el calzado. Un aprendizaje profesional que, a su juicio, «no debe limitarse a aprender a cortar o a aparar, sino a tener conocimientos sobre materiales y su transformación, aplicaciones informáticas, investigación de tendencias, idiomas... Es un tema muy complejo».
A este respecto, Sánchez recuerda que la formación está presente en la Comisión Paritaria del Calzado, «en la que patronal y sindicatos debaten las necesidades formativas del sector y se reflejan en unos planes anuales». También se analizan los cambios normativos y «se ponen en marcha iniciativas» para fomentar las acciones formativas, teniendo en cuenta además las propuestas de los centros, que son los que imparten estas materias.
A juicio de Sánchez, «debería existir una comisión mixta que definiese las acciones formativas en base a las necesidades reales del sector». Un papel que debe desempeñar, añade, la comisión paritaria sectorial, «pero cada día lamentablemente tiene menos protagonismo».
En consonancia con Avecal, el responsable de AEC también sostiene que «la formación es algo que tienen que asumir las empresas porque formar a sus trabajadores es la mejor inversión que pueden hacer».
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