Hace unos días, aniversario del reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad del Palmeral ilicitano se publicaron ciertos escritos que, por sus yerros, intento aclarar. Cuando el Excmo. Sr. D. Benedicto Martínez Angulo, verdadero artífice a quien se debe el honor de tal consecución, aunque no se le haya reconocido como se merece, gestionó por decisión propia la posibilidad de que la Unesco concediera ambos Patrimonios a Elche, aquí no se tenía noticias, ni se había movido nadie, en este sentido. Por desgracia la «implicación de toda la Ciudad con su Ayuntamiento al frente» no existió. Él consiguió que D. Federico Mayor Zaragoza, tras un largo recorrido epistolar de ida y vuelta, desde 1989, le informara la manera de posibilitar que las dos solicitudes que hacía, Misteri y Palmeral, pudieran alcanzar el fin propuesto.

Publicidad

El 7 de abril de 1998 se dirigió al 'Honorable Sr. President de la Generalitat...' y ante el silencio por parte de dicha Presidencia, volvió a insistir el 1 de junio de 1999, donde le decía: «...sé que siendo dos valores que no pueden catalogarse con el mismo precepto, se deben gestionar por separado...» y termina pidiendo y recomendando: &ldquoPor ello, pido a la Comunidad Valenciana que se lleve esta solicitud ante el Consejo del Patrimonio Histórico, presentándolo como unidad independiente...&rdquo Condición 'sine qua non' para solicitarlo.

Ya cuando la celebración del aniversario del hallazgo de nuestra Dama, me vi en la obligación de salir en los medios de información a clarificar el error que de nuevo se cometía, pues no está bien que los ciudadanos reciban información inadecuada de nuestro acervo Histórico-Cultural.

Una vez más, y para 'desfacer entuertos', como diría el Quijote, intento puntualizar, sirviéndome para ello, de un artículo que el 25 de septiembre de 1926 publicaba en el semanario 'Levante' en su número 24, bajo el título de cabecera, escrito por el ilustre ilicitano Pedro Ibarra que, fiel a su intachable trayectoria, alzó la voz, a través de su docta pluma, defendiendo la verdad del patrimonio de su amado Elig, como él lo llamaba en auténtico valenciano.

Denuncia el tratamiento que el corresponsal del diario londinense 'The Times' aplica en el artículo que publicó el mes anterior diciendo: «Los árabes construyeron una presa en el río Vinalapó (este era su nombre entonces) a una legua de Elche, de donde parte toda la vida para la arboleda, y ellos fueron los que trajeron la palmera de Berbería...». Sigue D. Pedro más adelante «...los corresponsales que vienen a conocernos, de escribir sus crónicas del viaje... no pocos, la mayoría, es algún cargamaletas el que los acompaña, y la sed del avariento turista queda satisfecha con la charla del cicerone incipiente para quien los moros hubieron de ser nuestros civilizadores, y de ellos para atrás el caos... Con este bagaje ya puede cualquier chicuelo cerril ciceronear, sin que su ignorancia infantil pueda decirles que, cuando entraron los moros en España, 711, según noticia legendaria transmitida de generación en generación de cronógrafos e historiadores, desde que el insoportable Arzobispo Jiménez de Rada se forjó la leyenda de la invasión musulmana, aquí existían ya las palmeras, el riego artificial, un primer pantano, pues que el actual es el tercero; y, remontando un poco en la Alcudia, asiento de la esplendorosa Ciudad inmune Illici... Los árabes no trajeron las palmeras: las trajeron los fenicios... De haberse detenido un momento el activo corresponsal en interpretar el nombre de Foenix datilífera... El gran Linneo la llamó así, Foenix, de Fenicia, para diferenciarla de la que se produce en Berbería...».

Publicidad

Sólo el afán de servir a mi Ciudad, la Historia y la Cultura, me han impulsado a esclarecer el tema. No me importan colores, ni tendencias, cualesquiera ciudadanos honrados han de tenerlo

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad